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Un año

Foto de Adriana Baquero desde Santa Marta

 

A mediados del 2019 recibí un mensaje directo en mi twitter de una persona que no conocía, la cual estaba desesperada con la vida que llevaba, tenía problemas en todos los aspectos de la vida, no vislumbraba un futuro y quería acabar con su vida. De inmediato le contesté y comenzamos a conversar del por qué se sentía así, qué pasaba en su vida que la hiciera pensar que no había salida, etc. La leía y notaba una profunda tristeza en sus palabras pero, más que nada, desesperación. 

Siempre he respetado la decisión de cada persona frente a lo que quiere hacer o no con su vida y más con estos temas de claudicar, de botar la toalla, así que le dije que ella tenía en sus manos la decisión que lo pensara bien, que tuviera en cuenta que todo cambia, que nada era para siempre, ni lo bueno ni lo malo y que al final la muerte era una decisión definitiva para un problema que, si o si, era temporal. Y así quedó la conversación. Algunos días después le escribí preguntándole cómo estaba o si necesitaba algo y le enviaba mi blog cada domingo pero no más allá. Y a mi se me fue olvidando aquella conversación. 

Hace unos días la vi en Instagram con sus hijos y me puse a ver todas sus últimas publicaciones y es asombroso parece una persona diferente, volvió a sonreír. Todo en la vida es temporal. 

Esta semana cumplió años una de mis sobrinitas y esa fecha, hace 5 años, fue difícil para nuestra familia. Era una tarde gris de viernes, llovía a mares en Bogotá, era como si el clima percibiera el dolor de la despedida. Mi mamá estaba en la fase final de un cáncer que la aquejaba. Algunos órganos habían dejado de funcionar y ese día había comenzado su proceso de sedación paliativa. Vinieron momentos muy tristes pues uno se puede preparar para la muerte pero no para la ausencia y esto se me juntó con situaciones difíciles del corazón, que vinieron casi enseguida, muchos cambios como una tormenta perfecta, cuando se junta todo y todo lo que puede salir mal, sale mal.  

Este año me puse a recordar mucho ese día y a hacer un símil entre hace 5 años y esta fecha.  Este año la pasamos muy contentas, reunidas con mis hermanas, mis cuñados, mis sobrinitos. Conversando por video, nuestro sobrinito mayor nos contaba que había decidido estudiar Ingeniería Biomédica y contándonos todo lo que debe hacer en el colegio, en su último año, para poder presentarse en la universidad. Mis sobrinitas hablaban de una serie de tv: We Bare Bears. Luego nos pusimos a jugar y nos reímos mucho. Ahí, en ese momento, yo miraba a todos, tratando de tomar fotografías mentales de la risa, de la alegría, de esos momentos que son perfectos. 

Y claro nos siguen haciendo mucha falta nuestros papas pero, como todo en la vida, el tiempo hace que uno tenga que hacer las paces con las ausencias y acostumbrarse a vivir sin ellos, pero seguramente desde el cielo estaban ahí con nosotros. Lo sentí en la mirada de mis sobrinitos, en las risas de mis hermanas y de mis cuñados.  

La vida es así, cambia… Como decía una frase de Saint-Exupéry en El Principito: “Hoy mira a tu alrededor, aprecia lo que tienes. Nada será igual en un año. Se aproximan cambios en tu camino”.  y en el de todos.  Nadie sabe lo que estaremos haciendo en un año, ni cómo estará nuestra vida, quienes estarán a nuestro lado, ni siquiera si estaremos aquí…   Nada será igual a lo que estamos viviendo hoy. 

A veces nos la pasamos esperando que algo pase y lo que pasa es la vida. Seguramente habrá cosas que queremos cambiar en la vida actual que llevamos, pero solo podemos cambiar lo que hay dentro de nosotros, no podemos modificar lo que hay afuera. Y esperar con fe, actitud y aceptación lo que nos traiga el destino.  

La vida es una montaña rusa, no se queda quieta y así creamos que nada cambia, todo cambia, hasta cambia y evoluciona lo que hay en nuestro corazón, lo que pensábamos hace años sobre ciertas cosas. Sino, recuerden qué estaban haciendo hoy hace dos años, hace 5, hace 10. ¿Cambió en algo?   

“En esta escuela del mundo ni siendo malos alumnos repetiremos un año, un invierno, un verano. No es lo mismo ningún día, no hay dos noches parecidas, igual mirada en los ojos ni dos besos que se repitan.”

 Wislawa Szymborska

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