Vuelta al Tequendama, gran ruta para ciclistas aficionados
Los ciclistas aficionados solemos ser monótonos en nuestras salidas: casi siempre vamos al mismo lugar. Nos da pánico lo desconocido. Este es el primer capítulo de una serie de sugerencias sobre rutas diferentes, retadoras y atractivas, inicialmente, para quienes viven en Bogotá o en municipios vecinos. Bogotá, 04 de septiembre de 2017. En nuestra evolución…
Los ciclistas aficionados solemos ser monótonos en nuestras salidas: casi siempre vamos al mismo lugar. Nos da pánico lo desconocido. Este es el primer capítulo de una serie de sugerencias sobre rutas diferentes, retadoras y atractivas, inicialmente, para quienes viven en Bogotá o en municipios vecinos.
Bogotá, 04 de septiembre de 2017. En nuestra evolución como ciclistas aficionados, llega un momento en el que el cuerpo nos exige rutas de largo aliento y diferentes. En ese sentido, para quienes ya tienen un nivel intermedio, les propongo la Vuelta al Tequendama, un recorrido de unos 140 kilómetros, 2400 metros de desnivel acumulado y unas seis horas de pedaleo.
El pasado domingo 3 de septiembre hicimos ese recorrido en compañía de Alexander Camacho, Diego Londoño y César Penagos (quien escribe). Nos pusimos cita en la calle 13 con avenida Ciudad de Cali, a las 7 a.m.
El alto de Mondoñedo fue el primer reto de aquella mañana indecisa entre la lluvia y el sol. Es un ascenso corto de 3.7 kilómetros y de un gradiente de dificultad del 5%. Los 203 metros de desnivel, son suficientes para elevar las pulsaciones y calentar las piernas. La ‘montañita’, también es un lugar de peregrinación de miles de ciclistas aficionados, especialmente, los fines de semana.
Luego de sortear tres repechos cortos, llegamos al Alto de la Cabra, dónde inicia una larga bajada de 27 kilómetros que nos conecta con La Gran Vía. El descenso, en su primer tramo es amplio y seguro como resultado de las obra de ampliación. Al final, hay paso a un carril.
De la Gran Vía a La Mesa, hay tres kilómetros de subida, que el cuerpo enfrenta sin ritmo. Una vez culminada la subida, sigue otro descenso por la vía que atraviesa ese municipio y que nos conecta con el desvío hacia Mesitas del Colegio.
Entre ese cruce y Mesitas del Colegio, hay 11 kilómetros, ocho de los cuales conectan con el Río Bogotá, el punto de menor altitud y más caliente del paseo (600 metros sobre el nivel del mar). Inmediatamente, en los restantes 3 kilómetros, la carretera se empina al 8.5% y culmina con un breve segmento del 15%.
“Tenemos una subida para llegar a Mesitas que tiene al final un 15 % de pendiente, hay que ir bien preparados con una relación suave para no bajarnos de la bicicleta o caernos. Es muy bonito cambiar la monotonía de la vuelta a la sabana o el Vino, y se hace un buen kilometraje”, comentó Diego Londoño.
En Mesitas, buscamos un restaurante con televisor para ver la etapa número 15 de la Vuelta a España. Pasada una hora y con la inspiración de haber visto ganar al colombiano Miguel Ángel López (doblete), iniciamos el recorrido de los 33 kilómetros que hay desde Mesitas a la represa del Muña, sobre la Autopista Sur. Cual fue nuestra dicha de ser arrastrados por un grupetto que avanzaba a paso fuerte, cuyas ruedas nos halaron hasta Santandercito, a 19 kilómetros de la cima.
El clima se había inclinado por el sol, justo cuando encaramos la parte más dura conocida como los tubos. En un segmento de cuatro kilómetros, el gradiente se eleva del 5% al 8% y 10%. En ese punto, las piernas son puro fuego, pues ya han sido superados más de 20 de los 33 kilómetros de loma.
El salto del Tequendama, una recompensa
A pesar de su contaminación, la caída del Río Bogotá, en el salto del Tequendama, es un espectáculo de la naturaleza para no perderse. Hay algo mágico y majestuoso en ese abismo de roca y bosque, mencionado en el mito de Bochica. Es un sitio turístico por excelencia.
El remate
Del Salto del Tequendama a la represa del Muña, hay siete kilómetros, con tres repechos suaves y otro, justo al final, de unos 800 metros al 12%. Quien ha gastado más de la cuenta, aquí paga las consecuencias. Una vez en la Autopista Sur, falta atravesar Soacha y Bogotá, hasta llegar a la casa.
“Es una vuelta exigente por lo que hay 40 kilómetros de montaña; es buena la subida y el clima. La idea es invitar a la gente para hacer esos recorridos, apoyarnos e ir a ruedita”, compartió Alexander Camacho, al final del ‘paseo’.
La lectura de mi blog propone un viaje por diversos pasajes de la vida urbana, la reflexión personal y el compromiso social desde el uso de la bicicleta. Los contenidos del mismo están alineados con la necesidad mundial de proteger el medio ambiente y mejorar la movilidad de las grandes ciudades del mundo. La alegría inherente al ciclismo, la salud, el bienestar y la superación del sedentarismo, son algunos de los conceptos a exhortar en este espacio cuyo título connota muchos movimientos de largo aliento.
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