Bernardo Congote

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A los hijos de Uribe: ¿Criticarlos o Arroparlos?

Estos días han resultado llenos de (antiguas) novedades. El domingo 23 de agosto la página editorial de El Tiempo sirvió como tribuna de una diatriba de los hijos de Álvaro Uribe contra algunas instituciones y organizaciones del Estado colombiano.[i]

Días atrás, la señora esposa del citado, habría marcado compás con otra diatriba que limpió la cancha para la de sus hijos.

“Los jueces han permitido que sea (sic) el entorno y los intereses políticos los que dicten sentencia”. [ii]

Estas manifestaciones pretenderían mezclar los legítimos sentimientos de afecto que nos debemos entre las familias, con la posibilidad de que las que hacen política, puedan dictar cátedra sobre lo que es correcto o no en los asuntos del Estado.

Estaríamos corriendo el riesgo de que, en Democracia, se aceptaran válidas las viejas prácticas de la Roma cesarista o de las cortesanías renacentistas que diseñaron el destino de los ciudadanos desde las alcobas de sus hombres públicos.

Alguna distancia convendría establecer entre las prácticas democráticas del sistema del Gobierno del Pueblo para el Pueblo, por ejemplo, con las de Luis XIV, cuyo emblema fuera: El Estado soy Yo.

Buscando que se haga justicia con el padre, a la sazón preso con base en centenares de pruebas, testimonios, encarcelados y varios difuntos, su familia cuestionaría el Poder Judicial con la falacia de que, falible como humano, cuando el juez falla, yerra (sobre todo si se trata de Uribe).

“Ellos no tienen idea de que la política busca afrontar y resolver problemas reales (no ficticios) … Por ello lo único que pueden hacer es conjurarse contra amenazas imaginarias que se enganchan con los peores prejuicios de sus copartidarios mezclándolas con teorías conspirativas… (que en Colombia ¡ellos mismos han diseñado!).”[iii]

Esas diatribas no las escuchamos cuando, producto de su particular judicialización de la política, el hoy preso asfixió los estrados judicializando a sus opositores (¡Lo voy a demandar!), politizando sus delicados delitos (¡Que publiquen el expediente!), o amenazando con el “¡Te rompo la cara marica!”.

¿O sea que cuando fallaron a favor (o dilataron procesos) los jueces falibles habrían acertado?

Tampoco leímos alguna protesta cuando ocupando la Casa de Nariño – con sus hijos viviendo adentro-, el padre convirtió sus salones en recintos donde se pasearon a hurtadillas todo tipo de delincuentes o en los que se fraguó la compra de votos que garantizaría una tercera elección del “presidente eterno”.

Es posible que los hijos del citado resulten víctimas por haber recibido apenas un relato parcial de la vida política del padre. Sobre todo porque eran menores de edad cuando por los 90s comenzó a cocinar varios de sus problemas judiciales.

Sin ir muy lejos, otra acción judicial que le llevará a estrados los próximos días – la masacre de Ituango y el asesinato de Jesús María Valle -, comprometería al por entonces Gobernador de Antioquia en acciones presuntamente dolosas ocurridas por los años 1996-1998.[iv] (¿Protestarán los jóvenes otra vez en septiembre?)

De pronto en aquellos nefastos años, los menores de edad tal vez recibieron de su padre la idea de que la creación de las perversas Convivir era un ¡magno hecho político![v]. Y lo habrían aceptado sin duda teniendo en cuenta que el hijo mayor no tendría más de 17 años y que el menor era todavía más joven.[vi]

Dada la antigüedad de los hechos, no se pecaría de gravedad afirmando que los hermanos habrían vivido el comienzo de sus historias afectados por la inermidad propia de su minoría de edad.

Así las cosas los hijos del hoy ex Gobernador, ex Senador y ex Presidente podrían ser arropados por la moderna legislación que ampararía los momentos iniciales de su vida pública como afrontados en medio de una frágil condición de menores de edad.

¿Valdría entonces la pena pasar de la crítica rigurosa de sus diatribas, a comprenderlas como producto de la condición de indefensión que habría afectado sus años adolescentes con diversos y graves sucesos judiciales y políticos?

Congótica. El citado padre hoy preso, ha insistido en que “no ha cometido delitos sino errores”. ¿Cómo se lo habrá transmitido a sus hijos?

Congótica 2. Suele insistir en que no tuvo qué ver con el asesinato de Jesús María Valle porque, en esa fecha, se encontraba en el exterior (…). ¿Cómo se los habrá explicado a sus hijos?

Congótica 3. Las diatribas falaces contra el Estado colombiano, nos afectan a todos los colombianos que le elegimos con nuestros votos y sostenemos con nuestros impuestos.

Congótica 4. Reducido a ciudadano juzgable por la Fiscalía, el citado, parafraseando dictamen de la Procuraduría, quedaría reducido a un delincuente común y corriente.

[i] “Preso político”. Diario El Tiempo/Opinión. Agosto 23 2020, Página 1.16

[ii] “Comunicado a la opinión pública”. https://agenciapi.co/documento-clave/politica/comunicado-de-lina-maria-moreno-de-uribe-tras-la-detencion-del-senador (Sin fecha. El diario El Colombiano la reprodujo en agosto 9 2020).(Aclarando que aún no hay sentencia judicial alguna).

[iii] https://www.nytimes.com/2020/08/24/opinion/trump-qanon-convention.html

Krugman, P. ago. 24 2020. (Nota entre paréntesis del blog).

[iv] https://www.elespectador.com/noticias/judicial/cronologia-de-investigacion-contra-alvaro-uribe-por-masacres-de-ituango-y-caso-jesus-maria-valle/

25 agosto 2020

[v] http://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/revivir-las-convivir-matar

feb 3 2019

McFarland, M., (2018). Aquí no hubo muertos. Bogotá: Planeta, páginas 67 a 71, entre otras.

[vi] https://es.wikipedia.org/wiki/Tom%C3%A1s_Uribe

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