Bogotá, 05 de mayo de 2025. La cultura ciclística en Colombia ha alcanzado un terreno difícil de conquistar: el arte. En cada época, artistas tradicionales y populares, han rendido variados homenajes a los ‘escarabajos’ más destacados. Las odas a esos héroes nacionales del pedal sobreviven al tiempo retratados en cuadros, murales, canciones, reportajes, películas y poesías.

Fernando Botero y Gabriel García Márquez, por mencionar a dos titanes, se ocuparon de Ramón Hoyos Vallejo, cinco veces ganador de la Vuelta a Colombia y uno de los deportistas más homenajeados en su momento.

Mientras el maestro Botero pintó La apoteosis de Ramón Hoyos (1959), un cuadro exhibido actualmente en un museo de Copenhague (Dinamarca), ‘Gabo’, en su época de periodista en El Espectador, escribió un extenso reportaje titulado Don Ramón (1955).

El ciclismo colombiano en la música

El periodista Sinar Alvarado conquista uno de los páramos de Colombia

En el terreno de la música encontramos la mayor cantidad de homenajes y referencias, en modo de porros, pasillos, corridos, paseos, currulaos, vallenatos, carrangas y merengues, entre otros aires modernos como el rap y la champeta. No hay duda de que los primeros treinta años de la Vuelta a Colombia (1950-1980) y la más reciente década de oro del ciclismo colombiano (2008-2019), han sido las grandes fuentes de inspiración.

El trabajo de grado de William Salazar (2020), titulado La Ruta de los escarabajos profundizó en este aspecto, dándonos a conocer un listado importante de canciones que resonaron en su momento.

Entre otras composiciones mencionadas por Salazar, están Los ciclistas (1953), una oda a Ramón Hoyos y, La Vuelta a Colombia (1953) de Los trovadores del recuerdo; La bicicleta (1966) de Los Ampex, banda de rock bogotana, estrenada en el inicio de la XVI edición de la Vuelta a Colombia; Que viva Álvaro Pachón (1971) y Rafael Antonio Niño (1970) (seis veces campeón de la Vuelta a Colombia), de Eudoro Merchán, interpretadas por Luis Lorenzo Peña y sus Hijos.

Jorge Velosa, el rey de la carranga resaltó el arraigo campesino de los ciclistas en las canciones Caballito de acero (1984) (mención de Rafael Antonio Niño), Arriba Corazón (1990) (inspirada en Lucho Herrera) y, Solita con mi chinito (1990) (creada sobre una conversación telefónica entre un ciclista y su esposa, transmitida en vivo por una cadena radial).

La lista se nutre con La Vuelta a Colombia (1966) de Los Rebeldes, banda de rock ecuatoriana radicada en Colombia; El líder (1987) (canción inspirada en ‘Cochise’) original de Marciano Martínez e interpretada por Diomedes Díaz y Gonzalo ‘El Cocha’ Molina; De dónde es? (2015) de San Miguelito; El corrido de Nairo Quintana (2016) de la Banda Relámpago; Nairo Quintana- El Cóndor (2015) de los Hermanos Suárez; Nairo el campeón (2016) de Los Fulanos; El orgullo de mi patria (2017) de Carlos Vives y, Go Rigo Go! (2020) de MC el Meztizo, entre otras.

El ciclismo colombiano en la pantalla

En el campo audiovisual, más allá de los numerosos documentales de carácter histórico y biográfico, Lisandro Duque, dirigió la película El Escarabajo (1983) protagonizada por Patrocinio Jiménez (una de las figuras de los gloriosos ochentas) y, recientemente, un canal privado emitió la novela Rigo (2023-2024), sobre la vida de Rigoberto Urán, una apuesta capaz de mover el rating sin acudir a historias de narcos.

Murales

En cuanto al arte urbano, encontramos murales dedicados a Esteban Chaves (Tenjo), Egan Bernal (Zipaquirá), Daniel Felipe Martínez (Vergara), Rigoberto Urán (Guasca y Medellín) y Nairo Quintana (Cómbita), de los artistas Émerson Cáceres ‘Cacerolo’, Aldemar Marín y Franco de Colombia, entre otros.

El ciclismo colombiano en las letras

El periodista Sinar Alvarado luce el mailot de La Vie Claire

Los escritores y periodistas colombianos tienen una gran deuda con el deporte que más victorias le ha entregado al país, porque, a pesar de algunas publicaciones que han relatado ciertos capítulos o destellos brillantes de este deporte, hay cantidades de acontecimientos valiosos que duermen en el olvido.

De esta opinión es el periodista y ciclista aficionado Sinar Alvarado, freelancer en medios reconocidos (Soho, El Malpensante, Gato Pardo y New York Times), autor del libro Retrato de un caníbal (2005) y fanático como ningún otro de las historias y anécdotas del ciclismo mundial.

“Hay episodios más o menos contados, pero no lo suficientemente amplios, como Martín Emilio Rodríguez ‘Cochise’ corriendo el Tour a mediados de los 70s, la participación de Giovanni Jiménez en la Vuelta a España del 73, Alfonso Flórez conquistando el Tour del Avenir en el 80 – la primera victoria internacional del ciclismo colombiano”, señala el ‘colega’.

