Cuando salgo al parque con mi perrito Copito me encuentro con una niñera y una niña de aproximadamente 3 años. La niña siempre saluda a Copito y trata de consentirlo mientras juega alegremente, ya hasta le reconozco a distancia su voz y su risa. 

La niñera la lleva de la mano o la sube al columpio y ella no para de hablar, no se le entiende mucho pero narra todo lo que ve. En una ocasión hablaba durísimo señalando a una mariquita en el piso, sus ojitos y sus mejillas rojas iluminaban la mañana con alegría. A Copito le dice “peludito” a media lengua, y le toca una orejita y corre. Es hermoso verla cada mañana. 

Esa escena la veo todos los días entre semana.  Sin embargo ayer sábado me encontré a la misma niña, me sorprendió verla calladita montada en un columpio en silencio, su semblante no era alegre, pues siempre se está riendo o gritando o tratando de hablar algo. Esta vez quien la acompañaba era la mamá, quien la estaba meciendo con una mano y con la otra con el celular se escuchaba como si estuviera viendo videos. Ni la determinaba.

Me acerqué a saludarla y la niña miraba a la mamá y le decía !mamá mamá! le señalaba a copito y la mamá miró de reojo y siguió meciendo el columpio y mirando su celular. Qué escena más triste.  

Mientras que la niñera le habla, interactúa con ella y le comenta todo y está 100% pendiente de la niña, compartiendo los momentos, compartiendo que juntas vieron al perrito, la flor, una mariquita en el piso, cuando está con  la mamá, está en silencio, porque es como si jugara sola. La mamá está mirando el celular, perdiendo tiempo valioso con la niña.  

Los celulares tienen muchas cosas buenas, la comunicación, el poder hablar o escribirse con alguien a millones de kilómetros de distancia, mandar archivos, tomar fotos, videos, pedir domicilios, hacer transacciones, entre muchas cosas más, pero separan gente que está a milímetros de distancia. 

Esto no es algo aislado, veo gente en el parque que saca a su perrito y está con su celular en la mano y no ven si su perrito hizo sus necesidades o no.  Se pierden de ver el cielo, los árboles, por estar sumergidos en una minipantalla que no se va a ir a ningún lado, mientras que los hijos, los momentos, el instante del color del cielo, cambia… 

En algún momento todos caemos en esto, en darle importancia a la notificación, al mensaje que llegó, incluso a la noticia, que a lo que tenemos al frente o a lo que estamos haciendo. Organicemos nuestras prioridades.  La vida es muy corta. La vida es eso que pasa mientras miras tu celular.  

Andrea Villate

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