Los pulpos se caracterizan por ocho rasgos muy especiales:
1—Poseen tres corazones: dos para mover sangre a las branquias, para que allí sea oxigenada, y un tercero para propulsar sangre oxigenada al resto del cuerpo. Cuando los pulpos nadan, sus corazones se detienen. Por esa razón los pulpos se cansan fácilmente. Ellos prefieren desplazarse arrastrándose por el lecho marino.
2— Son animales de sangre azul: en vez de hemoglobina, rica en hierro, tienen hemocianina, rica en cobre.
3—Son muy antiguos en la evolución. Existen desde el carbonífero. Se han encontrado pulpos fósiles de hace 296 millones de años.
4—Son tímidos, pero curiosos. Disponen de tres formas de defensa. Expulsan contra sus enemigos un chorro de tinta negra para cegarlos, compuesta de tirosinasa, gran irritante de ojos y nariz; y huye mientras tanto. Escapan por medio de la retropropulsión, eyectando un gran volumen de agua. Se mimetizan, no solo cambiando los patrones de color y de formas sobre la superficie de su cuerpo, sino simulando que son otros animales, para que el depredador los confunda. En el agua, son los campeones del mimetismo.
5—La sexualidad del pulpo es una verdadera extravagancia. Ejecuta rituales de cortejo, con cambio de colorido, digamos de vestuario, y con baile o movimientos. No tienen mayor contacto con las hembras. Algunas veces, no uno sino varios machos entregan a la hembra sus espermatoforos, esta los toma con los tentáculos y los introduce en un tubo que usualmente utiliza para respirar. Ella se insemina a sí misma. Otras veces, uno de los machos, o el elegido, pone los espermatoforos directamente allí.
6—Cuando la hembra fertiliza sus 150.000 huevos o más, busca un lugar seguro para cuidarlos y oxigenarlos. Nunca los abandona, por tanto, deja de comer por completo. Cuando los huevos maduran y eclosionan, ella misma les sirve de alimento. En su cuerpo comienza gradualmente una apoptosis, o suicidio celular, que empieza en la cabeza y va luego a las extremidades hasta abarcar todas las células del cuerpo y morir completamente. Da, literalmente, la vida por sus hijos.
7— Tienen el cerebro repartido por el cuerpo; se podría decir que tienen un cerebro en cada brazo.
8—Ven de una manera parecida a la humana, pero nos quisiéramos sus ojos. En el libro de Imperfecciones corporales, escrito por el médico William Álvarez y el divulgador científico y matemático Antonio Vélez, nos lo explican:
“Los ojos son tal vez los órganos perceptivos primordiales pues los humanos somos seres visuales por excelencia. Y lo curioso es que de todos los diseños imperfectos, el ojo lleva la delantera. Con un agravante: los pulpos y calamares, invertebrados de baja estirpe evolutiva al compararlos con los humanos, poseen un diseño superior. Para comenzar, destaquemos un detalle menor: poseemos puntos ciegos, desconocidos en el mundo de los cefalópodos.
Los ojos de mamíferos y cefalópodos (pulpos y calamares) evolucionaron siguiendo caminos distintos y apartados, pero llegaron a resultados casi idénticos. No obstante, existen pequeñas diferencias anatómicas, resultado de los caminos evolutivos particulares, convertidas en grandes diferencias funcionales, con ventaja apreciable para los invertebrados. En los cefalópodos, por ejemplo, tanto los vasos sanguíneos que alimentan la retina como los ramales nerviosos que parten de allí están situados por debajo de ella, de tal manera que no interfieren con la luz incidente. En el ojo de los mamíferos, por el contrario, el nervio óptico y los vasos sanguíneos cubren la retina y le roban parte de la luz.
Más aún, antes que los rayos luminosos lleguen a los conos y bastones, deben atravesar dos capas de células nerviosas, llamadas ganglionares y bipolares, que roban todavía un poco más de la energía lumínica disponible. En total, la luz perdida en la córnea, en el humor acuoso, en el cristalino, en el humor vítreo, en el entramado nervioso y vascular y en las dos capas de células nerviosas representa casi un 90% del valor incidente. De la sombra creada por vasos sanguíneos y nervios, sólo se libra la fóvea, sitio en el que se acumulan de manera muy densa los pequeños conos, por lo que se convierte en un área con pocas interferencias, además de ser la de más alta resolución espacial debido a la mayor densidad de terminales fotosensibles (y eso que se daña en la degeneración macular por formación neovascular, problema relacionado con la exposición a la luz solar, sobre todo en personas blancas y de ojos claros; otro problema de diseño).
Si las cosas hubiesen sido puestas al derecho, hoy podríamos leer con el claro de luna, y por la noche caminaríamos sin tropiezos. Pero hay más, la fijación de la retina al fondo del ojo es endeble, así que con frecuencia se produce su desprendimiento, un mal difícil de ocurrir en los pulpos y calamares”.
Sobre esta maravillosa criatura y su importancia para entender el problema de la conciencia existe un libro, por ahora solo en inglés, escrito por Sy Montgomery, muy recomendado: The Soul of an Octopus: How One of Earth’s Most Alien Creatures Illuminates the Wonders of Consciousness.