La Sinfonía del Pedal

Publicado el César Augusto Penagos Collazos

Letras y el mito del dolor

La Sinfonía del Pedal acudió al llamo de la montaña y se embarcó nuevamente hacia el mítico páramo de Letras. En dos días surtió 250 kilómetros, 5.200 metros de elevación positiva; los más variados paisajes, climas y terrenos. En Letras no solamente nos graduamos de ciclistas aficionados, allí también recibimos títulos de maestría y doctorado.

Bogotá, 18 de noviembre de 2020. El Alto de Letras se ha erigido como el puerto mítico por excelencia en el ciclismo profesional y aficionado de Colombia. La rudeza de sus 80 kilómetros ha molido a pedalistas, desde la primera edición de la Vuelta a Colombia, en 1951, hasta este mismo instante en el que alguien pasa en solitario los 3650 msnm, inspirado en los relatos épicos tejidos durante los últimos 70 años.

Sin duda, el Alto de Letras es el ritual por excelencia del dolor autoinfligido, porque no hay mejor lugar para expiar culpas a través del sacrificio. “De todas las cosas del mundo, el sufrimiento es el más real. Nunca puede pasarse por alto o dudar de él”, puntualizó Yuval Noah Harari, en su célebre libro Las 21 lecciones para el siglo XXI.

En esa extraña relación con el dolor y como si fuera casi una cita religiosa anual volvimos al famoso “puerto más largo del mundo”, porque no basta con llegar a lo más alto de este gigante una vez y “graduarse de ciclista aficionado”, pues entre la montaña y el humano existe una atracción especial, que solamente la renuncia o la muerte pueden romper.

Bituima

Cada repetición es una experiencia diferente, toda vez que sobre sobre las montañas podemos aplicar lo mismo que Heráclito dijo sobre el Río: “Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos”. Entonces, ningún hombre puede escalar la misma montaña dos veces, porque ni el hombre ni la montaña serán los mismos.

Nuestra insignificancia

Para el hombre las montañas han sido lugares sagrados, donde habitan los dioses o se permite una comunicación con las fuerzas supremas del universo. Zaratustra fue a las cumbres, donde halló la sabiduría acompañado del águila y la serpiente; Moisés ascendió al monte Sinaí para recoger las tablas de la ley cristiana; “Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”; tibetanos, hinduistas y budistas habitan parte de los Himalayas, las cumbres más altas del mundo; el Aconcagua, la montaña más alta del continente americano, era un sitio sagrado para los Incas, mientras en el Sumapaz, en Bogotá, “reinaban los dominios de la nada”, según los Muiscas.

La gran mayoría de ciclistas aficionados no tenemos un objetivo religioso en nuestras andanzas, pero sin quererlo compartimos con los monjes y profetas de todo el mundo, el mismo gusto por experimentar nuestra insignificancia ante la inmensidad.

El calentamiento

Puente sobre el Río Magdalena, en Cambao, Cundinamarca

El grupo integrado por Julián Camilo Bernal, Guillermo Pinillos, David Triana, Diego Rodríguez y César Penagos, dio el primer pedalazo a las 7 de la mañana, el sábado 14 de noviembre de 2020. Con la asistencia de Tatiana Nossa (fisioterapeuta y fotógrafa) y Jaime Bautista (conductor acompañante y consejero de la Sinfonía del Pedal), el quinteto emprendió un recorrido lleno de contrastes paisajísticos y climáticos.

A pesar de los pronósticos de lluvia, el día estuvo seco, un aliciente para sortear los más de 170 kilómetros entre Bogotá y Mariquita. Rebosados de entusiasmo los aventureros pasaron por el Alto de la Tribuna, Albán, Guayabal de Síquima, Bituima, Chaguaní, San Juan de Río Seco, Cambao y Armero.

En completa armonía el grupo disfrutó de parajes impactantes como el alto de Bituima, la curva de las nubes, el Río Madgalena y las ruinas de Armero, donde hace 35 años una avalancha desapareció a más de 25 mil personas.

Con la humedad pegada a los huesos, el combo llegó a San Sebastián de Mariquita, la población que poco a poco se ha acostumbrado a los ciclistas procedentes de todas partes del país.

El encuentro con la montaña

Primeras curvas entre Mariquita y el Alto de Letras

Empezamos el ascenso a las 5:50 a.m., momento el que se proyectaba un día lleno de azul. Muy pronto, el sol arropó a la espesa vegetación, nimales y cultivos. Era señal de que sería un gran día para los cuantiosos escarabajos que empezaban su trabajo.

En esta ocasión, habíamos llevado a cabo un plan de entrenamiento que consistió en hacer varios fondos y ascensos duros para alistar el cuerpo y preparar la mente.

En el último mes y medio habíamos pedaleado El Romeral, desde Mondoñedo y San Antonio del Tequendama; El Verjón por la vertiente de Choachí, el Alto del Águila, desde Pacho; Sumapaz y el Alto de la Tribuna, desde Villeta, por mencionar algunos.

