“Buenas noticias. Las malas noticias son falsas”
Recuerdo ese título de una revista Selecciones o Sputnik en la casa de mi mamá. No recuerdo nada más del artículo, excepto que tal vez hablaba de uno de esos años negros de los 80. No creo que hablara de fake news. Eso no se había inventado en ese entonces.
Pero he pensado un montón en esa frase.
No sé si saben que hay por ahí dando vueltas un virus del que no sabíamos nada hace seis meses y que hace tres nos importaba un carajo. Supongo que han escuchado hablar de él. Supongo que incluso han leído noticias al respecto.
Supongamos por ejemplo, que en Alemania se detectaron DOS focos infecciosos y que las autoridades ESTÉN CONSIDERANDO medidas LOCALES.
Y usted lee una noticia titulada: ALEMANIA ¿REGRESA AL CONFINAMIENTO?.
Los signos de interrogación salvan al autor de cualquier responsabilidad. Puede incluso que la respuesta, que es NO, esté en el texto.
Pero nadie llegará hasta ese punto.
Supongamos que en Corea del Sur se descubre que un paciente muy contagioso se fue de rumba en varias discotecas y el gobierno anuncie que es muy pronto para permitir que ese tipo de negocios funcione normalmente.
Y usted lee una noticia titulada: COREA ¿DE CARA AL REBROTE?
Los signos de interrogación salvan al autor de cualquier responsabilidad. Puede incluso que la respuesta, que es NO, esté en el texto.
Pero nadie llegará hasta ese punto.
Supongamos que en UNA provincia del Japón se decide cerrar de nuevo las escuelas por un par de días mientras se realizan tests a varios empleados.
Y usted lee una noticia titulada JAPON ¿LA SEGUNDA OLA?
Los signos de interrogación salvan al autor de cualquier responsabilidad. Puede incluso que la respuesta, que es NO, esté en el texto.
Pero nadie llegará hasta ese punto.
Supongamos que en en Francia hay una subida en el número de fallecimientos PORQUE DURANTE VARIOS DÍAS NO SE CONTARON LOS MUERTOS DE LOS ASILOS DE ANCIANOS.
Y usted lee un artículo titulado FRANCIA ¿LA CATASTROFE?
Los signos de interrogación salvan al autor de cualquier responsabilidad. Puede incluso que la respuesta, que es NO, esté en el texto.
Pero nadie llegará hasta ese punto.
Es entonces cuando un “periodista” de escritorio encuentra todo lo anterior y escribe para un “portal” algo como “CORONAVIRUS:¿HECATOMBE EN LOS PAÍSES QUE DESCONFINAN?
Los signos de interrogación salvan al autor de cualquier responsabilidad. Puede incluso que la respuesta, que es NO, esté en el texto.
Pero nadie llegará hasta ese punto.
Porque, hay que decirlo, la gente no se informa con los artículos que circulan en las redes sociales sino con los títulos de los artículos que circulan en las redes sociales.
(O con iluminados que destilan en videos youtube insoportablemente monótonos las conclusiones a las que han llegado sin hacer un sólo minuto de periodismo de terreno)
En la era de la desinformación hay dos posiciones que no soporto:
La del publico que critica a los medios.
La de los medios, que lloran porque el publico no los entiende.
La culpa es compartida. Las consecuencias las pagamos todos.
Pero todo bien.
La buena noticia es que las malas noticias son falsas.
(Mejor dicho, incompletas).
Todo lo que digo de aquí para abajo es válido hoy, 17 de mayo. Puede que cambie mañana o en un par de días.
Pero hasta hoy:
En NINGUN país del mundo ha ocurrido un rebrote o una “segunda ola”
En NINGUN país que se haya desconfinado ha sido necesario un reconfinamiento.
No hay por ahora estudios que prueben que una persona puede infectarse dos veces de Coronavirus.
En Italia, Alemania, España y Francia, a pesar de subidas puntuales, la tendencia desde hace varias semanas es una reducción en el número de casos, en el número de muertos y, tal vez el indicador más importante, en el número de pacientes en cuidados intensivos.
El número global de muertes aumenta mucho más lentamente de lo que se esperaba.
Esto no quiere decir que el confinamiento no fuera necesario.
Esto no quiere decir que el Coronavirus fuera “una gripa fuerte” como muchos creímos al principio.
Esto no quiere decir que estos meses han dejado millones de tragedias personales y que muchas de ellas habrían podido evitarse con un manejo menos político y más científico, menos económico y más humano.
Esto no quiere decir que la pandemia no continúe avanzando, en particular en América del Sur.
Esto no quiere decir que tengamos que bajar la guardia frente a la tendencia de utilizar el miedo como una estrategia para instaurar medidas autoritarias y la crisis como un pretexto para destruir los derechos laborales con la excusa de “relanzar la economía”.
De hecho esto no tiene que querer decir nada.
Son sólo datos que parecen demostrar que, para bien o para mal, como especie humana, también nos salvamos esta vez.