“Los ricos quieren poder y los poderosos quieren dinero”: Ernesto Rojas, autor de “País Posible”.

Si tengo diez manzanas, me como dos y en vez de acumular las restantes, observo compasivo a mí alrededor para ver quién no ha comido, ¿Cuánta riqueza habré depositado en mi corazón al final del día? En ninguna clase de aritmética pondrán a los niños a resolver un ejercicio así de raro, pero es el ejemplo más sencillo que se me ocurre para decirles que por fin entendí que buena parte de los padecimientos humanos podrían aliviarse con una mejor redistribución de la riqueza.

“Las dos terceras partes de los colombianos se encuentran en condición de pobreza y vulnerabilidad”.

La desigualdad social es uno de los temas que forman parte del libro “País posible”, un ameno ensayo del escritor bogotano Ernesto Rojas Morales, catedrático, analista, ingeniero civil, experto en estadística, tres veces director del DANE y ex consejero presidencial para la erradicación de la pobreza.

El profesor Rojas va más allá del mero diagnóstico para proponer salidas audaces y optimistas a las crisis de hoy, sin caer, como dice él, “en la utopía de la felicidad total”. Se trata de un encomiable trabajo de documentación, análisis y reflexión intelectual del país que fuimos antes de la pandemia, el que somos y el que soñamos ser: uno más próspero y equitativo.

No es un tratado sobre futurología pero sí habla sobre socioeconomía y política en un lenguaje que cualquier persona entenderá sin ser experta. En su pluma términos como renta básica universal, transición demográfica, modelo económico, neoliberalismo, fintech, ciudades sustentables, justicia restaurativa, contribución fiscal o capitalismo progresista se vuelven pan comido, como dicen los muchachos, por la manera sencilla en que los explica y las referencias que los acompañan, entre ellas las voces de prestigiosos economistas, como el francés Thomas Piketty, la italiana Mariana Mazzucato, o el sociólogo Edgar Morin.

A lo largo de sus 443 páginas, “País Posible” contiene desde fórmulas para combatir la corrupción en la administración pública a través de la reforma del régimen electoral, pasando por la creación de cuerpos municipales de vigilancia (justicia alternativa con ayuda de inteligencia artificial y vigías humanos que podrían “resolver las disputas menores” entre vecinos, comerciantes y familias, sin más armas que una conexión a la Internet); un sistema de libre acceso a la educación digital que comience en la primera infancia y en donde se pongan en servicio los más ocho mil colegios existentes para servir “como centros de encuentro presencial con los estudiantes del modelo digital”, hasta una propuesta de vivienda por alquiler mediante la figura de “arrendamiento social” (albergue tipo hotelero), como ocurre en Estados Unidos donde más de un millón de familias han encontrado un techo digno por la vía  de los subsidios estatales. “La apariencia física y su funcionamiento, se debe asimilar a la de un hotel de buena calidad que proporciona a los usuarios unas condiciones de habitabilidad cómoda, sana y tranquila”, explica el autor.

“…después de la pandemia en Colombia, el número de pobres aumentó en casi cinco millones, mientras los ricos aumentaron su patrimonio en un 14%”: “País Posible”.

Estas son algunas ideas expuestas por el autor.

Seguridad social: Tras señalar, cifras en mano, que la ley 100 de 1993 es responsable de “un millón cuatrocientas mil muertes evitables”, entre 1998 y 2011, hace un breve recorrido por los sistemas de salud que operan exitosamente en otros países, principalmente de América y Europa.  

Ciudades amigables. “En un radio de 15 minutos, recorridos a pie o en bicicleta, ´la gente debería poder vivir la esencia de lo que constituye la experiencia urbana: acceder al trabajo, la vivienda, la alimentación, la salud, la educación, la cultura y el ocio´”, propone Carlos Moreno, profesor colombiano de la Universidad de París.  

“… todas las personas, trabajen o no, deben tener el derecho incondicional de no morir de hambre ni carecer de techo. Recibirán solo lo que necesitan básicamente para mantenerse, pero no recibirán menos”: Erich Fromm (1955), citado por Ernesto Rojas, autor de “País posible”.

Renta básica. Un ingreso básico le garantiza alimento a quien no tiene un empleo por su edad o incapacidad física. “… debe entenderse como la mínima y justa participación que le corresponde a todos los ciudadanos respecto de la riqueza creada por el empeño colectivo de transformar los recursos naturales y de utilizar los bienes públicos existentes”. Y pone como ejemplo el derecho al agua. “A pocas personas se les ocurriría dejar de aplicar el principio de la universalidad en el suministro de agua potable, o de una renta básica, puesto que una sola persona con aseo insuficiente, o con ingreso deficiente, alteraría la tranquilidad de todos sus vecinos”.

El doctor Rojas considera que “una Renta Básica reduciría la incidencia de la delincuencia callejera, las protestas sociales violentas, los conflictos internos en las comunidades, las migraciones masivas, así como protegería a la democracia del surgimiento del populismo político que toma ventaja de la frustración dilatada”.

“No necesitamos la educación para sobresalir sobre los otros. La necesitamos para no hundirnos, para soportar, si fuere necesario, el peso que la vida trae y la soledad de una habitación, la carga de nuestros muertos, de nuestras derrotas. Pero también la necesitamos para glorificar lo que somos e imaginarnos la felicidad, la vida en común y la prosperidad de un mundo reconciliado con sus temporales pobladores”: Juan Carlos Bayona, citado en “País Posible”.

Redistribución de la riqueza: No es posible alcanzar ese ideal “hasta tanto las elites acepten una tributación más progresiva”.  “Se puede esperar –afirma Rojas- que una estrategia de eliminación de la mala distribución de la riqueza se debería agregar a la lista de procedimientos para combatir la corrupción”.

Terminada la lectura de este magnífico ensayo, se me vino a la mente ese best seller “Padre rico, padre pobre” que enseña “cómo los ricos crean, conservan y comparten su riqueza”, porque en contraste con la mirada dulzona, y poco realista de Robert Kiyosaki, “País Posible” nos muestra una verdad incontrovertible: que si algo no han hecho los ricos hasta ahora -y sobre todo los asquerosamente ricos- es compartir nada con nadie. Sencillamente porque quienes podrían ayudar a derribar esa barrera, -los políticos, cómo no- son los mismos que en su gran mayoría representan a ese poder económico.

Por esa misma razón, este libro debería ser lectura obligada para gobernantes y políticos -incluso la élite empresarial-, pues son quienes deciden por nosotros.

Pueda ser que a unos y a otros estas recetas les ablande el corazón para que, al final del día, ricos y pobres tengamos el derecho a contar manzanas antes de que el mundo se vaya por el despeñadero con las chequeras de unos pocos y las miserias de la mayoría.

El autor de “País Posible” se presenta este domingo 28 de abril en la FilBo, a las 4:00 de la tarde. Lugar: Sala Lee La Naturaleza. (Coproducción Urbana y Vehement SAS. Más información aquí.

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