El avispado digital

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¿Críticos o criticones?: una plaga abundante en redes sociales

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Cargados por la irracional falta de argumentos constructivos y la excesiva brutalidad en sus comentarios, reproducen con sus palabras en diferentes plataformas de opinión, la increíble capacidad de tener un insoportable dialecto.

Crean juicios hipócritas. Aíslan, corrompen e irrespetan.

Hacen notar cruelmente sus inconformidades en los medios digitales. Expresan con derroche ataques de matoneo, incentivando acciones colectivas relacionadas con los suicidios, la violencia, el morbo amarillista y el doble moralismo. Algo realmente preocupante en una sociedad donde muchos idiotas —superados por ellos mismos en número— toman el protagonismo para señalar y ridiculizar el esfuerzo ajeno.

Para arruinarle el día a cualquiera, circulan en redes sociales el discurso de la burla con la intención de poner en posición vulnerable al otro; ése que se toma el atrevimiento de no pensar igual, ése, que piensa distinto alejado del estándar.

Afortunadamente. Casi todos los que han sentido la adversidad de estos señalamientos, tienen la personalidad suficiente al exponerse a la crítica: sea mala, mediocre o buena, pero, la ausencia de un «código» de conducta social permite muchos atropellos.

La crítica no es un condicionamiento para desistir y mucho menos para tolerar ataques.

Tal como la define Ernesto Sábato en su libro El Túnel: (…) “Si yo fuera un gran cirujano y un señor que jamás ha manejado un bisturí, ni es médico ni ha entablillado la pata de un gato, viniera a explicarme los errores de mi operación, ¿qué se pensaría?. Lo mismo pasa con la pintura. Lo singular es que la gente no advierte que es lo mismo y aunque se ría de las pretensiones del crítico de cirugía, escucha con un increíble respeto a esos charlatanes. Se podría escuchar con cierto respeto los juicios de un crítico que alguna vez haya pintado, aunque más no fuera que telas mediocres. Pero aun en ese caso sería absurdo, pues ¿cómo puede encontrarse razonable que un pintor mediocre dé consejos a uno bueno?”

Similar a lo que sucede en la industria del entretenimiento. La mala crítica es usada por algunos personajes cuya intención es formar «la congregación groupie de aduladores». Opinan de tu trabajo, lo escupen con sus comentarios mediocres y lo asfixian con falsos elogios.

Caso contrario al del buen crítico: éste, no se acerca dándote palmaditas en la espalda —el primer indicio de que estás cercano a sus afectos—. Sus comentarios (Constructivos) son como una leve brisa o como una lluvia tormentosa: la intención…, motivar y retar. Su retórica es sincera y persuasiva. Con sus argumentos (Correcciones, consejos, etc.) en ocasiones causa ira y enojo, pero sabes que al atender su conocimiento, vas a estar un escalón más arriba. Este crítico, sí que valora el esfuerzo ajeno y propio; pues sabe que la disciplina en conjunto permite abrirle paso a los proyectos exitosos.

No convierte el talento en miedo.

Ahora bien. Se nota que para muchos en facebook, twitter, blogs y en las secciones de opinión digital de los periódicos nacionales e internacionales, es simple… Más fácil decir, que hacer. La pura falta de ponerse en los juanetes del otro.

Por: -Andrés Felipe Osorio-

@pipemagenta

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