Pero no el de Centro Democrático. Este partido, que está en medio de la corrupción, deslealtad, divisionista, el que confunde las ideas para el beneficio de su santo patrón, y el que pretende utilizar el voto de algunos cristianos para su satisfacción personal, y fomentar la continuación de la guerra.
Porque les podría asegurar que, las elecciones para Uribe son como una masturbación doble orgásmica, o como cuando siente el placer pero no queda completamente satisfecho; en otras palabras, bueno o malo. Y no lo comparo con un polvo, porque dicen las malas lenguas que aborrece el olor a mujer, a menos que sea combativo – eso dicen – como la guerra que quiere continuar.
Las posibles coaliciones que se están tejiendo – y todas ellas nos pretenden hacer creer que es para nuestro beneficio – no es nada más que la lucha por poder conseguir los gabinetes con mayor presupuesto. No se dejen engañar, ese es el núcleo principal de cualquier elección, ya sea para el congreso, o presidenciales.
En una reunión de colombianos en el exterior en New Jersey hace varios años, escuché una frase muy persuasiva y decisiva del Senador Bob Menéndez, cuando dijo que en la política lo que cuenta son los votos, no las ideas. Estas son las estrategias individuales o partidarias que son sacadas de las masas para utilizarlas como vehículo de convencimiento y engañar al pueblo para obtener un voto, que sumado, ganan una elección.
En estos comicios, bueno, en general, en Colombia nos hace falta un caudillo que no pertenezca a las masas políticas establecidas por las pocas familias gobernantes que han regido en diferentes épocas en la nación. Un caudillo que pueda ir mucho más allá del voto comprado, u obligado porque trabaja en una de las empresas del patrón, o porque el pastor o el cura les insinúa su voto por medio de sermones.
Cuando regresé este mes de Los Ángeles, me dice mi sobrino Guillermo Bustillo, quien tiene una inmobiliaria, que quería montar un plan que pudiese cambiar el sentido común del votante de cambiar su voto por una compra de comestibles. Le sugerí que se uniera a una plataforma política que le permitiera establecer una base que incrementara su audiencia -tiene una muy buena – para que le habilitara mostrar el fogaje político heredado de su mamá. El todo en la política, es el control de los votos.
El Centro Democrático lo que está midiendo ahora es quien va a ser candidato a la vicepresidencia, no a la presidencia. Se imaginan a Uribe controlando a ¿Marta Lucía Ramírez o al papa colombiano, Alejandro Ordóñez? Iván Duque Márquez es el prototipo de muñeco de marioneta. La fórmula del Centro Democrático para las elecciones presidenciales es Duque, y el 11 de marzo, se sabrá quién es su acompañante entre Ramírez (la más probable y casi segura) y Ordóñez.
¿Se pueden imaginar al cara de cerdo papista de Ordóñez de presidente? El botín que le espera al final de esta contienda es demasiado suntuoso como para desperdiciarlo, porque solo en sus sueños es que tiene la probabilidad de ser elegido como presidente de Colombia.
Sin ser agiotista, y basado en el simple inflado número conocido de firmantes, en la costa caribe (ni modo, me toca adaptarme a la nueva definición y no usar costeño), el ganador será Vargas Lleras, el centralista que maneja el auge de los nuevos caciques del poder con un gran número de votos. Y ese número de votos, es lo que lo podrá llevar a coaliciones con las otras corrientes para la segunda vuelta. No será el partido conservador, que a la final, era la estrategia del nuevo santo patrón colombiano, San Álvaro, quien recurre a ciertas aleaciones para conservar algo que está perdiendo lentamente, ¡votos! A propósito, andan tan despistados, que la última actualización del Instructivo Elecciones del Congreso 2018, fue hecha el 14 de diciembre del 2018; en otras palabras, se hizo con 11 meses de anticipación. (mirar aquí)