El reto de ‘Pacho’: una experiencia para sacarse el jugo
La Sinfonía del Pedal, Al Soko Biela Team y amigos realizaron la ruta Bogotá – Pacho – Bogotá, un trazado de 180 kilómetros puerta a puerta, de los cuales, 38 son de alta montaña. Bogotá, 28 de agosto de 2018. Pacho está a 88 kilómetros de Bogotá. Es un dato que todo aficionado al ciclismo…
La Sinfonía del Pedal, Al Soko Biela Team y amigos realizaron la ruta Bogotá – Pacho – Bogotá, un trazado de 180 kilómetros puerta a puerta, de los cuales, 38 son de alta montaña.
Bogotá, 28 de agosto de 2018. Pacho está a 88 kilómetros de Bogotá. Es un dato que todo aficionado al ciclismo debe tener en cuenta a la hora de hacer esta ruta, la cual exige entre 6 a 8 horas, según el desempeño. Es necesario tener cierta experiencia para salir victorioso del reto que a muchos hace palidecer por el desnivel positivo que sobrepasa los 2500 metros.
El grupo protagonista de este relato avanzó con paso cómodo entre Bogotá y Zipaquirá, tramo en el que los pedalistas iban charlando sobre diversos asuntos. De vez en cuando soltaban risas, pues en el fondo sabían que tenían que reír mientras pudieran, pues la jornada era de respeto.
El primer reto del día no demoró en aparecer: el ascenso al Alto del Águila, un puerto de 16 kilómetros, que inicia desde las entrañas de Zipaquirá, pueblo de campeones como Efraín Forero ‘El Zipa’ y la estrella actual del ciclismo internacional, Egan Bernal. En sus primeros seis kilómetros (Alto del ‘Zipa’), la cuesta tiene porcentajes de inclinación entre el 4.9% y el 7,6%.
Mientras algunos subieron con cierta prisa, otros prefirieron ahorrar energía para el regreso. Al final, todos coronaron el puerto que alcanza una altura de 3198 metros sobre el nivel del mar. Como es habitual en la montaña, no faltaron ni el sudor ni las caras de sufrimiento. Al reagruparse todos en el Piqueteadero Las Delicias, los integrantes del pelotón aprovecharon para abastecerse y ultimar detalles de cara al largo descenso, hasta Pacho.
Sin ningún suceso que lamentar, la caravana sorteó los cinco segmentos destapados y algunas curvas cerradas que encontraron a su paso. La vegetación y el clima los impresionó positivamente: a lado y lado podían apreciar una vegetación imponente, amplias praderas amarillentas por la acción del viento y el sol y, el olor a tierra caliente que los iba envolviendo conforme se acercaban al pueblo afamado por sus cultivos de naranja.
A sacarse el jugo
Sin esperar más, los ciclistas pusieron en marcha el pedaleo de regreso a casa. Tenían una gran tarea por delante, esos 22 kilómetros, desde Pacho al Alto del Águila. Los primeros seis kilómetros son amables, pues no pasan del 6% de dificultad. En este tramo, el grupo subió unido como si se hubiesen fumado la pipa de la paz.
Sin embargo, a media que las piernas fueron entrando en calor, el paso se hizo más fuerte. En el kilómetro 10 se acabó la tregua y empezó el desfile de aquellos que querían llegar de primeros, como si se tratara de una carrera televisada. Como aves extraviadas de su manada, cada uno fue emparejando su paso, amortiguando el castigo del sol, el viento fortísimo y el agotamiento físico.
Mientras algunos padecieron calambres y se vieron obligados a poner pie en tierra, otros empezaron a vivir un infierno en la parte final de la extensa cuesta, que no dejaba de sorprenderlos con tramos cortos del 11 y 12% de desnivel. Cada uno con su máquina, sus pulsaciones, sus dolores o sus fortalezas sabía de qué estaba hecho y hasta dónde podía exigirse.
El capo del día, Diego fue Diego Felipe Rodríguez, no miró atrás desde que soltó al grupo. Con la cara llena de sal y una fatiga inocultable, miró con orgullo el Garmín que le indicaba que en una hora y 29 minutos había logrado pasar primero la meta imaginaria. Unos minutos después pasaron los persecutores.
“Es una ruta completa, debido a que tiene un trazado plano y bastante subida, además de las condiciones climáticas que van desde el frío de la sabana y el páramo hasta el calor acogedor de Pacho. El viento es un factor crítico en esta época del año por lo que hace que el recorrido sea con un mayor grado de exigencia”, expresó Diego Felipe Rodríguez.
“Yo la verdad estaba asustada, pero creo que aguanté bien. Para mí no fueron las subidas lo más difícil, hasta se me pasó rápido ese tramo de Pacho al Alto del Águila; me costó mucho la velocidad grupal, de Zipaquirá a la calle 170 iba en mi tope”, aseguró Diana Melo, la única mujer que aguantó TODO el recorrido. Lea sobre Diana: Entre vibraciones, baquetas y la bici
“Las piernas me ardían, trataron de darme calambres, pero no me impidieron continuar. Llegué a mi casa pasada las 4:00 p.m. (risas), pero en mi casita me quieren y me tenían almuercito (más risas)”, dijo Alexander Camacho.
“Debí haber tomado más tranquilamente la ida para guardar energías. La realidad es que el final es tremendamente duro y uno termina la montaña más por orgullo. Como siempre, al llegar así sea sin aliento, es una victoria”, compartió René Forero, el campeón de la combatividad de la salida.
“Compartiendo una salida en grupo y apoyándose, los entrenamientos de largo aliento se hacen más provechosos”, concluyó Manuel Ricardo Contento aka ‘Happy’.
Los últimos kilómetros para llegar a casa…
Después de coronar el Alto del Águila por la vertiente de Pacho, aún restan más de 60 kilómetros para llegar a la casa. Es otro dato importantísimo para tener en cuenta, pues es imprescindible sobrevivir al terreno llano y al viento entre Zipaquirá y Bogotá.
Agradecimientos a Indalecio Castellanos (autor del libro ‘Todo tuvo un comienzo, el indomable Zipa’), Yohaysa Perea Renteria y Tatiana Nossa, quienes nos escoltaron en automóvil prestando ayuda mecánica, fotográfica y humanitaria.
La lectura de mi blog propone un viaje por diversos pasajes de la vida urbana, la reflexión personal y el compromiso social desde el uso de la bicicleta. Los contenidos del mismo están alineados con la necesidad mundial de proteger el medio ambiente y mejorar la movilidad de las grandes ciudades del mundo. La alegría inherente al ciclismo, la salud, el bienestar y la superación del sedentarismo, son algunos de los conceptos a exhortar en este espacio cuyo título connota muchos movimientos de largo aliento.
Los editores de los blogs son los únicos responsables por las opiniones,
contenidos, y en general por todas las entradas de información que deposite en el mismo. Elespectador.com no
se hará responsable de ninguna acción legal producto de un mal uso de los espacios ofrecidos. Si considera
que el editor de un blog está poniendo un contenido que represente un abuso, contáctenos.