Ayer pensaba en lo frágil que es la vida y que en cualquier momento llega algo, una enfermedad, un accidente y la acaba. Es inevitable no pensar en la pandemia, aunque alguien me decía hace unos días que ya estaba aburrido del tema del Covid-19, pero aburridos, cansados del tema o no, es una realidad que vino a recordarnos con imponencia que la vida es un suspiro.
Hace un par de semanas me sentía desconectada del universo y demasiado conectada con el día a día, prestando atención a cosas que no aportan y había dejado de ver las flores, el cielo, los ojos de las personas, los buenos detalles, las visitas, había dejado de ver las cosas con especial atención y me había enfrascado en cosas triviales y cuando eso me ocurre como que freno y comienzo a pensar, bueno si este fuera mi ultimo dia de vida, me gustaría que así hubiera sido mi último día? y ahí comienzo un proceso interesante, como he escrito en estas páginas anteriormente, me pongo a pensar en lo que me gustaría hacer antes de morir.
Digamos que me acaban de diagnosticar una enfermedad difícil y me dicen que me queda un par de meses de vida y pensé en lo que me gustaría viajar a ciertos lugares, tal vez ir a España y pasar por el Santiago Bernabéu, caminar con los pies descalzos por las playas de Cancún, disfrutar la comida mexicana, comer una pizza en Italia, entre otras cosas. Y me dije, – ¡Momento! si me quedaran unos meses de vida ¿me iría a recorrer el mundo o me la pasaría con la gente que quiero construyendo recuerdos? La respuesta fue obvia: Seguiría construyendo recuerdos. Lo importante no es donde, sino con quién.
Hace un tiempo había dejado unas cartas que reposan en un cajón de mi escritorio en el estudio, cada sobre con su nombre y unas letras para cada persona que ha sido importante en mi vida, cosa que si me pasa algo dé repente, mis hermanas encontrarían las cartas y las repartirían a sus destinatarios. Sin embargo ahora pensé que sería bueno cambiar las cartas por un video o un mensaje de voz a cada persona con un saludo y dejándole cinco momentos de situaciones que vivimos juntos para que sean nuestros momentos, nuestros recuerdos.
La vida se alimenta de recuerdos que vivimos y que bonito decirle a alguien, oye recuerdas aquella tarde de abril cuando no hacíamos más que reír? o recuerdas cuando me operaron y estuviste ahí cuidándome?, ¿Recuerdas cuando abrimos aquella botella de vino y conversamos de tantas cosas? recuerdas ese beso?, ¿recuerdas cuando yo pasé un mal momento y ahí estuviste para mi, escuchándome? no se… tantas cosas que hemos vivido en familia, con amigos, con personas especiales que qué bonito sería hacer memoria y recordar esos momentos para que no se nos olviden, sería una bonita despedida…
Hoy los invito a que hagamos memoria y recordemos cinco momentos especiales, inolvidables con personas queridas, recordar es vivir…
y qué bonito seguir vivos, sigamos creando recuerdos juntos!
La vida está en sesión!
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