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Díselo

Calgary – Instagram @AndreaVillate_Cielos

 

Hace un par de semanas estaba comprando carne para preparar el almuerzo. El sitio estaba con muchos clientes, los empleados intentaban atendernos a todos de manera muy amable.

Una señora estaba esperando su pedido que era bastante grande, diferentes cortes de carne y los pidió empacados de una forma especial. Yo estaba esperando que terminaran de empacarme mi pedido, que seguía después de ella. Cada vez llegaba más y más gente al sitio. La señora ya se estaba poniendo un poco molesta por la demora y comenzó con la llave de su carro a tocar el mostrador, como en señal de afán. Eso lo único que conseguía era que los empleados se estresaran y uno de cliente se desesperara. Por la actitud de la señora, la gente comenzó a murmurar, quejándose del servicio, lo cual me parecía injusto porque los muchachos estaban afanados tratando de atendernos a todos.

Y ha comenzado a quejarse, diciendo que estaban muy lentos… Yo pensaba, pero ¿qué pretende con todo lo que pidió?… En ese punto me desesperé e inmediatamente se me ocurrió decirle que tenga paciencia y no presione tanto… Sin embargo, antes de decirlo, me puse a observar a la señora, era joven, aproximadamente 55 años, pero se notaba en su rostro que era muy brava. Fue mi percepción. Tengo la costumbre que cuando salgo a algún lugar me gusta observar a la gente e imaginarme cómo es su vida, cómo es su forma de ser, cómo son.

Me quede mirando a la señora y me di cuenta que tenía un color de ojos muy bonito, así que en vez de refutarle su actitud, decidí decirle en tono alto -¡Señora qué color de ojos tan bonito tiene!- Inmediatamente su rostro cambió, sonrió y todos los que estaban en la tienda, tanto clientes como empleados, giraron su mirada inmediatamente a la señora. Un señor respaldo mi comentario y la hizo sonrojar. El ambiente del sitio cambió. La señora dejó de tocar el mostrador con la llave de su carro y agradeció a uno de los muchachos por empacar el pedido tal como ella quería, paso a la caja, pagó y se fue despidiéndose con una sonrisa y con un: feliz tarde para todos. Pensaba en ese momento cómo un cambio de actitud hace que el ambiente sea diferente para todos.

Si vemos algo bonito en alguien debemos decirlo. A veces nos olvidamos de decirlas porque andamos metidos en nosotros mismos, en nuestras cosas y olvidamos observar con detenimiento todas las cosas bonitas que tiene la gente que nos rodea. Y más aún el efecto que tiene en las personas y en nosotros mismos.

Seguramente si yo le hubiera dicho lo que pensaba decirle inicialmente a la señora hubiera creado un ambiente aún más tenso del que estaba, hubiera pagado mi pedido, me iba y dejaba engrampados a los empleados del lugar con el mal ambiente y los clientes estresados. Creo que todos somos instrumentos poderosos para construir o destruir. Como decía una frase “si no tiene nada bueno que decir mejor no diga nada”.

Considero que hay que ver todo con ojos de turista, como si estuviéramos viendo todo por primera vez. Cuando las cosas y las personas se nos vuelven paisajes perdemos la capacidad de sorprendernos.

Comencemos por casa, hoy miremos a nuestra familia, pareja, amigos con ojos de turista, como si las viéramos por primera vez, sus ojos, sus manos, sus cualidades, actitudes, entre otras cosas.

Simplemente: Si ves algo hermoso en alguien, díselo!

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