Una mente variante

Publicado el una mente variante

¿Que hice para merecer esto?

Las extensas jornadas de trabajo, los conflictos entre compañeros, el desánimo de unos cuantos que «se contagia», el jefe intenso o temeroso de que su equipo «lo supere»,  el colega que espera a la hora de salida para desconectarse inmediatamente, el supervisor o el cliente inseguro que cambia de opinión 20 veces (por minuto).

Somos seres humanos compartiendo un espacio en el que el hacer es generalmente más importante que el ser.  Somos seres humanos con nuestra historia particular viviendo los retos de un día a día que nos desconecta de la esencia y que nos entrega al «trabajo bajo presión». Nuestros espacios de trabajo, clientes, colegas y jefes dan cuenta de ello.

 

No es culpa de nadie

Los entornos laborales están directamente relacionados con nosotros, su energía se alimenta de la nuestra, y cada uno de los vínculos que se establecen mientras trabajamos viene con información valiosa sobre nosotros mismos, nuestras relaciones en general, nuestra capacidad de toma de decisiones, nuestra forma de priorizar (de cuidarnos, de escucharnos, de transformarnos, de evolucionar, etc).
Entonces: Ese jefe molesto, ese colega competitivo, ese colaborador que  lo hace todo difícil, ese cliente que desea más de lo que paga, ese coordinador con menos aptitudes, experiencia y formación que tú (y  que además es tu jefe) está cumpliendo su misión en este momento para tí (así como tu cumples tu misión con quienes trabajan contigo).

No es tu culpa que las circunstancias no se den como las esperas, ni que el día a día te brinde mensajes poco claros o en un forma que te cueste recibir. No es tu culpa que te sientas en un campo minado en el que te cuesta respirar, decidir, ser autónomo o hasta creativo. No es tu culpa que la expectativa que tenías sobre tu hacer no se esté cumpliendo completamente y que todo lo que está pasando empiece a ser más de lo que crees que puedes tolerar. No es tu culpa, pero el no serlo no es una invitación a que no generes acciones que te saquen de eso que te hace mal, a que no cuestiones tu lugar en lo que vives o a que lo «dejes pasar».

 

El trabajo se te muestra como espacio de aprendizaje con marcados matices e informaciones porque dentro de tus prioridades es importante, porque le has conferido mayor importancia en tu vida que a otras áreas, porque has identificado como figuras de poder importantes para tí a quienes hacen parte de él. Recuerda que donde está tu atención es donde la divinidad más se muestra ante tí, así que si para tí el trabajo es lo primero… muchos de tus aprendizajes del alma se te revelarán en tu jornada laboral.

 

¿Por qué a mí?

Por más injusto que parezca, necesitas este entorno en el que te encuentras hasta que: tomes la información que te brinda para transformar lo que necesite ser transformado, o hasta que decidas no estar más en el. Necesitas de esto que te incomoda para ganar claridad en eso que no deseas en tu vida, en lo que quieres hacer, en lo que puedes transformar en tí. Necesitas las personas que te rodean para darle una mirada a tus relaciones, para saber desde que lugar conectas y con qué tipo de personas lo haces; necesitas oírte en tu trabajo y oír a quienes te rodean para que te des cuenta de los temas importantes, de lo que es vital para tí y de lo que estas forzando.

Esta realidad en la que te encuentras en el trabajo es circunstancial y existe para que explores la persona que eres, las capacidades y recursos con los que cuentas, y todo aquello que puedes soltar, transformar y reconfigurar para que obtengas resultados diferentes.
Eso que vives en tu trabajo está hecho a medida de tu Plan Divino, está relacionado con ese patrón de relaciones que generas, con el poder que le asignas a tus jefes o clientes, con la autoexigencia que te caracteriza desde que eres pequeño, con la validación externa que necesitas de tus figuras de poder, con la forma en la que reaccionas frente a la opinión de otros sobre tí y sobre lo que haces; con la autoestima, el autocuidado y el autoconcepto con los que te has identificado.

 

Lo que hiciste vs. lo que puedes hacer

Más allá de seguir creando enemigos, diferencias, separación, duda, victimismos o hasta culpa por lo que estás experimentando, el valor de lo que vives está en todo aquello que puedes recoger como información de lo que te brinda el día a día. Y para ello te comparto un par de preguntas que pueden serte útiles para empezar a ver la información de quienes comparten contigo en tu ambiente laboral:

        1. ¿Cuáles son las relaciones más importantes en mi vida y qué he aprendido o he visto en ellas?
        2. ¿Qué tan importante es mi trabajo y qué tan importantes son las personas que hacen parte de él?
        3. ¿Mis relaciones con mis figuras de poder (padre, madre, pareja, hijos, etc) son similares a las que mantengo con mis colegas, jefes, clientes? ¿Si, no, porqué?
        4. ¿Qué tanto me preocupa lo que otros piensen de mí?
        5. ¿Lo que opino de mi trabajo actual es lo mismo que he opinado de mis trabajos anteriores

Llevar una mirada amorosa a lo que vives en tu trabajo e intentar liberarte de juicios al ver la información que te brindan tus relaciones con tus compañeros, jefes, subordinados… te ayuda a conectar con todo aquello que puedes transformar, con lo que no sostienes más y con lo que puedes hacer para obtener resultados diferentes.

 


¿Quieres información adicional a esta entrada? El pasado 14 de marzo hice un Youtube live en el que amplié esta información para tí y respondí un par de preguntas sobre este tema. Si deseas darle una mirada a ese live, puedes hacerlo siguiendo este link:

https://www.youtube.com/watch?v=m_cj2MudlO0

 


Si quieres darle una mirada a tu día a día en el trabajo y deseas no sólo conectar con lo que te brinda para tu autoconocimiento sino para tu crecimiento personal o el de tu equipo de trabajo, puedo acompañarte en una mentoría a medida de lo que necesites.

Si deseas información adicional, puedes escribirme a: [email protected], y me pondré en contacto contigo.

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