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Preparar el final

Hablar de la muerte es un tema que aún sigue siendo difícil tratar, tal vez por el miedo que genera dejar este mundo.  Entre creencias religiosas, el amor a la vida y a nuestros seres queridos, es difícil tener plana conciencia que algún día partiremos de este mundo. Sin embargo, por más difícil que parezca debemos conversar el asunto con nuestras familias.

A algunos nos gustaría tal vez morir rodeados de nuestros seres queridos, en una cama calientica y en paz con absolutamente todas las personas que alguna vez pasaron por nuestra vida, habiendo cerrado ciclos y de alguna manera estar listos.  Para otros es mejor una muerte de repente.  Pero este mundo es impredecible y lo es así mismo la vida de cada uno, si bien es cierto que una muerte tranquila puede suceder, también puede suceder que no y los que nos vamos no queremos dejarle a nuestras familias una enorme responsabilidad de saber cómo queríamos nuestro final.  Incluso, qué estamos o no dispuestos a tolerar en caso de una enfermedad degenerativa o que implique un cambio radical en la autonomía de cada uno.

Hace más de 15 años la Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente  realizó un vídeo donde un familiar visitaba todos los días a un ser querido quien llevaba un año en estado de coma, conectado a un respirador y se cuestionaba si eso era lo que su familiar quería. Por eso la importancia de conversar acerca de la muerte.

Si se diera el caso, cómo en el vídeo, que usted quede en estado de coma profundo vegetativo, ¿quisiera “vivir” conectado a una maquina?

No solo es el caso hipotético que suframos algún tipo de enfermedad que nos deje inhabilitados para poder decidir sobre nuestra vida, hay que pensar en todo: si queremos que nos cremen o nos entierren, o sobre la decisión de donar órganos… aunque esta última creo que  no hay mucho que discutir, si uno ya se va pues, qué mejor que alguien pueda vivir con lo que uno  no va a utilizar…. Pero, casos se han visto…

Mucha gente está en contra de la eutanasia o muerte asistida, como fue el caso hace un par de años de Brittany Maynard, una mujer estadounidense de 29 años, que fue diagnosticada con una enfermedad terminal y al ver que no mejoraría y que sus síntomas cada día eran insufribles, tomó la decisión de la eutanasia. Grabó un video contando su situación y decisión. Ella quería sentar un precedente frente al tema de la muerte asistida, del respeto y la libertad que tendría que tener esta decisión. Junto a su marido se mudó a Oregón, donde la eutanasia es legal. Murió rodeada de su familia y amigos.
Este tema es algo muy personal y como todo en la vida nadie puede juzgar a nadie frente a este tipo de situaciones.

El caso más reciente que le dio la vuelta al mundo fue el del Vincent Lambert, en francia. Quien en el 2008 tuvo un accidente en su motocicleta y quedo en estado vegetativo.  Su esposa había pedido que le desconectaran pero sus padres se oponían.  Nunca hablaron del tema de la muerte.  Nadie nunca supo cuál era su deseo.  Y después de una batalla legal, en julio pasado (11 años después)  le desconectaron los soportes de alimentación y murió.

Yo por ejemplo tengo ya firmada mi voluntad anticipada.  La tengo guardada en el cajón de mi escritorio. Lo hemos conversado con  mis hermanas y ellas tienen claro, aceptan y respetan mis deseos, frente a una eventual enfermedad, qué procedimientos acepto y cuáles no, o frente a un accidente que me deje en estado vegetativo.   En caso hipotético que quede en estado de coma, tal cual como en el video, pido que esperen 24 horas, por si se da el milagro y si no, con toda confianza pueden pedir que sea desconectada, sin ningún tipo de remordimientos.     Me aterran dos cosas: primero tener a mi familia en una situación tan dolorosa y segunda, si no estoy viviendo, hablando, compartiendo el día a día, con plena autonomía, es que llegó la hora de irme.  De una vez en mi voluntad anticipada, dejo por escrito mi deseo que mis restos sean cremados y lanzados al mar de Santa Marta al atardecer.

El año pasado el Ministerio de Salud, en cabeza de Alejandro Gaviria, dejó el ABCÉ del documento de voluntad anticipada, lo pueden encontrar aquí.

Este tema de la muerte me cuestiona mucho no solo por lo que dejamos, sino por cómo lo dejamos.  Así como nos preparamos para unas vacaciones, que tenemos en cuenta los tiquetes de avión, el dinero qué gastaremos, la gasolina, un dinero destinado a imprevistos, etc. También deberíamos preparar la muerte.   Puede sonar hasta frívolo, pero hay que dejar organizado todo, cosa que nos vayamos y nuestra familia pueda pasar su duelo en paz y no que se les venga un problema legal encima, o sin saber qué hacer con todo.

Mi papá un mes antes de partir, se sentó conmigo a hablar de lo que pasaría cuando él ya no estuviera. Me habló de mi mamá y de mis hermanas, que eran lo más valioso que me dejaba, que siempre podía contar con ellas.  Me dijo también que mi vida iba a seguir su curso normal, que debía estudiar y siempre tener en cuenta que cada cosa que realizara en la vida tendría una consecuencia, entre muchas cosas que me dijo.    En ese momento yo era la única que estaba en el colegio, así que dejó organizado mis estudios  posteriores y los semestres de universidad que faltaban de mis hermanas y otros temas,  hizo la proyección para que pudiéramos estar tranquilas junto a mi mamá.  Esa actitud siempre me pareció valiente y es la hora que me pregunto de dónde saco la fuerza para dejar todo en orden antes de partir.

Y ahora que han pasado algunos años, sé más que nunca que hay que prepararnos para la muerte. Hablar con nuestros seres más amados, decirles de vez en cuando, cuánto los amamos y organizar todo, para que la muerte sea como es, algo natural (naturalmente doloroso eso sí) pero es, como decían en una película, lo único fijo en la vida: La muerte y los impuestos.

La muerte es parte de la vida, de las partes más dolorosas diría yo, ver partir a quienes amamos es muy fuerte. Pero nos hace reaccionar, valorar y darnos cuenta que vivir es rico, pero que no durará para siempre.

Ninguno de nosotros sabe con claridad cuándo será el final, por eso creo que es tan importante decir siempre lo que se siente y hablar abiertamente del tema.   Pensar cómo estarían nuestros seres queridos si no estuvieramos aquí hoy.   Si hay algo por hacer, por arreglar, hay que hacerlo ya. No dejar para mañana nada, porque tal vez ese mañana no llegue.

En Twitter: @AndreaVillate

En Facebook: AndreaVillatePeriodista 

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