Lágrimas y risas…

Esa mañana soleada de domingo, el grupo avanzó a buen paso el tramo Mariquita – Fresno. Los 22 kilómetros que separan a las dos poblaciones fue realizado en una hora y 27 minutos, a un paso promedio de 15.7 kms/h.

La motivación estuvo intacta en el siguiente tramo Fresno-Padua, en el que el tiempo transcurrido fue de 57 minutos y la velocidad promedio fue de 17.2 kms/h. Estos números pueden ser poco para los profesionales, pero para el grupo fue un logro mantenerse unido, hasta este punto. De ahí en adelante, cada uno administró sus fortalezas y miserias.

Julián Camilo Bernal conquista por primera vez el Alto de Letras

“¡¡¡Sin duda alguna, este ha sido el mayor reto deportivo de mi vida!!!! ¡La satisfacción de haberlo logrado es inmensa, gracias a La Sinfonía del Pedal por toda la gestión, entrenamiento, sufrimiento y gozadera!”, compartió Julián Camilo Bernal, quien se las arregló para ocultar las lágrimas que se le zafaron cuando pasó la meta.

A pesar de que era su primera vez y de que llegó con un intenso dolor de espalda que lo dejó inmóvil unos cuantos minutos, Julián no dudó en anunciar una próxima ‘peregrinación’. «Porque cuando se cansan las piernas, se pedalea con el corazón», citó el neófito.

Guillermo Pinillos conquista por segunda vez el Alto de Letras; título de maestría

En el mismo plano de esa mezcla entre alegría y dolor, Guillermo Pinillos repitió Letras con la Sinfonía del Pedal. Hace un par de años jamás imaginó convertirse en un ciclista aficionado y ahora está muy satisfecho de sus logros personales.

“Hay situaciones de la vida que nos hace sentir orgullosos de nosotros mismos, ya sea por cosas simples como viajar de una ciudad a otra en bicicleta y enfrentar un gran desafío, el cual nos exprime como una naranja, eso nos hace caer en la cuenta de que nada es fácil, ni mucho menos regalado, pero una vez terminado la felicidad nos invade y el sentimiento es único e inexplicable”, comentó Guillermo, quien mejoró 30 minutos en comparación con el año pasado.

Diego Rodríguez Méndez, conquista por primera vez el puerto; título de ciclista aficionado

A Diego Rodríguez Méndez, también se le aflojaron las lágrimas cuando finalizó la agonía de los últimos kilómetros. Entre sentimiento encontrados por su hazaña personal, Diego trataba de distraer su mente recordando que Efraín el ‘Zipa’ Forero fue el primero en hacer este recorrido en bicicleta en 1950, cuando la carretera no era más que un camino pedregoso.

“Quizás subir Letras ya esté trillado, quizás haya puertos más duros, pero lo cierto es que escalar esta cima es una hazaña, desde el indomable ‘Zipa’, hasta Diego Rodríguez, desde los que lo hacen en menos de 5 horas, hasta los que lo hacen en más de 10 horas”, sentenció el fusagasugueño.

César Penagos y su cuarta vez en Letras; título de maestría

En mi caso, esta era mi cuarta ‘asistencia’, desde el 30 de abril de 2017, cuando por primera vez llegué destrozado a la cresta del coloso, luego de siete horas de pedaleo. A pesar de que sufrí como nunca y pensé en cambiar de deporte, dos años después regresé a saldar algunas deudas con un par de curvas y algunos tramos. No obstante, no he podido evitar los azotes en el segmento entre Delgaditas y la cima; volveré, no hay quinta mala.

Mención especial

David Triana hace el mejor tiempo por segundo año consecutivo; título de maestría

La Sinfonía del Pedal destaca el compañerismo y compromiso de David Triana, que en medio de su característico silencio concluyó el trabajo hecho por el grupo. En comparación con su experiencia del año pasado, David mejoró su registro en siete minutos al parar el reloj en cuatro horas y 59 minutos. Por segundo año consecutivo es el mejor escalador del grupo y de esta manera ‘recibió’ con honores el título de maestría.

Agradecimientos:

Tatiana Nossa (fisioterapeuta, fotógrafa, coordinadora) y Jaime Bautista (conductor acompañante y consejero de la Sinfonía del Pedal)

Esta experiencia fue diferente, no sólo porque el hombre y la montaña no eran los mismos, sino porque el acompañamiento y coordinación de Tatiana Nossa y Jaime Bautista nos permitieron pedalear como ciclistas profesionales, al asistirnos con la hidratación, comida, fotografía y taller, durante los dos días. Próximamente anunciaremos nuestro próximo reto para el fin de semana de velitas. Pendientes.

Álbum de fotografías Letras, el Mito del Dolor

Video: La Reconquista de Letras con la Sinfonía del Pedal 

Escrito por César Augusto Penagos Collazos

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