Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Inteligencia, algunos datos interesantes

Para empezar, definamos la inteligencia de una manera muy general: habilidad para razonar, resolver problemas, predecir, planear, pensar ideas abstractas y entender ideas complejas.

A pesar del miedo a las secuelas que puede traer el uso de la tecnología: Internet, pantallas y aparatos inteligentes, todo el mundo dice que hemos dejado de pensar, de calcular y de memorizar, que los computadores y los teléfonos piensan por nosotros y que de seguir así vamos para brutos y desmemoriados; sin embargo, los test de inteligencia muestran lo contrario: que somos mucho más inteligentes de lo que hemos sido nunca antes. A este incremento de inteligencia se lo llama el efecto Flynn, porque el sicólogo James Flynn fue el primero en enunciarlo. En 1981, expuso su observación, basada en datos, de que cada generación, desde que se está tomando el test de habilidades cognitivas, alcanza en promedio un resultado de 18 puntos sobre la generación anterior.

Si con la inteligencia se nace, ¿cómo se podía explicar esto?, se preguntaron los hombres de ciencia. Nadie tiene la respuesta, pero las conjeturas dicen que la educación, el entrenamiento en un tipo de razonamiento más abstracto —común hoy en día precisamente debido a las exigencias de la tecnología— y la mejor nutrición juegan un papel definitivo.

Los premios Nobel de las ciencias decían de John von Neumann que no parecía humano, debido a su extraordinaria inteligencia
Los premios Nobel de las ciencias decían de John von Neumann que no parecía humano, debido a su extraordinaria inteligencia

Los grupos humanos, en conjunto, son ahora más inteligentes que los grupos humanos del pasado, y esto no contradice que la inteligencia se herede en parte; o sea, que dependa en cierta medida, no sabemos en qué proporción, del material genético. Es más probable que los hijos de parejas inteligentes sean inteligentes, de parejas de altos sean altos, de parejas de músicos sean músicos, nos dice el sentido común. Pero aquí se habla de promedios, no de casos particulares (no falta quien asegure que una pareja de inteligentes que tenga un hijo con deficiencias mentales crea que con eso la teoría se invalida).

Los estudios de gemelos y de familias con hijos adoptados muestran que no se semejan en sus habilidades cognitivas a los padres adoptivos, pero los gemelos sí dan resultados similares en los test de habilidades. También se ha visto que en las familias cuyos miembros se relacionan biológicamente (comparten material genético), en cambio, sí se encuentran muchas y variadas similitudes en habilidades de todo tipo.

Especial ha sido el descubrimiento de que la influencia genética en la inteligencia parece aumentar con el tiempo: en la infancia, los niños de padres inteligentes no necesariamente dan resultados tan altos en los test como lo esperado, pero a medida que maduran, que crecen, se van acercando más y más al resultado óptimo de sus padres, y a un resultado óptimo respecto a otros niños. Los científicos lo explican aduciendo que los niños se encuentran más a gusto y exploran y dedican más esfuerzo y atención a los campos en los cuales sus habilidades genéticas se pueden desarrollar con más fuerza.

En un estudio realizado en 80.000 personas se identificaron 52 genes relacionados con la inteligencia. Los investigadores nunca aseguraron que estos genes determinaran la inteligencia, pues existen miles sin descubrir, y además, reconocen que la educación y la nutrición son fundamentales en su desarrollo. Para definir estos genes hicieron un estudio utilizando el método de asociación del genoma. En este se hacen secuencias de trozos de material genético dispersos en el ADN de muchas personas no relacionadas, y luego se observan las similitudes entre las características particulares de las personas (tener un IQ alto, por ejemplo) y esas secuencias.

Ser inteligente tiene sus desventajas (en la próxima entrega).

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