Hilo de ideas

Publicado el Gisella Fontalvo Rueda

“La dama de hielo”

Fotograma de 'El Diablo Viste a la Moda'
Fotograma de ‘El Diablo Viste a la Moda’

Entré en la onda de estar “fit”: dormir 8 horas diarias, comer sano, tomar mucha agua e ir a gimnasio; todo para estar en armonía con tu mente y tu cuerpo. Sin embargo tras 2 semanas de seguir al pie este régimen, ayer el insomnio me visitó nuevamente. Por  muy superficial  que parezca lo que voy a decir no pude dejar de pensar en lo mismo durante tres horas, y me sentí inmersa en la conversación entre Miranda Priestly y Andrea «Andy» Sachs de la película “El diablo viste a la moda”, e identificada al 100% con la primera.

“Miranda Priestly y algunos asistentes están decidiendo entre dos cinturones similares para el look de un photoshoot. Andy Sachs se ríe disimuladamente (porque piensa que los dos cinturones son exactamente iguales»

 – Miranda Priestly: ¿Algo gracioso?

Andy Sachs: No. No es nada … Es que para mi ambos cinturones se ven exactamente igual. Pero ya sabe, yo todavía estoy aprendiendo acerca de todas `estas cosas ´ …

Miranda Priestly: ” ¿Estas cosas? ”  Ok, bien. Ya veo. ¿Cree que esto no tiene nada que ver con usted?. Va a su armario y selecciona … no sé … por ejemplo, ese sweater azul abultado que lleva puesto ahora mismo porque está tratando de decirle al mundo que se toma demasiado en serio como para preocuparse por la ropa que se pone. Lo que usted no sabe es que ese sweater no es sólo azul, no es turquesa, no es lapislázuli. En realidad es cerúleo. Además, está inconsciente del hecho que, en 2002, Oscar de la Renta hizo una colección de vestidos cerúleos y luego creo que fue Yves Saint Laurent el que mostró el cerúleo en chaquetas militares. Después, el cerúleo apareció rápidamente en las colecciones de ocho diseñadores distintos. Entonces, ese color se filtró a través de los grandes almacenes y tiendas por departamento para luego correr hacia abajo en algún trágico rincón en donde, sin duda, usted lo sacó de algún cajón en liquidación. Sin embargo, ese azul representa millones de dólares e incontables puestos de trabajo. Es cómico cómo usted piensa que ha tomado una decisión al comprar ese sweater que la exime de la Industria de la Moda, cuando de hecho, lleva puesto ese sweater que fue seleccionado para usted por las personas que trabajan en ésta Revista de Moda y están en ésta sala con un montón de “cosas ”.

Algo como lo que sintió miranda al escuchar la sonrisa escondida de Andy sentí ayer luego de recibir un mensaje de uno de los lectores de este blog, quien a pesar de haber cambiado su perspectiva con respecto al tema luego de un pequeño intercambio de opiniones, me dejó pensando que en pleno 2013 hay personas que se proclaman indiferentes ante la moda, un fenómeno que no es más que otro proceso de comunicación encasillado por algunos en una palabra con voz muda, sin conocer su anatomía y funcionalidad en el mundo actual.

La moda ha sido catalogada como frívola y en nuestra cultura se conoce como un adjetivo hueco de la “modernidad líquida” -como nos catalogó Bauman-,  pero en realidad, ¿qué es la moda? ¿En qué nos afecta a todos?. La moda es un fenómeno inherente a  la cultura y a los procesos sociales. La indumentaria fue el primer lenguaje que usaron los humanos para comunicarse. Alison Laurie, en su libro El lenguaje de la moda, enfatiza en ella como un lenguaje de signos, un lenguaje con su propio vocabulario y gramática.

En sus inicios la ropa apareció solo con fines utilitarios, era usada para cubrir y proteger el cuerpo de cambios climáticos y otras especies, hasta que con el paso del tiempo adquirió una carga emocional y comenzó a ser un instrumento aristocrático de individualidad. Desde los egipcios, hemos podido gracias al lenguaje de la ropa, poder diferenciar sexo, estrato social, tribus urbanas en la que nos movilizamos, y estudiar épocas.

Cuando hay un hallazgo histórico o arqueológico podemos ubicarnos en el tiempo gracias al vestido o a los accesorios. ¿Quién no puede identificar una película de los locos años 20’s viendo los ostentosos vestidos de las flappers o, identificar el siglo VIII por la opulencia propia de la corte del Rey Luis VI y Maria Antonieta?. Esta industria mantiene un diálogo endogámico con intelectuales desde los tiempos de Honoré de Balzac o Baudelaire, quienes encontraron en las técnicas femeninas de maquillaje una inagotable fuente de inspiración.

La industria se ha adaptado a la sociedad en general. Ya no piensa en único público, porque todos nos vestimos, todos buscamos lucir bien, ya sea para conseguir un trabajo, tener novia o novio o pertenecer a determinado grupo social. A pesar de que en Colombia hablar sobre moda se limita la mayoría del tiempo a lo que llevan las presentadoras de televisión o a “la moda de fin de año que dictan las reinas en el concurso nacional de belleza”, con la democratización de la moda y el fenómeno de la globalización esta ha dejado de ser un fenómeno elitista, y se ha convertido en un fenómeno de masas y uno de los sectores que más genera ingresos en el mundo.

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