
De nuevo el gobierno colombiano ha estado asesinando y desapareciendo civiles. En las redes sociales, desde el 28 de abril de 2021, el día en que inició esta serie de protestas pacíficas, ha aumentado el número de videos grabados por la gente donde se ve el atropello policial contra toda índole de personas, incluyendo a representantes de Derechos Humanos. Incluso hay ataques violentos y asesinatos que han quedado registrados en la web. Aun así, la mayoría de los medios masivos nacionales calla al respecto, desinforma y miente.
Escribo poesía, ante todo, para hacer memoria, y creo que también un poema puede ser un grito. Un grito, al menos, que se oponga al silencio de la indiferencia, el peor de los silencios. Los siguientes poemas han sido escritos en diferentes momentos de mi vida, dentro de un libro inédito titulado, por ahora, «Fosa común». Los comparto con ustedes porque creo que, infortunadamente, la historia reciente de Colombia les da la razón.
1
Una fosa común es el cuerpo.
No tiene en los bordes unos pies asesinos
que dejan caer tierra sobre cuerpos calcinados.
No hay alguien a punto de recibir el bautismo de la gasolina,
la no identidad de los desaparecidos.
En este cuerpo,
mesa para todas las hambres,
carne para el mundo,
las manos se buscan
como las cabezas cercenadas,
dedos sin manos,
lenguas mordidas y sangrantes,
labios dolorosos,
se revuelven en la tierra,
fin, espasmo supremo, floración última.
Nadie queda fuera de esta fosa común
de mi cuerpo.
3
Escarban la tierra
con hambre humana las gallinas.
El abandono de la casa,
su silencio incinerado,
las palomas que emigraron al vacío,
la leña mordida por los hongos,
les han obligado a no pertenecer,
a ser salvajes.
Escarban bajo la lluvia,
se pavonean,
extraen de la tierra
lombrices,
plásticos,
basura.
Bailan sobre los cadáveres de la fosa.
4
Nos habita la muerte
nos roe
hierve en nuestro cuerpo
Una lombriz intestinal anida en nuestra boca
Otras serpentean esófago arriba
en busca de una luz que no existe
Qué frío no se siente
Qué oscuridad la que no sucede
La eternidad ha sido interrumpida
5
Sé jugar con la niebla.
Sé del agua que son mis manos
cuando acaricio el pasto,
sus hojas pequeñas
cuando por ellas suben
huéspedes diminutos,
iridiscentes mariquitas,
mariposas que se despintan.
No sé jugar con la candela.
Cuando ella nació
ya el humo corría,
quemaba el maíz,
el pasto, los insectos.
La casa.
6
Quedó bella la fotografía de la carbonera:
la pirámide de tierra humea
en medio del paisaje
Hay orgullo en los ojos de quien sacó la instantánea,
sus manos no tiemblan,
sonríe
porque ignora que su máquina no capturó
al hombre despedazado, revuelto
entre la leña de cafetos
9
Este no es mi país
Es la humedad
la lluvia indeseable
los musgos apenados
las raíces del cielo
Mis ojos son frutas podridas
cáscaras pestilentes de café
caña vomitada
bajo la tierra
Los gatos me lloraron
antes del olvido de todo
Este no es mi país
es la fosa común
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Colombia: “La Policía dispara con armas de fuego” https://t.co/WEQu8nhWfj #Radio #Aregentina #Luján #SOSColombia
— Albeiro M. Guiral (@amguiral) May 5, 2021