Parsimonia

Publicado el Jarne

De purísima y oro

Se han escrito canciones preciosas a Madrid o ambientadas en esta ciudad. Algunas de ellas han salido de la pluma de Joaquín Sabina. Nos ha dado maravillas como Pongamos que hablo de Madrid o  Yo me bajo en Atocha. Sin embargo, la mejor, en mi humilde opinión, es de Purísima y oro. El problema es que tiene una letra difícil de comprender plagada de referencias históricas. Vamos a ver si podemos solucionarlo.

Javier Krahe, compañero de Sabina en La Mandragora, y al que dedicamos una entrada hace ya algún tiempo, explicaba en un documental que su canción preferida del granadino era Purísima y oro porque condensa las esencias de Sabina. Krahe no se equivoca. Toca algunas de las pasiones del cantautor: los toros, las mujeres y la posguerra, que no es otra cosa que su niñez.

De purísima y oro tiene dos padres. Fue coescrita junto a Antonio Oliver, un amigo con el que compusó alguna de las letras de 19 días y 500 noches. Sabina se la dedicó a José Tomás. El torero, sabedor de que el cantante es tomista convencido, le regaló el traje de luces que lució cuando regresó a Las Ventas. Aquel día el diestro se encerró con seis toros. Cortó cuatro orejas y salió por la puerta grande.

La canción es el retrato de la larga posguerra. Tras la larga guerra civil que asoló a España y que dejó como vencedor a Franco, comenzó uno de los peores períodos de la historia de España. A la destrucción de medio país, el exilio de una buena parte de sus clases formadas y los odios cainitas que había dejado el conflicto, hubo que sumarle 20 años empobrecimiento económico y cartillas de racionamiento.

¿A qué se debió esta larga penuria? Franco, tras ganar la contienda, siguió un modelo económico basado en la autarquía de las potencias del Eje. Fue un fracaso estrepitoso que condenó a España a un largo período de pobreza y subdesarrollo. Las cosas mejoraron algo en los años 50 con la ayuda americana, pero no fue hasta el famoso Plan de Estabilización cuando todo cambió y España se sumó mal y tarde a los 30 gloriosos.

La primera parte va contando las estampas de la larga posguerra española y, sobre todo, del Madrid de la época. Por eso es tan difícil de entender. Está llena de referencias a la pobreza y a los personajes populares de la época. Aquí tienen un blog que explica la canción verso por verso. Los sabañones provocados por el frío, los pobres zapatos topolino o el torero Miguel Dominguín -padre de Miguel Bosé- y sus romances con las estrellas del Hollywood, son parte de la memoria de una generación.

La segunda, cuenta la historia de amor entre Lupe Sino y Manolete. Sino era una camarera de Chicote, un bar que se encuentra en la Gran Vía y por el que pasaron algunos de los intelectuales de la época. Tuvo una relación de cuatro años con Manolete, uno de los toreros más famosos de todos los tiempos. El romance terminó cuando Manolete murió en 1947 en la plaza de Linares tras una cornada del toro Islero.

Cuando José Tomás volvió a los ruedos tras una larga temporada de ausencia, Sabina escribió una crónica exquisita desde una de las primeras plazas que pisó el torero: Linares. Fue en una fecha muy especial porque se conmemoraba el sesenta aniversario de la de la muerte de Manolete. José Tomás sufrió dos graves cornadas en aquella corrida, pero los tiempos habían cambiado y no se repitió la tragedia que 60 años antes se había llevado a Manolete.

En Twitter: @Jarnavic

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