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Vivir y dejar Vivir

Un viajero cena con una amiga abogada en Fort Lauderdale. Un  borracho muy animado en la mesa de al lado intenta buscar conversación todo el tiempo.  A cierta altura de la conversación, la amiga le pide al borracho que se calle.   Pero, él insiste:

  • ¿Por qué? He hablado de amor, como un hombre sobrio nunca habla. He demostrado alegría, he intentado comunicarme con desconocidos, ¿qué hay de malo en ello?
  • No es el momento oportuno –responde ella.
  • ¿Quiere decir que existe una hora oportuna para mostrar felicidad?

Después de esta frase, invitan al borracho a su mesa.

Me encontré esta corta historia y me hizo recordar una propia.  Hace tres años estaba con una de mis hermanas en un evento. Estaba presente una mujer que es conferencista de Programación Neurolingüística, pero su actitud me estaba desesperando.  Su tono de voz, demasiado activa, participativa, como que todo era felicidad… Demasiada ´buena vibra’…  Así que en mi cabeza pensaba, mientras la observaba “que desespero de persona, no se queda quieta”… En una de esas, ella giró su cabeza y se quedo mirándome y no sé porqué pero sentí que notó mi molestia e inmediatamente le bajó un poco a su actitud y ya no hablaba como antes.   Ahí me sentí mal.   Pues ella estaba feliz, sonreía, disfrutaba el evento  y el problema era mío, no de ella.     A veces uno es el aburrido.  Tal vez era mi infelicidad en ese momento que hacía que yo me desesperara al  ver una actitud demasiado feliz. Pero como en la historia del principio, ¿quién dijo que hay una hora y lugar para mostrar felicidad?   O lo contrario?

Así como podemos aliviar a alguien con una sonrisa, con una palabra amable, en ocasiones sucede lo contrario y con una actitud nuestra podemos quitarle alegría a alguien.

A veces criticamos mucho…  Al final, hay que vivir y dejar vivir.

Eso me recordó algo que leí en el libro Maktub, que habla precisamente de esos instantes de alegría que debemos tener, sin importar si es correcto o no.  Mientras no le hagamos daño a nadie, que buena oportunidad salirnos de la rutina:

“Hoy estaría bien hacer algo fuera de lo común. Podemos, por ejemplo, bailar por la calle mientras nos dirigimos al trabajo. Mirar a los ojos a un desconocido que nos llame la atención y hablar de amor a primera vista.  Sugerirle al jefe una idea que puede parecer ridícula, pero en la que creemos.  Comprar el instrumento que siempre quisimos tocar, pero nunca nos atrevimos.   Debemos permitirnos días así.

Hoy podemos llorar por algunas viejas penas, que aún están presas en nuestra garganta. Llamaremos a alguien a quien juramos que no volveríamos a hablar, pero de quien desearíamos escuchar o leer un  mensaje.  Hoy puede considerarse como un día fuera de la agenda en la que escribimos todas las mañanas.

Hoy es un día para sentir alegría por la vida” Maktub.

En Twitter @AndreaVillate

En Facebook: AndreaVillatePeriodista 

 

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