Relaciona2

Publicado el

A veces llegan cartas…

Foto de Camilo Parada

Estimada periodista: 

Cordial saludo. He leído atentamente sus blogs con especial atención el último año. Mi hija María Fernanda me los envía. En ocasiones se sienta a mi lado y me los lee junto a mi esposa en voz alta.  

Se preguntará usted por qué le escribe un desconocido. Mi nombre es Jorge Luis, tengo 72 años, desde hace un tiempo estoy sufriendo de varias enfermedades, entre ellas una insuficiencia renal que me tiene en diálisis y a la espera de un trasplante de riñón. Las posibilidades se ven cada vez más lejanas. Mis médicos, que han sido estupendos profesionales y mejores personas, me han explicado que por varias complicaciones ya no seré apto para un trasplante. 

Hace un tiempo leí un texto suyo donde conversaba con un joven mexicano que padecía de un cáncer y que él al verse ad portas de partir, le narraba las conclusiones o lecciones que había aprendido en la vida.  Quiero pedirle, con absoluto respeto, que lea las mías. Cuando lo leí percibí que ese muchacho se liberó haciendo ese ejercicio y yo deseo sentir lo mismo. 

Me siento muy cansado. Veo el cansancio también en mi esposa y mis hijos. Se que me aman y desean un milagro y que yo recupere mi salud pero, me siento muy cansado y se que Dios me llevará de su mano muy pronto.  Espero. 

Siempre esperé envejecer valiéndome por mi mismo, pero ya no es así.  Necesito ayuda en todo.  Estoy cansado.  Las enfermedades no son batallas que uno gana si lucha. Cuando me dicen eso me siento mal y siento molestia porque es como si me dijeran que no lucho o que no pongo de mi parte y eso no es así.  Esto no está en mis manos Andrea, como usted lo decía en un escrito. Dejé de luchar contra lo que no puedo cambiar.  Recuerdo mucho esta frase suya “Pasará lo que tenga que pasar”. Y sabe otra cosa, al pensar en eso me siento más liviano. 

Me embarga una tristeza infinita no poder ver crecer a mis nietos, ni ver qué será de la vida de ellos, dejar de jugar ajedrez con mi nieto Juan Camilo, dejar de tomar el sol en el balcón con mi esposa, yo leyendo la prensa y ella fumando su Marlboro diario.  En ocasiones me quedo mirándola y sé que para ella mi partida será un dolor muy grande. Desde hace 60 años estamos juntos. Nos conocimos a los 12 años y a los 21 le propuse matrimonio y fue la mejor decisión de mi vida. Éramos vecinos y amigos y desde esa época lo supe. Mi padre siempre me decía “Hijo cásate con alguien con quien puedas conversar de todo” y con 60 años y nunca nos ha faltado tema, aunque ella tiene su carácter y yo el mío. 

 Mis tres hijos son lo que más amo y siento que si de algo he de estar orgulloso es que junto con mi esposa hemos criado buenos seres humanos.  Nunca nos ha faltado nada.  Una anécdota: A mis hijos les consignaba siempre una mensualidad. Un día mi hijo mayor cuando cumplió 22 años, consiguió su primer empleo, recién graduado de economista, me dijo “papá, gracias, pero no necesito que me des más la mensualidad, tómala para ti”.  Me sentí tan feliz ese día, me di cuenta que crié hijos para enfrentar la vida, seres humanos agradecidos. Y así por decisión propia mis otras dos hijas hicieron lo mismo cuando se graduaron y consiguieron sus primeras oportunidades laborales.

Luego de esta anécdota con mi hijo Luis Jorge, mi esposa y yo nos fuimos a recorrer Europa. No hemos sido una familia de grandes lujos sino de gran estabilidad y este viaje representaba las vacaciones anheladas. Viajamos a España, Francia, Italia, Portugal, Inglaterra e Irlanda a visitar unos amigos que viven en Omagh y me di gusto comprando el mejor Whisky del mundo. Y llegué de regreso a Colombia y lo guarde para una ocasión especial y no lo he abierto. No porque no tuviera ocasiones especiales, claro que las tuve, el nacimiento de mis nietos, mi retiro, mis aniversarios, la navidad en familia pero, me quedé esperando el momento perfecto y no lo abrí.  Hasta de pronto, Dios mediante, mi médico me deja tomar un trago cuando vea publicado mi nombre en su blog. 

