Mi Opinión

Publicado el Ben Bustillo

La verdad absoluta, ¿cuál es? ¿La del Centro Democrático? ¿El narcisismo colectivo?

¿Es la que dicen los predicadores religiosos que abusan de la inocencia o ignorancia de sus feligreses? O es la que, ¿los corruptos políticos aplican para su continuación de robar el erario de los países? A lo mejor, ¿la de los banqueros, industriales o empresarios que financian las campañas de los buitres que se alimentan de los presupuestos recolectados por impuestos de los indefendibles?

O peor todavía, ¿la verdad absoluta de nuestra indiferencia que reposa en nuestros traseros incapaces de una reacción de intolerancia?

Si saltamos al análisis por la búsqueda de una respuesta congrua que abarque al mayor núcleo de constituyentes, ¿se podría descubrir una verdad absoluta que satisfaga a todos? ¡Imposible! Pero ¿por qué? Si observamos que la humanidad se puede agrupar socialmente en diferentes niveles sociales, políticos o religiosos, ¿qué obstaculiza una sola opinión? Aunque exista la agrupación bajo una denominación como, por ejemplo, las doctrinas católicas, la mente divaga sobre dictámenes – fundados o infundados – variando el concepto original convirtiéndose en una idea difusa, por lo tanto, controversial.

Al profundizar en el aspecto filosófico de las verdades conceptualizadas determinantes en la existencia de los sistemas de convivencia, encontramos que explicar la naturaleza de una realidad se transfigura en un estudio sobre un sistema metafísico, y la verdad adquiere presunciones metafísicas significativas, trayéndonos a explorar a como otros pensadores desarrollaron teorías de la existencia de verdades, como la teoría de la correspondencia.

La concepción básica de esta hipótesis es que lo que creemos o decimos es cierto si corresponde a una forma que hemos conceptualizado como reales a los hechos. No es en sí la verdad, sino, una verdad a la que encontramos fácil de aceptar como tal.

Por ejemplo, tomemos el caso de la personalidad controversial del político Álvaro Uribe. Indudablemente el desarrollo de su personalidad cae dentro de la descripción del narcisismo.

La Clínica Mayo define al narcisismo como “un trastorno mental en el cual las personas tienen un sentido desmesurado de su propia importancia, una necesidad profunda de atención excesiva y admiración, relaciones conflictivas y una carencia de empatía por los demás. Sin embargo, detrás de esta máscara de seguridad extrema, hay una autoestima frágil que es vulnerable a la crítica más leve”.

Y continúa diciendo que “en general, es posible que las personas con trastorno de la personalidad narcisista se sientan infelices y decepcionadas cuando no reciben los favores especiales ni la admiración que creen merecer. Es posible que no se sientan satisfechos con sus relaciones y que otras personas no disfruten de su compañía”.

Describe a los síntomas como:

  • Tener un sentido exagerado de prepotencia
  • Tener un sentido de privilegio y necesitar una admiración excesiva y constante
  • Esperar que se reconozca su superioridad, incluso sin logros que la justifiquen
  • Exagerar los logros y los talentos
  • Estar preocupadas por fantasías acerca del éxito, el poder, la brillantez, la belleza o la pareja perfecta
  • Creer que son superiores y que solo pueden vincularse con personas especiales como ellas
  • Monopolizar las conversaciones y despreciar o mirar con desdén a personas que ellos perciben como inferiores
  • Esperar favores especiales y una conformidad incuestionable con sus expectativas
  • Sacar ventaja de los demás para lograr lo que desean
  • Tener incapacidad o falta de voluntad para reconocer las necesidades y los sentimientos de los demás
  • Envidiar a los otros y creer que los otros los envidian a ellos
  • Comportarse de manera arrogante o altanera, dando la impresión de engreídos, jactanciosos y pretenciosos

“Al mismo tiempo, a las personas con trastorno de la personalidad narcisista les cuesta enfrentar cualquier cosa que consideren una crítica y pueden:

  • Ser impacientes o enojarse cuando no se les trata de manera especial
  • Tener notables problemas interpersonales y ofenderse con facilidad
  • Reaccionar con ira o desdén y tratar con desprecio a los demás, para dar la impresión de que son superiores
  • Tener dificultad para regular las emociones y la conducta
  • Tener grandes problemas para enfrentar el estrés y adaptarse a los cambios
  • Sentirse deprimidos y temperamentales porque no alcanzan la perfección
  • Tener sentimientos secretos de inseguridad, vergüenza, vulnerabilidad y humillación”

No hay necesidad de ser siquiatra o sicólogo para encontrar muchos – sino todos – estos síntomas en la vida pública de Uribe.

El narcisismo en la política ha sido analizado y se percibe como colectivo apoyando al populismo, de acuerdo con Marchlewska, Marta and Cichocka, Aleksandra and Panayiotou, Orestis and Castellanos, Kevinand Batayneh, Jude (2017) Populism as identity politics: Perceived ingroup disadvantage, collective narcissism and support for Populism, publicado por la Universidad de Kent.

El narcisismo colectivo extiende el concepto de narcisismo individual al nivel de análisis grupal. Mientras que el narcisismo individual predice la agresividad interpersonal, el narcisismo colectivo predice actitudes intergrupales negativas, especialmente hacia los grupos percibidos como amenazantes. Este concepto lo vemos a diario con los trinos de Uribe y algunos de sus seguidores quienes han adoptado sus doctrinas como elemento de convivencia y de establecer sus políticas de gobierno.

El tema que vincula la teoría política y el psicoanálisis – a pesar de que vivimos en el siglo 21 – sigue estando subdesarrollado en el sentido de que aparentemente no hay ningún dispositivo analítico sistemático y estructurado específico hacia este tema, mientras que ciertos métodos y enfoques psicoanalíticos, como las teorías psicoanalíticas freudianas y lacanianas, respectivamente existen por separado.

La «psicosis compartida», como ocurre con el narcisismo, es un fenómeno que ocurre en los hogares o en las naciones cuando la persona enferma no recibe tratamiento y permanece en estrecho contacto otros miembros de la familia o grupo ideológico. En lugar de que la persona enferma mejore, las personas sanas toman los síntomas de la persona enferma, como si tuvieran la enfermedad ellos mismos. Y eso es lo que sucede con los seguidores cercanos de Uribe y el populismo que vive convencido de venerar a una santidad.

El tema psicoanalítico del narcisismo se refiere particularmente a la teoría del reconocimiento y también a algunos otros esquemas teóricos importantes, como la identidad, la tolerancia, la moral y la ética, que se encuentran entre la teoría política y la teoría social. Además, se trata de algunas formas existenciales de normas sociales, especialmente a como están directamente asociadas con la personalidad individual y la psicología, y viceversa, y como implican la colocación de bases psicológicas individuales, y viceversa.

Sin pretender poseer una educación en las ramas de la sicología o siquiatría, con una simple investigación y lectura referente al tema, se me hace factible concluir – en este caso para solidificar mi concepto – una definición del porqué la gente permite ser manipulada y continuar bajo el dominio colectivo de un narcisista.

Para otro artículo analizo a quienes están o estuvieron en la cárcel por su culpa, lo mismo que aquellos que enfrentan cargos ante la justicia para protegerlo.

@realtor1986

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