
Cada domingo les cuento a través de mis columnas algunas situaciones que ocurren en mi vida, unas buenas, otras no tanto, pero todas con una reflexión personal que intento hacer para que las cosas que me han ocurrido no me pasen desapercibidas, haciendo una especie de bitácora de mi viaje por la vida.
Considero que la vida no es meramente una serie de accidentes o coincidencias sin sentido, sino más bien un conjunto de acontecimientos que culminan con un plan, exquisito y sublime. Todo lo que nos ocurre tiene una razón de ser.
Al igual que hace un año que compartí en estas páginas unos retos personales que me propuse cumplir cada semana de diciembre, hoy les traigo nuevos retos y quiero hacerlos públicos, nuevamente, por si algunos de ustedes, quienes amablemente han leído y compartido mis columnas, quisieran unirse, haciéndolos a su manera.
Hace unos meses me encontré con Silvia Librada Flores, directora del proyecto Todos Contigo de la Fundación New Health, cada vez que viene a Colombia nos ponemos una cita para conversar. Siempre que nos reunimos salen conclusiones muy bonitas acerca de la vida, la muerte, el amor, la amistad, la ayuda mutua entre muchas otras cosas. Y en esta oportunidad no sería la excepción.
Caminábamos por la calle 100, caía una leve lluvia sobre nosotras, pero sin acelerar el paso como saboreando el momento, comenzamos a conversar acerca del proyecto de Ciudades Compasivas, que Silvia y su organización está desarrollando en el país y en muchos de Latinoamérica. En medio de la conversación de los avances, estadísticas, crecimiento, entre otros, terminamos hablando de nuestra vida, teníamos muchas cosas en común: ambas estamos llegando a los 40 años, habíamos perdido a nuestros padres, vivíamos solas y hablábamos precisamente de la soledad y de lo mucho que todos los seres humanos necesitamos a otros seres humanos. Nadie es una isla independiente, todos necesitamos ayuda en algún momento y ayudar es un privilegio. (En ese punto ya estábamos llegando al Starbucks, pedimos dos cafés y ha comenzado a llover muy fuerte, nos sentimos afortunadas de haber llegado a tiempo).
Crear nuestra red de cuidado no es algo solo para los días de la tercera edad, ni solo para los momentos duros de enfermedad. A veces necesitamos cosas simples, como que alguien nos ayude a colgar un cuadro, nos acompañe, poder tener la posibilidad de llamar a un amigo y decirle ¿Me podrías ayudar? La soledad es un problema con una solución muy fácil: la compañía y el apoyo de otros. Todos necesitamos tener una red de cuidado, que nos ayuden y donde podamos ayudar. A la final todos estamos aquí para eso: Es la esencia de la vida.
Le pregunté a Silvia que con todo lo que ella ha aprendido a lo largo de su trabajo acerca de la compasión, qué le diría a alguien que acaba de conocer. Ella respondió: ¿Qué puedo hacer por ti?
Eso me pareció hermoso y creo que es algo que podríamos poner en marcha y es precisamente ofrecernos ayudar a alguien. Yo, por ejemplo, no conozco a ninguno de mis vecinos y no sé, si yo que trabajo desde mi casa, puedo ayudarles en algo que se les presente.
El reto de esta semana es: ¿Qué Puedo hacer por ti?
La semana anterior estaba haciendo cola para pagar en un supermercado. La señora que estaba delante de mí tendría aproximadamente unos 75 años. Le faltaban $1.250 para pagar la totalidad de su mercado. Le dije a la señora que yo se los prestaba. La señora me miro de reojo y siguió buscando en su cartera sin éxito y me ignoraba. Le dije -señora, permítame ayudarle. Me dijo –no, yo debo de tener. Y le dije, recordando las palabras de Silvia – Ayudar es un privilegio, deme ese gusto. La señora se sonrió y le pase el billete de 2.000 al cajero. Siguió sonriendo, un tanto apenada, recogió sus productos y me dijo – Que Dios le pague, gracias.
A veces nos es difícil dejarnos ayudar. Si sabemos lo bonito que se siente ayudar, no debemos negarle ese privilegio a nadie.
Esta semana voy a ofrecer mi ayuda a la gente que me encuentre. ¿Cuánta gente necesita compañía, una opinión, ayuda, apoyo, una vuelta o una conversación?
Los invito esta semana a crear nuestra red de cuidado. Estamos aquí para cuidar y ayudar a otros, algo tan fácil como decir: ¿En qué puedo ayudarte?
En Twitter: @AndreaVillate