El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

Baterías, jabón, anzuelos y sal: el trueque que gana fuerza en el Vaupés por la pandemia

Tras el crecimiento exponencial del coronavirus en Brasil y el departamento del Amazonas, las autoridades indígenas colombianas en Vaupés han visto amenazada su integridad por la llegada de la pandemia a sus territorios ancestrales. En tiempos de adaptación y constantes cambios, el trueque ha ganado cada vez más fuerza como alternativa de economía solidaria para hacerle llegar, a los que viven más retirados en la selva, mercancías necesarias para sobrellevar su vida en el aislamiento.

Inmensos cuerpos de agua recorren el departamento del Vaupés / Créditos del autor.

Desde el pasado 12 de mayo, día en que se reportaron los primeros casos positivos de COVID-19 en el departamento, las autoridades indígenas y occidentales en el Vaupés han aumentado los esfuerzos en todo el territorio. Si bien la falta de conectividad con el centro del país juega a favor del poco contacto de los locales con el grueso de la población nacional, la principal preocupación radica en los 577 casos de COVID-19 reportados en São Gabriel da Cachoeira, en el estado de Amazonas, Brasil. Esta ciudad, ubicada a poco más de 350 kilómetros río abajo desde Mitú, ha sido históricamente un lugar de importante comercio con el Vaupés, especialmente con el área no municipalizada de Yavaraté. En la actualidad se han reportado once casos positivos en el Vaupés, presuntamente explicados por la llegada al departamento de brasileños procedentes desde esa región fronteriza.

Adicionalmente, las dos capitales departamentales del Amazonas peruano y colombiano, Iquitos y Leticia respectivamente, reportan en conjunto 2.149 casos positivos de COVID-19. Si a la cifra anterior se le añaden los casos positivos de la pandemia en la ciudad vecina de Tabatinga y en Manaos, capital del estado de Amazonas brasileño, el número se eleva a 15.729 contagios. Además, según las últimas cifras de la Gobernación del Amazonas, los casos positivos de COVID-19 en todas las cabeceras municipales asentadas en el río Amazonas desde Iquitos hasta Manaos llegan a 22.186, cifra cercana al total de casos registrados oficialmente en Colombia.

Ante este panorama, desde el pasado jueves 15 de mayo el Gobierno ordenó el cierre total del departamento del Amazonas y procedió a militarizar la triple frontera, entre Santa Rosa (Perú), Tabatinga (Brasil) y Leticia (Colombia) con el fin de evitar la llegada de casos importados procedentes de los dos países con más casos positivos en América del Sur. Sin embargo, por las cifras de contagios diarios que se registran en el Amazonas, pareciera que las medidas tomadas por el Gobierno llegaron demasiado tarde.

Por otro lado, desde la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) se han impulsado varias recomendaciones para que las poblaciones indígenas enfrenten la pandemia. Entre las principales se destacan: fortalecer las formas tradicionales de cultivo, fortalecer la fertilidad y salud de la tierra, realizar programas de siembra de productos de corto plazo, fortalecer los conocimientos ancestrales sobre uso y propagación de semillas nativas, y realizar trueques entre comunidades.

Cada una de dichas recomendaciones enfrenta retos derivados de la coyuntura actual. Sin embargo, para el caso particular del Vaupés se hará énfasis en el trueque como alternativa de economía solidaria. En este orden de ideas, es prudente afirmar que a pesar de que los cultivos en las chagras indígenas ubicadas en la región Amazonas den alimento suficiente para la población local, de acuerdo con varios informantes existen cuatro bienes que ejercen un rol fundamental para hacer de la vida en la selva algo mucho más llevadero durante el aislamiento social obligatorio: baterías, jabón, sal y anzuelos. Si se tienen en cuenta las múltiples limitaciones para conseguir dinero en efectivo para adquirirlos, la práctica del trueque entre comunidades se ha vuelto mucho más popular en esta parte del país dada la coyuntura actual.

Vaupés, población indígena y trueque

En el marco específico del departamento del Vaupés, rico en grandes extensiones de tierra, fuentes hídricas y biodiversidad, la práctica del trueque, ya popularizada en la región, ha estado ganando más fuerza con respecto a años pasados debido a las restricciones del gobierno local para la comercialización de los excedentes de las chagras indígenas en los mercados municipales. Por ejemplo, en el mercado indígena municipal San Victorino, en el centro de Mitú, cada vez existen más restricciones para la libre movilidad e intercambios monetarios entre indígenas y compradores que se reúnen todos los días para adquirir bienes como pescado, fariña, casabe y frutas.

