J’accuse!

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Noticia de un secuestro

La diputada y líder de la oposición a la dictadura venezolana, María Corina Machado, concedió el pasado domingo una entrevista a un medio de prensa español. En esta, habló sobre las más de 5.000 protestas que hubo en el país vecino el año pasado y, sobre todo, informó a la prensa internacional sobre la situación actual en Venezuela. Cabe recordar que los medios de comunicación internacionales han sido censurados por el régimen venezolano. Bien conocido es el caso de NTN24, cuya señal fue cortada justo en el momento en el que el canal colombiano empezara a transmitir versiones de la oposición sobre los hechos violentos sucedidos en Caracas.

No es ninguna novedad la represión en Venezuela. Tampoco lo es la censura sistemática que ha aplicado el régimen. Sabemos que los periódicos no tienen la posibilidad de comprar papel. Sabemos que el chavismo se apoderó de los medios audiovisuales. También conocemos las largas y dolorosas listas de ciudadanos venezolanos que son prisioneros políticos del Gobierno ilegítimo de Venezuela. Conocemos los grupos paramilitares que han sometido a sangre y fuego a los ciudadanos venezolanos. Me refiero a esos grupos que tuvieron su momento de publicidad en el tradicional Aló Presidente y que el comandante en jefe de la destrucción del Estado venezolano presentaba así: «La Milicia es una unidad permanente sobre el territorio y debe estar armada, equipada y adiestrada. Tiene que tener armas, ¿quién ha visto una milicia sin armas? Hay que acelerar el tema de las milicias. Es el pueblo con las armas en la mano».

Bien sabido es que el pueblo con las armas en la mano asesina. Pero nunca se sabrá cuántos venezolanos perdieron la vida a manos de estos grupos paramilitares. Se habla del elevado numero de muertes violentas, de la inseguridad en Venezuela. Lo que nunca se muestra es la triste relación entre el aumento exponencial de víctimas y el aumento exponencial de ‘milicianos-paramilitares’ que en los últimos diez años engordaron las filas de esos escuadrones de la muerte. Se calcula que en el mismo lapso de tiempo en Venezuela ha habido más muertes violentas que en Irak. Sin embargo, las cifras del régimen llegan a ocultar la realidad de todos los días. Podríamos afirmar que el quasi ventennio chavista generó casi el mismo numero de víctimas que la barbarie narco-guerrillero-paramilitar en 50 años de guerra en Colombia.

Pero quisiera volver a la ya mencionada entrevista. La diputada venezolana, quien ha sido varias veces agredida física y verbalmente por los esbirros de la dictadura, toca lo que a mi parecer es el núcleo de la cuestión venezolana. Decepcionada por la clase política latinoamericana, habla de la «soledad venezolana». Dice no comprender la reunión de emergencia de Unasur por la detención del avión de Evo Morales. Menciona también la reunión del mismo ente por el levantamiento policial contra el presidente Correa. Y hoy, dice la diputada, que grupos afectos al régimen están reprimiendo, asesinando y torturando a estudiantes venezolanos, ni la Unasur, ni la Celac y, más triste aun, ni la OEA han convocado una reunión.
Ningún país latinoamericano ha tenido la decencia de llamar a los países miembros a debatir sobre la penosa situación venezolana. Ningún gobierno ha expresado solidaridad con los estudiantes venezolanos que hoy siguen las protestas. Esos mismos estudiantes, que hace pocos días vieron morir a algunos de sus compañeros, solo han podido ver el show grotesco del secuestro de América. Nadie esperaba una palabra de apoyo de los países satélites venezolanos. Pero ver al Gobierno uruguayo del presidente Mujica –quien conoció la cárcel y la tortura– enviar notas de «apoyo» y no de condena a la República Bolivariana de Venezuela es la prueba del secuestro de América.

América es un continente que está secuestrado por la dictadura venezolana. Ningún país ha ‘osado’ llevarle la contraria al régimen venezolano. Colombia se ha acostumbrado a ver a sus periodistas heridos y deportados. Después del «atrevimiento» de recibir a Capriles en Bogotá, la administración de Santos, en su secuestro, ha decidido evitar cualquier tipo de roce con cada Capo que el régimen venezolano ha encargado para las relaciones colombo-venezolanas. Excusas de todo tipo. Creo que es más nocivo para el buen andar de los diálogos de paz la destitución arbitraria del alcalde Petro que cualquier roce con el Gobierno venezolano. Y no creo que la OEA pueda rechazar el llamado de un país miembro a buscar el fin de la represión y de la violencia en Venezuela.

No puedo creer que en pocas horas, el líder opositor, Leopoldo López, será encarcelado por ejercer un derecho fundamental en cualquier Estado de Derecho, en cualquier democracia. Me es aun más incomprensible el silencio de toda la comunidad internacional ante tal atropello. ¿A este nivel está el cautiverio de América?

Nunca construiremos un nuevo continente –como pretendemos que estamos haciendo– si sólo pensamos en el crecimiento económico. El nuevo continente, ese que creemos que estamos construyendo, nos tiene que imponer una responsabilidad democrática con cada uno de los pueblos americanos. Una solidaridad con todos los ciudadanos oprimidos de este sufrido continente. Una solidaridad basada en los valores democráticos los cuales tienen que primar sobre cualquier interés económico.

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