Por: Silvia María Rosero Serna
Ya llegamos a septiembre de 2022, eso significa que tenemos un Gobierno nuevo, una nueva corriente política. ¿Se puede traducir en una nueva forma de hacer las cosas para conseguir la efectiva aplicación de los Acuerdo de Paz? Esperemos que sí porque hasta ahora la consecución del punto 1 de la agenda del Acuerdo sobre Reforma Rural Integral, y su enfoque de género deja mucho qué desear.
Como lo mencionan la politóloga Vanesa Botero Blandón y la economista Ana María Serrano Ávila en su texto Reforma Rural Integral y construcción de paz para las mujeres en Colombia, el punto 1 de la agenda del acuerdo ha tenido los siguientes tópicos relacionados con género:
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- Plan de formalización: facilitar acceso
- Subsidio integral para compra de tierras: priorización
- Línea de crédito especial para compra de tierras: priorización
- Nueva Jurisdicción agraria: asesoría legal y formación especial
- Nueva jurisdicción: protección de los derechos sobre la tierra
- Mecanismos Alternativos de Resolución de Conflictos (MASC) sobre uso y tenencia de tierra: participación mujeres y sus organizaciones
- Instancia de alto nivel para formulación de lineamientos sobre uso de la tierra: representación equitativa
- Catastro multipropósito: información desagregada por sexo
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La agenda 2030 de Naciones Unidas incluye el Objetivo Sustentable Número 5, alcanzar la equidad de género, como una de sus prioridades. Desde 1997 se tienen en cuenta los análisis transversales de género en los asuntos de la ONU y se analizan los datos de acuerdo a las diferencias de género.
Posteriormente, en 2020, la ONU reiteró la necesidad de dicha transversalidad en cada proyecto que se tome a nivel país en el documento de “Gender Mainstreaming: Strategy for achieving gender equality of women and girls”. Sin embargo, los temas alrededor de las tierras y la formación equitativa y justa de una reforma rural integral en el país que tome como punto central la voz de las mujeres son bastante reducidos y los temas que hay no se han trabajado los suficiente o no han evolucionado más allá de un proyecto de ley.
El punto de la mujer rural es particularmente importante en la medida en la que, como menciona la Corte Constitucional en el Auto 092 de 2008:
las mujeres en el país históricamente han accedido a la propiedad de la tierra y de bienes inmuebles a través de sus compañeros de sexo masculino. Como consecuencia, las mujeres enfrentan diversos obstáculos para acreditar la propiedad de la tierra, para conocer sus derechos reales o la extensión de su patrimonio, para contar con los títulos necesarios o con las pruebas de posesión requeridas, incluso para acreditar la relación de pareja con su proveedor
Solo hasta un año antes de firmado el Acuerdo de Paz, los resultados del Censo Nacional Agropecuario mostraban que las mujeres rurales tomaban las decisiones de producción en tan solo el 24% de las Unidades de Producción Agropecuaria (UPA) en el área rural dispersa, mientras que en el 59,6% de los casos eran los hombres los que decidían y tan solo en un 16,5% las decisiones se tomaban de forma conjunta.
En las realidades rurales las mujeres enfrentan desventajas adicionales frente a sus pares masculinos e incluso frente a las mujeres urbanas. Las mujeres rurales tienen una probabilidad más grande de caer en pobreza, están peor remuneradas y muchas tiene un empleo informal, con pocas o nulas garantías en temas de maternidad, discapacidad o enfermedad. Aparte de sus esfuerzos por alcanzar mejores plazas educación que los hombres no se ha traducido en mejores oportunidades de trabajo remunerado sino en más cargas a nivel personal.
Otro de los obstáculos en temas de género es la dificultad para obtener la información ya que las entidades que hacen el monitoreo de las actividades rurales tienen dificultades brindando información detallada por territorios, ahora las dificultades son aun más grandes cuando se trata de brindar información detallada de las mujeres y el enfoque de género.
No es ningún secreto a voces que en Colombia todavía hace mucha falta trabajar en temas de equidad de la mujer o alcanzar el ODS 5, pero ahora cuánto más no se verán trasgredidos los derechos de las mujeres rurales en una sociedad patriarcal. Ahora, cuánto más no tendrán que sufrir las mujeres que, aparte de su calidad de mujer, son negras, indígenas cabeza de familia o desplazadas. La información que hay referente a la mujer rural en relación al acuerdo de paz es escasa y no es sencilla de encontrar en todos los puntos que la relacionan. Si se trabaja en el campo con la mujer habrá muestras tangibles de reparación y garantías para el genero femenino, entendiendo que detrás de ese análisis hay un interes no solo simbolico sino real en reducir la brecha entre hombres y mujeres.