La Sinfonía del Pedal

Publicado el César Augusto Penagos Collazos

Sumapaz: pura magia a 3750 metros

Llegar a la cima, como respirando por un pitillo, es una de las sensaciones más comunes de los ciclistas que suben al Sumapaz. La Sinfonía de Pedal comparte su nueva experiencia en este majestuoso lugar.

Bogotá, noviembre de 2020. Bogotá está rodeada de balcones naturales, pero ninguno como el Sumapaz, pues supera en altura y extensión al Boquerón, El Verjón y Monserrate, por mencionar los más conocidos. Sus 3750 metros sobre el nivel del mar ponen a deportistas y visitantes a respirar delgadito.

A pesar de que no es un lugar popular en el gremio de los ciclistas aficionados de Bogotá, nuevamente nos vimos pedaleando hacia su cima, tal vez atraídos por su llamado, porque entre las montañas y el hombre ha existido una conexión mística, por no decir que religiosa.

Paso del grupo a un costado del relleno Sanitario Doña Juana

El grupo integrado por 16 pedalistas sorteó en bloque los parajes urbanos típicos del sur de la ciudad: casas de ladrillo pelado incrustadas en las cumbres, el cable metro de Ciudad Bolívar y el relleno sanitario Doña Juana.

A algunos nos motiva conocer cuanto rincón tiene la ciudad y por ello hacemos un esfuerzo para no ser víctimas de los prejuicios sociales, que nos dividen y nos quitan la libertad de explorar y tratar a personas que no son de nuestra ‘tribu’.

“Los ciclistas de Bogotá, probablemente sin intención, han prolongado el comportamiento de parcela que por tradición ha marcado este país inconexo. Cada cual en su predio. Quienes viven al norte de la ciudad prefieren las rutas más cercanas; mientras los del sur se mantienen también en su zona. Son pocos, vaya ironía, los ciclistas móviles”, comentó Sinar Alvarado, periodista y ciclista explorador que hizo parte de la salida de la Sinfonía del Pedal.

La repechería…

Repecho a la entrada de Usme Pueblo; rampas de doble dígito

Muchos se preguntan si el ascenso al Sumpaz es duro como el de la Vega al Alto del Vino o como de Choachí al Verjón. “¿Cómo se hace para llegar a 3750 metros?, debe ser una subida durísima”, comentan.

Respuesta: la dificultad de los 27 kilómetros de escalada al páramo más grande del mundo está en los innumerables repechos. Por ejemplo, para llegar a Usme Pueblo, hay una rampa de 500 metros de doble dígito, hasta el 15% de dificultad. Luego aparece un nuevo reto de 1 km con pequeños segmentos del 9 y 10%.

Posteriormente, hay un tramo largo de travesía que conecta con las curvas duras a la altura de los embalses La Regadera y Chisacá, puntos de la geografía, donde prevalecen bosques de pino. Acto seguido, los atletas encuentran un nuevo descanso, hasta el inicio del tramo de los últimos 10 kilómetros relativamente suaves. De ahí que la dificultad promedio sea de 3.1%.

Magia, magia, magia…

 

El páramo más gran del mundo nos abrió sus puertas, como nunca y nos compartió algo de su inmenso misterio. Su aire puro nos dio un nuevo aliento, regeneró nuestras energías y plasmó una sonrisa en nuestros rostros. Poder contemplar su belleza inconmensurable, fue un regalo de los antiguos, actuales y futuros dioses que se refugian en entre frailejones, lagunas y estrellas. Regresamos a nuestras rutinas citadinas y caóticas con el corazón desbordado de agradecimiento.

Giovanni González, Sinar Alvarado y Raúl Zabaleta

“Seis horas que en su recorrido atraviesan los barrios de esta enorme ciudad, hasta que se convierten en paredes de casas sobre casas que con la carretera se convierten en pueblos y veredas de montañas, vacas y pinos. Solo es seguir esas líneas en el piso para que se transformen en paisajes de frailejones y rocas con musgo de todos los colores para terminar en bellísimos lagos que cuidan el agua a 3700 msnm en suma paz. Que increíble ruta. Se disfruta mucho todo el recorrido, aunque el tráfico y el caos avisan que ya la diversión termina y volvemos a nuestra selva de cemento” Giovanni González.