Varios capitanes indígenas del Gran Resguardo Indígena del Vaupés (GRIV) han manifestado que las reglas de juego para acceder al mercado cambian repentinamente y no se les informa con claridad cómo deben vender sus productos. De acuerdo con el último informe de la Gobernación del Vaupés, desde que se registraron los primeros casos de contagio en el departamento se cerraron todos los mercados municipales, y quedarán cerrados indefinidamente.

Asimismo, desde las instituciones estatales se piensa que los indígenas, por tener libre movilidad dentro de su resguardo, no tienen deficiencias alimenticias ni razones para entrar a la capital departamental. Sobre este punto, un informante indígena barasana manifestó: “El alcalde dice que [nosotros] los indígenas tienen cómo y qué comer, pero esta no es verdad general. Hay algunos parientes que viven en la comunidad, en el resguardo, pero no tienen chagra. Ellos viven del diario, pescadito para comprar sus cositas. Ya no pueden ir al mercado a vender, ya no tienen cómo comprar alimentos”.

Para revertir esta situación, las comunidades indígenas cercanas a Mitú han encontrado en el trueque una alternativa de economía solidaria que les permite hacerles llegar a sus parientes y amigos selva adentro elementos básicos que faciliten su diario vivir. En este orden de ideas, bienes como el jabón, la sal, los anzuelos y las baterías son considerados indispensables por voceros del GRIV, que mediante distintos intermediarios los hacen llegar a las comunidades más apartadas. Al preguntarle a Rodrigo López, artesano indígena ubicado en zona rural del municipio de Mitú, qué recibía a cambio de mandarle dichos bienes a sus parientes selva adentro, comentaba que le enviaban grandes cantidades de fariña, una harina de grano medio que se obtiene de la yuca brava y que es la base de la alimentación de innumerables pueblos amazónicos.

Y ahora, ¿qué hacer?

Al no haber claridad sobre cuánto tiempo durará el virus, y preocupados por la situación en las fronteras, el panorama de las poblaciones indígenas en este rincón del país corre peligro. A pesar de haber tomado medidas como prohibir el ingreso de extraños a los resguardos indígenas y comunidades, queda en evidencia la falta de preparación y planes de contingencia ante la llegada del virus a este departamento. Si a lo anterior se le añade que el departamento vecino del Amazonas presenta la tasa de contagios por cada 10.000 habitantes más alta del país, y que dentro del Vaupés no existe registro alguno sobre camas de UCI, un aumento de la pandemia tendría consecuencias devastadoras en el departamento.

Asimismo, factores como presentar el PIB per cápita departamental más bajo del país y la poca infraestructura inciden negativamente a la hora de enfrentar la pandemia. Sobre este punto, el pasado 13 de mayo del 2020, el gobernador Eliécer Pérez comunicó públicamente que “no se ha recibido la primera adición de recursos a favor del departamento del Vaupés” prometida desde el Gobierno central. No obstante, se decretó un toque de queda extraordinario en el territorio hasta el próximo domingo 24 de mayo como medida preventiva respecto a los casos positivos de COVID-19 en el municipio.

En este orden de ideas, mientras familias como la de Rodrigo López, con facilidades de movilidad y recursos económicos, sigan enviando bienes necesarios a las comunidades más alejadas y estas se mantengan en el interior de la selva, evitando el contacto con terceros, es posible pensar que se mantendrán a salvo. Sin embargo, los recursos son finitos, las ayudas del Estado no han llegado a territorio y la escasez de dinero en efectivo imposibilitan la adquisición de distintos bienes y servicios, desde la gasolina de la lancha hasta la sal para cocinar.

De esta manera, las comunidades descendientes de la Anacona Ancestral, a falta de ayudas departamentales y municipales, unen esfuerzos con el trueque como medio de intercambio para apoyarse entre parientes y clanes, buscando encontrar refugio en la inmensidad de la selva amazónica y evitar repetir la situación de su departamento vecino Amazonas.

 

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