Con la última controversia de las “cartillas” homosexuales o homofóbicas – dependiendo del punto de vista – es tiempo de que se revisen más de una forma de ver la cultura socio-sexual que estamos acostumbrados.
No solo que en el mundo se vive una división política inducida por un sentimiento religioso, sino que en Colombia, un país denominado todavía como en subdesarrollo, se le tiene que añadir la cultura del machismo, la propensión al misticismo, el rechazo al cambio y más específicamente el temor a expandir el proceso del pensamiento.
El poder de ciertas instituciones – que a lo mejor fueron creadas para beneficiar a la comunidad – al caer en manos enfermizas, retrógradas y manoseadas por complejos personales, obstaculizan la diversidad de opiniones.
Si analizamos someramente la historia de las iglesias de diferentes denominaciones, todas tienen un pasado oscuro que manchan el desarrollo de la civilización. Entonces, ¿por qué el temor hacia el desenvolvimiento de una manifestación humana? Si existe, es porque fue creada o permitida por Dios. (Esta frase es para los creyentes.) Es una condición del ser animal, y si se refleja, es porque es una expresión natural que necesita su manifestación.
El miedo es lo que causa el impedimento, y es porque esos pensamientos – que son normales y naturales – existen en sus mentes. Esas inclinaciones son medidas por nuestro propio entendimiento, desarrollo y conceptualización de lo que nos rodea; y pensar que no vas a hacer “voltearnos” es indicio específico de la ignorancia y temor a sus propios instintos.
Siguiendo el concepto religioso de que Dios creó al hombre “a su semejanza,” esto implicaría que Dios y sus ángeles o hijo, tendrían las mismas inquietudes. La interpretación que los religiosos dan a los textos bíblicos son incorrectos y melodramáticos, puesto que una mejor disquisición sería que los excesos son los perjudiciales.
En el desarrollo de la niñez no existe una precisión que determine cuando es el momento adecuado a la exposición de enseñanzas sexuales. Lo que sí es verídico, es que la calle es una escuela y conlleva malicia; y es preferible que estas enseñanzas provengan del hogar y plantel educativo con las palabras correctas que son dichas sin malevolencia.
Hay mucho misterio en el desarrollo humano no solo en Colombia, pero también en el mundo. Hay ciertos niños que sus manifestaciones son claras a una edad temprana, y para estos individuos es que es necesario proteger su derecho a desenvolverse de acuerdo a su normalidad, no a la nuestra ni a ninguna impuesta por motivos religiosos. Quizás es necesario que la educación comience a una edad temprana para evitar el acoso que recibe este renglón humano, especialmente cuando somos alertados de la existencia de alguno a nuestro alrededor.