(Prohibido leerlo en vacaciones)
¿De qué se puede hablar en las universidades? “Todo depende”, fue la respuesta que dieron los rectores de Pennsylvania, Harvard y MIT citados por los Republicanos en torno a cierto antisemitismo desatado en los campus gringos.
Por supuesto que aquella respuesta no era la que los congresistas citantes querían oír, encerrando a los rectores en el escolástico Sí o No que azota las pruebas PISAS, SABER y otras hierbas.[i]
Ello condujo a que Harvard tuviera que salir a “salvar” a su rectora, mientras al tiempo Pennsylvania despedía la suya y todavía no se sabe la suerte de MIT.[ii]/[iii]/[iv]
Este rifirrafe confirmó el radicalismo cavernario del Partido Republicano. Pero también que el libre examen o libre cátedra, no tienen defensores en la academia superior (esculcando de los rectores para abajo).
Problema que también puede extenderse a universidades de otros países, Colombia incluido.
Se trata de quienes dudan acerca de si, al tenor del libre examen, la universidad puede abrirse a discusiones de carácter religioso (como el semitismo o el catolicismo) o politiquero (como el trumpismo o el uribismo).
Yendo por partes, si esas discusiones se atienen a los impactos cívico – políticos de las religiones, no a sus inocuos supuestos creyentes, la universidad tendría mucho qué hacer.
Y si se tratara de explicar los fundamentos histórico-jurídicos del partidismo politiquero, tampoco habría dudas graves sobre el gran papel de la academia superior en este asunto.
Mucho más cuando pululan cierto tipo de teocracias (al estilo Rusia, Irán, Turquía)[v], o cierto tipo de autoritarismos populistas (al estilo Hungría, Nicaragua, Venezuela) oscureciendo el panorama global.
Y peor cuando se mezclan ambas pócimas, como estaría ocurriendo en Estados Unidos con el trumpismo, en Israel con el radicalismo sionista o en Colombia con la culebra uribista (o en todos los anteriores países).[vi]
Pero si, como suele serles propio, los fanáticos (religiosos o fascistas) evaden discutir los impactos políticos y sociales de sus creencias escondiéndose en sus devociones, alucinaciones o cultos esotéricos, en estas circunstancias la academia no tendría papel alguno por cumplir.[vii]
La estratagema fanática tiende a evadir las responsabilidades cívicas políticas de las religiones en el seno de las sociedades, diciendo que “elevan” el debate defendiéndose con libros “santos”.[viii]
Así las cosas, la universidad tendría mucho qué proponer sobre el carácter histórico-cívico- político del conflicto entre Israel y Palestina, sin entrar un milímetro a discutir de “semitismo” o “sionismo”, simplemente porque no hay herramientas para hacerlo.
La universidad también tiene mucho que aportar al carácter histórico-militar del conflicto entre Rusia y Ucrania, como efecto de heridas no sanadas por los acuerdos de las potencias una vez terminada las primera y segunda guerras del siglo XX.
Pero si, como lo ha querido hacer Putin (acaballado en la Iglesia Ortodoxa Rusa), el problema de Ucrania es el presunto “nazismo” que se habría comprometido a destruir la Rusia de Catalina la Grande, la academia no tendría qué hacer en ese fanático terreno.
En síntesis, la academia sí debe y puede asumir las responsabilidades que le competen cuando aplique la libertad de cátedra o el libre examen científico político sin caer en alguna ciénaga ideológico-fanática.[ix]
Las religiones y otros fanatismos lo son precisamente porque no pueden abocar discusiones racionales. Si un fanático entrara a discutir, en ese mismo momento dejaría de creer.
[i] https://www.nytimes.com/2023/12/09/us/university-of-pennsylvania-president-resigns.html
https://www.nytimes.com/2023/12/11/us/harvard-board-claudine-gay-antisemitism.html
[ii] https://www.nytimes.com/2023/12/14/us/college-campus-free-speech-antisemitism.html
[iii] Información de diciembre 19 sugiere que el Departamento de Educación (USA) se encuentra investigando otras seis instituciones educativas por presunto antisemitismo. https://www.nytimes.com/2023/12/18/nyregion/cooper-union-pro-palestinian-protest.html
[iv] Estos hechos por sí mismos confirman algunas de las hipótesis del blog.
[v] Weber, M. (1997). “Sociología de la Religión” en Economía y sociedad (1997). Bogotá: FCE, pg. 347 y ss.
[vi] https://www.nytimes.com/2023/06/13/opinion/trump-indictment-presidency.html
https://www.nytimes.com/2023/11/28/opinion/israel-palestinians-war-iran.html
https://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/los-creyentes-estupido Diciembre 8 2023.
[vii] La cereza (dañada) del postre sería la carta-balance 2023 suscrita por la rectora de la Universidad de los Andes, cuyo contenido apenas si le dedica una o dos líneas al compromiso universitario con el resto del planeta. https://mail.google.com/mail/u/0/?pli=1#label/Acad%C3%A9micos/FMfcgzGwJJWwbZgJhfCdDpGDSwnKXKFB diciembre 15 2023.
[viii] Weber, Cit., pp. 410 y 461, entre otras.
[ix] Ciorán, E. (1972). “Genealogía del fanatismo” en: Breviario de Podredumbre. Barcelona: Taurus, Páginas 27-30.
Bernardo Congote
Bernardo Congote estudia política y economía. Es miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad (Argentina) (www.federalismoylibertad.org), Investigador Junior (Minciencias), Subdirector del Grupo Servipúblicos (Colciencias B), Profesor universitario y autor del libro La Iglesia agazapada en la violencia política (www.amazon.com).