Basta echar una mirada para darle la razón a Sinar, pues al realizar un barrido encontramos pocos libros sobre ciclismo escritos por colombianos:

  • Todo tuvo un comienzo, el indomable ‘Zipa’ (2017) de Indalecio Castellanos
  • Llegar a la cima: un perfil íntimo de Nairo Quintana (2019) de José Ángel Báez
  • La leyenda de los escarabajos (2017) y Egan, el campeón predestinado (biografía, 2019) de Mauricio Silva Guzmán
  • Rigo (biografía, 2021) de Andrés López López
  • Vida, pasión y suerte del ciclismo colombiano (2023) de Fabio Armando Urrego Valderrama
  • Santiago Botero, contrarreloj (2023), escrito por el propio Santiago Botero
  • El Arte de ganar un Dauphiné (2024) de Arcadio Guzmán
  • Alpe D’Huez (2024) de Mauricio Silva.

A esa lista inspirada casi exclusivamente por los más destacados pedalistas de los últimos años, le podemos agregar:

  • Memorias de un delivery (2009) de Joaquín Botero
  • Boyacá en bicicleta (fotografías, 2017) de Juan Camilo Urrego
  • BicicletarioLibro al Viento (2015) de la Alcaldía de Bogotá
  • Cómbita (infantil, 2019) de Óscar Pantoja
  • La promesa del ciclista (novela infantil, 2021) de Albeiro Echavarría

También encontramos poemas, un puñado de valiosas tesis de pregrado, maestrías y doctorados; manuales para ciclistas y revistas e investigaciones de carácter institucional.

Sin embargo, en las letras hay baches grandes, como ese larguísimo periodo comprendido entre la llegada de la bici a Colombia, a finales del siglo XIX, y los albores de la primera edición de la Vuelta a Colombia (1951).

En esa franja de tiempo están contenidas temáticas tan variadas como el rol de la bicicleta en la alta sociedad, su uso en el transporte urbano, su papel en el ‘Bogotazo’, las primeras competencias, entre muchos otros temas.

Bien podría agregarse historias de los primeros años de fervor de la Vuelta a Colombia, la aparición de los ciclistas colombianos en las grandes carreras europeas, sus hazañas; su impacto en la sociedad, la creación y consolidación de una cultura ciclista, entre otros ángulos históricos o anecdóticos, que merecen ser profundizados.

“En Europa hay editoriales dedicadas exclusivamente al ciclismo. En países bajos, Wilfried de Jong, escribe ficción, relatos, novelas sobre ciclismo y ha llegado a vender 150 mil ejemplares en un país que tiene 17 millones de habitantes. En Estados Unidos, grandes escritores como Ernest Hemingway, Gay Talese, Tom Wolf, Stephen King, escribieron sobre baseball, boxeo y otros deportes…”, refuerza Sinar, con el fin de profundizar la idea que el gremio intelectual colombiano ha subestimado el deporte.

Curiosamente, algunos escritores extranjeros han visto en el ciclismo colombiano un ‘temazo’. Entre otros títulos están Reyes de la Montaña y Colombia es pasión de Matt Rendell (Inglaterra, convertido en un libro de consulta); Egan Bernal y los hijos de la cordillera (2021) de Guy Roger (Francia); Un escarabajo en bicicleta, historia y ciclismo en Colombia (2021) de Marcos Pereda (España) y Los puertos donde se han forjado los escarabajos (2019) de Asier Bilbao (España) y Gustavo Duncan (Colombia).

“Yo siempre digo que el ciclismo es un género narrativo, porque tiene aventura, épica, belleza, soledad, viaje, dolor, estética, reflexión”, complementa el periodista para quien la bicicleta se convirtió en una línea de trabajo, pues además de practicar este deporte y escribir sobre este asunto, es invitado a presentar libros, exposiciones, foros o congresos relacionados.

Entre los textos favoritos de este comunicador vallenato radicado en Bogotá sobresalen Plomo en los bolsillos (2012) de Ancer Izaguirre, que contiene historias excéntricas del Tour de France de todas las épocas; La pasión de Fausto Coppi (2015), Merckx: Mitad hombre, mitad máquina (2019) e Hinault, El Tejón (2021), de William Fotheringham.

“De las tres biografías, la que más me gusta es la de Coppi, porque era el primer ciclista moderno, era una especie de estrella de cine, las gafas que usaba, cómo se peinaba, para Coppi el estilo era muy importante”, profundiza Sinar, quien considera que su vida ideal es escribir mil palabras y salir a montar en bici tres veces a la semana.

El libro está más vivo que nunca

El ‘colega’ Sinar Alvarado tiene como medida pedalear tres veces y escribir 1000 palabras a la semana

Contrario a lo que suele decirse y muy a pesar de la aplastante incursión de las redes sociales, la industria del libro en Colombia está consolidada. Según datos de la Cámara Colombiana del Libro, las ventas netas del sector editorial colombiano en 2023, sumaron 959.440 millones de pesos, lo que representa un crecimiento de 7,7 % en comparación con 2022.

En consonancia, la Feria del Libro de Bogotá 2024 reportó un registro histórico de asistentes, estimado en 600.000. Los organizadores del evento, que celebraron 36 años de aporte a la cultura colombiana, calcularon expectativas de negocios por cerca de 6.1 millones de dólares, un incremento del 32% con relación a la edición del 2023.

En la edición del 2022, algunos libros sobre ciclismo estuvieron entre los más vendidos: Egan Bernal y los hijos de la cordillera de Guy Roger, Sócrates en bicicleta de Guillaume Martin y La historia oficial del tour de Francia de Luke Edwardes-Evans; Serge Laget; Andy Mcgrath.

“Hay una crisis en los medios, hay periódicos que están pasando trabajos, hay revistas que han desaparecido, que tienen menos lectores y menos ingresos, pero el mercado del libro está todavía muy muy saludable”, agrega el hombre caribe que anuncia su libro sobre las similitudes insospechadas entre Colombia y Francia, alrededor del ciclismo. “Dos países que están enfermos por la bicicleta”.

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