En estos últimos meses me sorprendió una llamada. Era Alicia, una señora que había trabajado en la empresa como aseadora y pasó por momentos muy difíciles y le di la mano. Esto se lo cuento como anécdota y enseñanza, no quiero presumir de ayudar a nadie, ni más faltaba.  Después de 22 años, hace 6 meses me llamó para hacerme una única pregunta: cómo estaba.  Me contó de sus hijos y volvió a agradecerme por el pasado.  La llamada no duró más de 5 minutos. Fue una llamada de agradecimiento.  

Mi hija menor Ana María lee mucho acerca de meditaciones y siempre me llega con un libro nuevo o una charla que vio en internet sobre dignidad al morir.  Un día me quebré, se que ante los hijos hay que ser fuertes, pero no pude, le dije que tenía miedo de dejarlos. Y me dijo entre lágrimas que yo había sido un buen padre y no tenía nada que temer, que debería comenzar a cerrar ciclos para no tener miedo.  

Hacer esta lista y escribirle a usted Andrea, hace parte de eso.

Llegan a mi cabeza cientos de recuerdos que quisiera contarle, pero tal vez en otra oportunidad si me lo permite. Disculpe si esto está en desorden pero aquí le escribo mis conclusiones, mi lista de lo que he aprendido acerca de la vida. 

  1. La educación, valores y buenos recuerdos es lo más importante que le puedes dejar a tus hijos. 
  2. La familia es igual que un matrimonio: en la salud y en la enfermedad.
  3. Haz el bien y no mires a quién. 
  4. Se agradecido con todos los buenos actos que tengan contigo.
  5. Si tu deseo es viajar, viaja. No dejes para mañana el viaje que puedas emprender hoy. 
  6. Se organizado con el dinero, la estabilidad es el mejor lujo.
  7. Disfruta cada etapa de la vida. Cada una trae su afán.  
  8. Las enfermedades no son batallas, simplemente son enfermedades.
  9. Observa con especial atención a tu familia y a quienes quieres, toma fotografías mentales de ellos constantemente. Es lo único que te llevarás. 
  10. Tómate ese trago de whiskey. Todos los días son especiales.

Si considera usted que esto que le escribe un desconocido aporta a su blog, no dude en publicarlo, estaré encantado de leer mi nombre en tan prestigioso diario. Puede que, al igual que usted, yo le aporte a otras personas. También se que mi hija estará feliz de verme en este blog que estoy cerrando ciclos y que los amo más que a nada y por eso trato de hacer este proceso de despedida lo más fácil posible para todos.   

Con agradecimiento, 

Jorge Luis

Respuesta: 

Estimado Jorge Luis,

Le agradezco con todo mi corazon que me haya escrito, ha sido un placer leerlo. Se nota que tiene usted una familia muy bonita. No puedo ni imaginar lo que está sintiendo en este momento al comenzar a despedirse.   Quisiera decirle tantas cosas, yo viví el momento de despedida de mi papá y mi mamá, fue un proceso muy duro pero, muy valioso y a pesar del dolor y la ausencia, me sentí afortunada de poder hacer ese proceso juntos como familia. 

Considero que en este momento si tiene el deseo de hacer algo, aún tiene tiempo y la oportunidad de hacerlo. La vida no se acaba, hasta que se acaba.  Aún hay tiempo.

Todas las veces que sea necesario siga quebrándose con su esposa y sus hijos y así todos se desahogan. Nadie tiene que hacerse el fuerte por otro. Así como seguramente han reído miles de veces juntos como familia, llorar juntos también es parte de la vida.  

Gracias por esas conclusiones tan profundas, ciertas y muy valiosas. Gracias por hacerme partícipe de ellas. Gracias por compartirlo con todas las personas que hoy leen este blog. Sabe, yo creo que todos deberíamos despedirnos todos los días. Todos tenemos un solo día, que es hoy. Nadie sabe lo que ocurrirá mañana.    

Le envío mucha luz a usted y a su familia. Espero que se tome hoy ese trago de whisky.  Aquí siempre estaré para leerlo. 

Un abrazo, 

Andrea

En Twitter: @andreavillate

En facebook / AndreaVillatePeriodista

En Instagram / AndreaVillateCielos 

Comentarios