Juan David Morales

“Excelente la experiencia de subir al PNN Sumapaz, una increíble ruta con una subida marcada por un paisaje único, una oportunidad más para conocer otra de las espectaculares rutas que nos ofrece la Capital y con el acompañamiento y asistencia de La Sinfonía del Pedal, llevando la experiencia a otro nivel”, Juan David Morales.

Camilo Monterrosa

“Para mí el viaje al Sumapaz, se resume en una palabra: Maravilloso. A pocos kilómetros del centro de la capital hacia el sur encontramos la ruta en buenas condiciones lo que permite el acceso a todos los tipos de bicicletas; a este paraíso entre nubes es importante llegar para cuidar, estar atentos a preservar y vigilar por el mantenimiento de este maravilloso ecosistema. Salí renovado y recargado para la semana que se viene. La experiencia fantástica. Gracias a la fantástica compañía del club ciclista La Sinfonía del Pedal, Camilo Monterrosa.

Julián Camilo Bernal

“¡¡¡El páramo de Sumapaz recibió a La Sinfonía del Pedal a sus 3750 metros, abriéndonos sus puertas de majestuosidad que renovó nuestros espíritus, haciendo que el esfuerzo de llegar a hasta ahí lo valiera todo!!! Vivir cada día como si fuera el último”, Julián Bernal, uno de los toros bravos de la Sinfonía.

Andrés Felipe Dávila

“Fue un logro, una satisfacción total, porque en el ciclismo como en la vida a veces necesitamos un empujón de ánimo para alcanzar la cima y lo mejor de alcanzarla es la gratitud y la compañía, sin dejar de lado que el esfuerzo duro nos trae sorpresas y que mejor en esta ocasión que el paraíso del Páramo de Sumapaz”, Andrés Felipe Dávila.

Jaime Bautista y Tatiana Nossa

“Elegir el destino para La sinfonía del Pedal siempre es un reto y en algunas ocasiones una apuesta. Esta vez el desafío era el Páramo de Sumapaz al sur de Bogotá. La majestuosidad del páramo hizo que el esfuerzo fuera recompensado llenando nuestros espíritus. Llegar aquí y sentir la imponencia de la naturaleza que nos pide convivir con ella, hizo que la apuesta fuera victoriosa”, Jaime Bautista, amigo, conductor acompañante, coordinador y consejero.

Andrés Felipe Zamudio

“En lo personal fue una experiencia muy gratificante, un descanso del bullicio y afán de la ciudad, una liberación emocional inmensa, creo que pocos lugares cerca de Bogotá permiten esa comunicación tan profunda con uno mismo, con el ambiente, … estoy inmensamente agradecido por esta experiencia, la cual estuvo llena de camaradería y buena energía. Gracias a la Sinfonía del Pedal y a todos los que hicieron parte de esta salida”, Andrés Felipe Zamudio.

Agradecimientos:

Sin duda, el clima seco que nos arropó fue determinante para el éxito la salida, porque tratándose de páramos, las probabilidades de lluvia son de por lo menos del 95%. También, el acompañamiento de Jaime Bautista y la supervisión, fotografía y aplicación de protocolos Covid de Tatiana Nossa Caballero, fueron determinantes.

Mención especial para nuestro compañero David Triana, quien hizo la labor de ‘gregario’ de Sandra Pulecio, la única mujer ciclista que se le midió al reto y lo logró con holgura.

Sandra Paola Pulecio y David Triana

Participantes:

Camilo Andrés Monterrosa Molina, Juan Sebastián Monterrosa Molina, Sinar Alvarado, Diego Andrés Rodríguez Donoso, Juan Diego Guzmán Fernández, Julián Bernal, Raúl Zabaleta, Sandra Paola Pulecio, Andrés Felipe Zamudio Pedraza, Andrés Felipe Dávila Mendoza, Santiago García Guio, Juan David Morales Lea, Giovanni González, Sebastián Tabares, Álex Camacho y David Triana.

Reflexión:

“Bogotá es una trama de espacios incomunicados, cada cual le ha puesto cerrojo al suyo, cada cual se sumerge en el suyo como en una cueva”, Arturo Alape en su libro Ciudad Bolívar, hoguera de las ilusiones.

Escrito por César Augusto Penagos Collazos

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