Nuestra sociedad idolatra a quienes se convierten en abanderados de causas, a quienes se encargan de transformar realidades, a quienes con iniciativas poderosas cambian vidas, a quienes con llamativos colores visten, con elaboradas palabras hablan, en hermosos lugares se encuentran y con particulares personas se relacionan. Y si, eso existe, sin embargo… ¿dónde está lo creativo para alguien de a pie que no está en contacto con todas estas influencias ni con la gran cantidad de referentes que tienen todos estos seres llenos de influencias externas?
El planeta está lleno de seres brillantes, pero tiene miles que sin ser conocidos están llenos de energía creadora sin siquiera saberlo. A diario personas maravillosas están viviendo su realidad de la mejor manera posible en medio de las limitaciones externas e internas, seres que se concentran en brindarse la vida que siempre han deseado o en brindarle a otros esa vida que no han tenido; personas que rescatan el valor del otro y de lo que sabe y que muchas veces no se fijan en qué tanto puede lograr, lo que ha alcanzado o de lo que se ufana, sino que confían en el “parece buena gente” “tiene buena vibra” “me cae bien” y establecen relaciones extrañas (a simple vista) pero duraderas y simbólicas, en las que el aprendizaje siempre se mantiene activo y la creatividad se alimenta.
La brecha entre lo aspiracional, lo “trendy” y lo que está de moda y la persona de a pie, está generando una desconexión con la creatividad y la está convirtiendo en algo que es privilegio de quienes pueden “acceder” a ella y deslegitima las acciones de quienes en el día a día están llevándose a crear sin tanto “glam”. Pone en desventaja a quienes no han accedido a los mismos medios o conocimientos, y los hace sentir “poco creativos” al no entrar en el selecto grupo de quienes se permiten ser creativos de una manera distinta.
Es nuestro trabajo ahora reconocer que la naturaleza de la creatividad no existe por una definición, sino que es el ser mismo la energía creativa: que detrás del interés de nombrar y pertenecer, se está desconociendo a quienes tienen energía creativa de una manera diferente a la “común” (la de las vallas y los avisos brillantes); y que el reconocer la energía creativa de otros nos hace abiertos no sólo a aprender sino a gestionar de una manera diferente nuestra propia energía y ponerla al servicio de otros independientemente de la definición que tengan.
Ser creativo es cuestión de apertura
La apertura es un llamado a hacerse cargo de lo que es es, lo que se crea y lo que se quiere, demanda atención a los detalles, agradecer el presente y saberse merecedor de mucho más de lo que podemos imaginar. La apertura es ver que estamos a cargo de las decisiones de nuestra vida y que al decidir estamos creando caminos nuevos para nosotros y le estamos dando forma a lo que vivimos a diario, desde lo que necesitamos y queremos materializar; la apertura nos ayuda a ver que tenemos más opciones de las que nos dicta la mente o de las que nuestras inseguridades nos dictan, y que desde ella se puede conectar con mayor autenticidad y menos interferencia con las soluciones a los retos del día a día o a todo eso que construímos para llevarnos a aprender.
Sencillo, así no más. Abrirse a intentar algo nuevo, a aprender de otro, a recibir los problemas sin generarles tanta resistencia, a entregarle energía a creer que tenemos los medios para salir adelante; abrirse a verse con el bolsillo desocupado, a verse corto de ingresos, a reconocer que se tiene un trabajo de 8am a 5pm por el tiempo que se quiera, a sentirse desconectado de otros, a sentirse no perteneciente… a sentirse así y a no querer quedarse así, sino llevarse a un mejor lugar. Abrirse y aceptar es poner en marcha el motor gigantezco que mueve el alma, el que hace que las cosas se den y que la creatividad se ponga en marcha.
Estar en contacto con nosotros sin dudarlo nos ayuda a vernos de otra manera y a crear desde un lugar diferente, nos ayuda a no desesperarnos o a no sentirnos ni víctimas ni victimarios en nuestro propio proceso. Estar atentos a lo que somos y sentimos nos conecta con la raíz de la que se origina todo lo que deseamos ver materializado en nuestro día a día; y a TODO eso tan bueno, TODOS tenemos acceso ilimitado sin importar la condición, la educación, los recursos y todas esas cosas que existen para alejarnos de nuestro propio conocimiento (y reconocimiento). Ya después de reconocernos creativos, luego de asumirnos como seres que desempeñan un papel importante en su realidad y que son capaces de crear, existe la posibilidad de revolucionarlo y hay un montón de herramientas, conocimientos y estrategias para hacerlo.
No te hagas a la idea de que “hay otros más creativos que yo” enfoca tu atención en que hay tipos de creatividad diferentes porque llevamos vidas distintas y tenemos contextos diferentes; no te enganches con el “no sé dibujar, no soy creativo” o con el “no tengo los recursos para ser creativo” porque para ser creativo no es requisito obligado saber dibujar y porque tenemos todo lo que necesitamos para ser creativos: estamos vivos. Recuerda las veces en las que has solucionado problemas (de todo tipo), las veces en las que has tenido palabras de aliento para otros, los momentos en los que has sido responsable de tus ocupaciones, los días en los que has realizado tu trabajo de manera óptima, los sudokus del periódico en la mañana, los apodos que has inventado… recuerda cómo haces para que el sueldo llegue a fin de mes, cómo generas ingresos adicionales, cómo encontraste la ruta más rápida para llegar a tu trabajo, recuerda los cuidados que tienes para contigo, la forma que te inventaste para estudiar los temas de esa materia difícil, la comida que buscas o preparas y los consejos que has dado. Ahí está tu creatividad, ahí está tu ser creativo en acción.