
Hablar de lo bello es tan subjetivo, aparecen aspectos culturales, educativos, éticos y hasta políticos, porque lo bello también puede ser impuesto como un modelo a seguir, no en vano es lo que se ve en la televisión o en las revistas a diario, cuando los medios marcan soterradamente esos modelos trazados subrepticiamente, de ahí que sea muy raro ver comerciales donde salen afrodescendientes buscando imponer una marca o un estilo.
Pese a todo lo anterior, si algo llama la atención cuando se visita cualquier pueblo o vereda de nuestro Pacífico, es la belleza de sus habitantes; herederos de africanos que hicieron suya esta tierra, aquí, bajo este otro sol tropical, sus cuerpos se hicieron fuertes y hermosos, sus pieles cobraron otro vigor con los alimentos del mar y de la tierra, y sus cabellos sirvieron para trazar caminos de libertad en mensajes ocultos trenzados de forma maravillosa y en cuyas moñas se ocultaban las semillas que luego servirían para su sustento en la libertad.
Fue el tema del cabello el que me condujo en Tumaco a buscar a Rosa María Castro Vallecilla, directora de la Agencia de Reinas y Modelos Perla del Pacífico, quien en una charla me desmitificó el tema del modelaje y de los reinados, los cuales creía yo terminaban por hacerle juego al mercantilismo del cuerpo y a la imposición de esos paradigmas de la belleza del que están desbordados los medios de comunicación en nuestro país.
La visito en su agencia y mientras espero que termine su clase observo un grupo de niñas y de jovencitas que se preparan no solamente para ser modelos o reinas, sino para empoderarse como mujeres en un territorio donde el abandono estatal ha generado una violencia que campea por todos sus rincones; junto a ellas está también una señora que, a mi iluso parecer, ha pasado ya la edad para embarcarse en esta empresa, pero es la misma Rosa María quien me manifiesta que la belleza es mucho más que lo que se puede mostrar en determinada edad o bajo ciertos parámetros, que la belleza está en la actitud que se tiene frente a la vida. Por eso todas ellas caminan por la pasarela con una actitud arrolladora, pero también hacen ejercicios de dicción mediante unos trabalenguas que han debido preparar con anterioridad.

Le pregunto si la belleza abre puertas, y con un sí rotundo me responde, pero va mucho más allá, me dice que la belleza está en todos, sin discriminación alguna, lo que hay que superar son esos estereotipos que se imponen, donde pareciera que la artificiosidad en el ser humano es lo que domina; por eso insiste en que desde su agencia busca formar seres humanos reales, hombres y mujeres que sean capaces de valorarse a sí mismos, por eso su agencia los capacita no solamente en la pasarela, sino también en procesos que les permitirán reconocerse en su integralidad, donde el conocimiento ancestral y la modernidad van de la mano, donde el liderazgo y el empoderamiento forman parte de su pensum.
Ser bello genera un impacto y lo afro llama mucho la atención, lo dice Rosa María, quien por su altura se destaca y por su belleza física llama inmediatamente la atención, pero cuando se habla con ella nos damos cuenta de esa espiritualidad que la acompaña, pero por sobre todo una fuerza para querer formar para la paz desde su agencia, de raparle a la guerra a todos esos jóvenes que están ahí por falta de oportunidades. No en vano la sede donde funciona la agencia tiene espacios muy amplios, salones maravillosos y una terraza que sirve de pasarela, pero también donde se capacitan en danza y teatro, buscando con ello generar esa integralidad que va mucho más allá de la belleza física.
Y mientras Rosa María sigue hablando, me convenzo mucho más de que toda esta gente hermosa del territorio tiene mucho que enseñarnos a todos los colombianos; cuando le pregunto por qué las mujeres del Pacífico buscan tanto alisarse sus cabellos afros, me manifiesta que obedece a esos estereotipos impuestos, por eso cuando salió a estudiar a Bogotá a los 16 años debió romper con esos clichés que se tienen sobre los negros, pero también aprovecharlos, porque precisamente es esa diferencia la que singulariza y termina por valorarse aún más. Me precisa que el cabello afro puede ser un modelo de resistencia frente a lo impuesto, pero que así mismo el ser humano es vanidoso y que esa vanidad bien encauzada le permite sentirse feliz, entonces no hay porque juzgar a nadie por la forma como viste o peina.
Como a muchos otros empresarios y emprendedores, la pandemia del Covid-19 ha golpeado también a la agencia que dirige Rosa María, pero su fuerza y su persistencia no pueden quedarse estancadas, por ello, con todos los protocolos, ha reiniciado sus labores, además, porque los chicos y chicas necesitan hacer algo para distencionarse de ese encierro al que nos vimos todos obligados a permanecer; ahí tienen un espacio para aprender, para divertirse y para ser originales valorándose en su amor propio, porque está segura que todos ellos serán grandes emprendedores en un futuro cercano.

Lastimosamente las empresas dedicadas a la belleza y al modelaje no están catalogadas como algo cultural en nuestro país, por eso es tan difícil acceder a las convocatorias del Ministerio de Cultura o de las Direcciones de Cultura departamentales o municipales; esta es una gran limitante, sobre todo porque se sigue desconociendo que, como en el caso de la Agencia de Reinas y Modelos Perla del Pacífico, así como en muchas otras, se está haciendo un trabajo importante para el posicionamiento de la cultura afro, donde se aprenden valores y se reafirman conocimientos que han terminado por singularizar a los habitantes de este hermoso territorio.
Los logros de la agencia y de Rosa María son muchos, habla con mucha alegría cuando cuenta que Tumaco Fashion o la Pasarela Para la Paz fueron todo un éxito en la ciudad y en la región, ya que se logró visibilizar un trabajo que va mucho más allá de lo estético visible, sino que permitió comprender que es una industria que puede generar recursos para los diferentes estamentos que integran el modelaje, que se pueden generar espacios de construcción de paz mediante la familiaridad y la fraternidad que se generan en estos eventos que son, como se ha visto, fruto de un proceso, impulsados por una mujer que es inmensamente hermosa y que se está permanentemente capacitando desde el modelaje, la actuación y el trabajo social, para seguir sirviendo a su Tumaco del alma.
Al terminar la clase, Rosa María se dispone a preparar el estudio de grabación, ya que dirige el programa “Hablemos con mujeres reales”, donde entrevista a diferentes mujeres destacadas del territorio, por donde han pasado modelos famosas, cantantes que inician sus carreras artísticas, emprendedoras que comparten sus sueños y sus logros, artistas que invitan con su vida a romper los esquemas y los moldes impuestos…. en fin, toda una gama de mujeres que dignifican su condición y se convierten en verdaderos ejemplos a seguir.
Cuando salgo de la agencia, puedo asegurarles que todo lo vi mucho más hermoso, especialmente a los habitantes del sublime puerto tumaqueño, es que ahí la belleza pulula, la señora que vende los chontaduros bella en su poltrona en la calle desde donde despacha el delicioso producto, la chica que atiende en la farmacia con una sonrisa que cura todos los malestares, la señora que va con sus hijos en un divertido juego improvisado en la cancha San Judas; en fin, todos, hombres y mujeres que nos muestran lo maravilloso que es este hermoso lugar de Colombia, lo hermoso que es todo en este paraje de mar y ríos. Gracias Rosa María Castro Vallecilla por permitirnos apreciar y querer aún más a nuestro Pacifico nariñense, grande y majestuoso en su belleza singular.