
Hace unos días estaba pensando en las cosas que en mi vida no funcionaron y ahora desde la experiencia y después de procesos bastante profundos, analizo hoy día lo que hubiera sido de mi si lo que no funcionó hubiera funcionado. ¿Se han hecho esa pregunta alguna vez? Las relaciones, los proyectos, los empleos que no prosperaron. ¿Qué hubiera pasado si esa relación no se hubiera terminado? ¿Qué hubiera pasado si el proyecto hubiera dado resultado? ¿Qué hubiera pasado si esa amistad no se hubiera acabado?
Los seres humanos tendemos a idealizar lo que no pasó y aunque seguimos adelante, miramos con nostalgia el pasado, el momento en que cambió el destino y creemos que la felicidad nos fue esquiva y que todo hubiera sido mejor si ______ Y en seguida terminamos romantizando el fracaso, cuando fracasar, en cualquier ámbito, hace parte de la vida de cada uno de nosotros.
Eso que a veces decimos “por algo no pasó” o “quién sabe de qué me están salvando” tiene mucho de verdad, pero llegar a esa conclusión de dientes para adentro no es fácil ni mucho menos rápido. Es entrar en un camino sinuoso de mucho tiempo que termina aclarando muchas cosas y haciendo que en una de esas curvas del camino, después de cientos de kilómetros andados uno por fin, se detenga y mire en retrospectiva todo y entienda el porqué de las cosas. ¿Volvería usted con una persona del pasado? ¿Volvería a esa empresa? ¿Volvería a ser amigo de esa persona hoy?.
Qué día vi un ejercicio que decía: ¿Qué elegirías: A. Volver al pasado. B. 70 millones de dólares. Yo elegiría la B. sin pensarlo mucho. Volver al pasado y hacer todo diferente, daría otros resultados y por ende, otras consecuencias. ¿mejores o peores? No lo sabríamos hasta vivirlo. Como escribió alguna vez Ernesto Sábato, “Aunque es terrible comprenderlo, la vida se escribe en borrador y no nos es dado corregir sus páginas”.
Si yo pudiera volver al pasado lo único que cambiaría sería mi reacción a los sucesos de mi vida, como apegos innecesarios, terquedad en cosas que se sabían que no iban por buen camino, escucharía concienzudamente consejos de personas que me quieren, pero seguramente el resultado final sería el mismo, solo que sufriría menos. Creo fielmente, como lo he manifestado en varias oportunidades en estas páginas, lo único que podemos controlar en la vida, es la manera como reaccionamos a lo que nos pasa.
Si uno en el pasado tuviera la experiencia de hoy, todo sería más fácil, sabría a quién otorgarle la confianza, a quién no, de quién pasar de largo, en qué situaciones no meterse, qué batallas vale la pena pelear y cuáles no. Pero todo lo que pasó, lo que hicimos en el pasado fue lo que pensamos que era lo mejor en su momento, con la información que teníamos y gracias a eso hoy somos lo que somos, de acuerdo a nuestra evolución personal.
No vale la pena devolver el cassette del pasado una y otra vez idealizando el pasado y creyendo que hubiera sido todo diferente. Como dicen la primera de las cuatro leyes espirituales de la India: 1. “Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”. 2.“La persona que llega es la persona correcta” 3. “En cualquier momento que comience es el momento correcto”. 4. “Cuando algo termina, termina”.
Hoy quiero invitarlos a hacer este ejercicio conmigo
También hay que aprender a agradecer lo que no fue.
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