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La idealización del amor

“  – Papá, ¿Sabes que Mateo está enamorado de mí?

El papá se queda mirándola con ternura y le responde  – Pero no, no creo… seguro le gustas, pero enamorado es algo exagerado… 

La niña se queda pensando y después de una larga pausa dice –  ¿Pero Papá, luego no significa lo mismo?

– No amor, estar enamorado significa mucho más…

La niña lo interrumpió y dijo  – Así que si él me ayuda a colorear,  me ayuda a hacer mi tarea, me cierra el delantal, lava pinceles para acuarelas para mí también, me da la pieza más grande de sus merienda, me comparte la pizza de su almuerzo, me anuda el cabello en sus dedos, me carga mi mochila los martes que llevo el libro pesado de español, se sienta a mi lado en el recreo y me escucha cuando le cuento cualquier cosa… entonces….   ¿No está enamorado?

El papá se queda mirándola asombrado… y dice – Lo siento hija, no sabía que Mateo hacía todas esas cosas por ti… Es posible que sí esté enamorado… Tal vez ustedes entiendan más del amor que nosotros los adultos… “

Es posible que hayamos idealizado el termino de estar enamorado como si fuera un estado profundo, único, casi soñado, ideal del ser humano que pocas veces se da… y a la hora de la verdad el estar enamorado es hacer todos los días algo por la persona que se quiere, compartir a su lado, escucharla, ayudarla, protegerla, estar ahí pero de verdad, en cuerpo y alma. Así como Mateo en esta historia, el compartir su merienda, el dedicar tiempo, escuchar, entre otras cosas…  El preferir a esa persona antes que a cualquier otra.  

Mucha gente dice que el amor cambia con el tiempo, la rutina, la costumbre, etcétera.  Sin embargo yo creo que el amor es una montaña rusa que pasa por todas las etapas y vuelve a comenzar y depende de cada uno la manera de alimentar ese amor y esa pasión. Y claro hay relaciones que tienen su fecha de caducidad, así lo intenten, destino, como todo, pero otras en las que si funciona y no se enfría la pasión, siempre hay algo de novedad, el querer sorprender, que no importan las vicisitudes que la vida traiga, ni los disgustos que se tengan, al final siempre se querrá seguir estando ahí y ahí siguen sintiendo mariposas en la barriga con diferente intensidad, queriendo estar montados en la montaña rusa, alimentando cada etapa del amor con sus cuatro estaciones: El calor del verano, el si y el no de la primavera, el soltar las hojas del pasado que no aportan en el otoño y el soportar con ahínco el frio invierto. 

Hay muchas maneras de decir te quiero sin decir te quiero, como la atención cuando alguien te habla, cuando alguien te escucha. El estar presente de verdad, el estar pendiente de las cosas que le importan a la otra persona, etc. Y lo más importante, la gratitud y el valorar cada uno de esos pequeños detalles. Porque también ocurre que esos detalles ya se vuelven paisajes y dejan de valorarse y cuando ya la gratitud no esta sobre la mesa, con toda seguridad va a ganar el frio invierno.   Y eso ocurre en todas las relaciones humanas.

Yo creo que el enamoramiento es un estado en el que todos vivimos, a todos nos preocupa alguien, todos le dedicamos tiempo a alguien, todos escuchamos con mayor interés a alguien en particular.  Tal vez el enamoramiento es ese fósforo que todo lo enciente con llamas altas por la novedad, pero realmente la llama que se estabiliza es aquella que después de la novedad permanece en el tiempo aguantando los vientos fríos de algunos tiempos, el arder fuerte en momentos de pasión y la llama perenne del amor.

El poeta español Antonio Gala, tenía una frase muy hermosa para describir el verdadero amor, que siempre me ha parecido fantástica: 

El verdadero amor es una amistad con momentos eróticos.    

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