La cuenta regresiva de la FIFA indica 95 días, 11 horas, 42 minutos y 11 segundos. Ese es el tiempo que registra cuando empiezo la redacción de este texto. Noticias van y vienen. El reloj sigue su curso y las selecciones siguen ejecutando su plan preparativo para redondear detalles con miras a Sudáfrica. A la fecha, sólo España parece tener todo claro y los demás aún tienen una que otra duda sobre quien o quienes deben integrar la selecta lista de 23. Entre ellos Brasil, que pese a sus evidentes resultados, abrió (sin proponerlo) el debate sobre si Ronaldinho debe, o no, tener un cupo en el “Scratch”.
La discusión tomó fuerza justo cuando Dunga parecía tener el camino despejado para una elección tranquila y acorde a sus necesidades. En definitiva, para aplicar su plan de renovación en el seleccionado. Sin embargo, el crack de Milán sigue siendo una tentación para el medio futbolístico, duro en sus críticas, pero de elogio permanente en los últimos meses gracias a su notoria mejoría. Caso inverso sucede con Kaká, fijo en la elección, pero de irregular rendimiento desde que pisó suelo español.
Hoy Kaká no es para Real Madrid lo que Ronaldinho significa para el Milán. El ex milanista sufre los avatares propios de la adaptación a un rol de reparto en un equipo colmado de figuras, en donde el foco principal está centrado en su compañero Cristiano Ronaldo. Incluso su valía como futbolista ocupa un escalón abajo con respecto al argentino Gonzalo Higuaín. A 95 días para el inicio del Mundial, el madridista no vive sus días más lúcidos como futbolista.
Ronaldinho ha logrado revivir el espíritu de cuatro temporadas atrás y en esa reinvención mucho a tenido que ver Leonardo. El ex “diez” de la selección brasileña y técnico actual del Milán le entregó la batuta del equipo en el momento más difícil de su gestión. Le dio el margen de espera necesario y lo más importante, armó un esquema con futbolistas que han sabido asumir su rol complementario. Ubicó a los experimentados Ambrosini, Pirlo y Gatusso en el mediocampo para equilibrar el juego. También cuenta con las alternativas de Beckham y el canterano Abate. Adelante con Pato, Borriello y en algunas ocasiones con el holandés Huntelaar, “Dinho” tiene la libertad para tocar, moverse por todo el frente de ataque, asistir e incluso llegar al gol con más facilidad. Esta temporada ha marcado 12 goles y ha entregado 15 asistencias. Números incuestionables que potencian su figura, pero que a la vez influyen directamente en el rendimiento de los milanistas, escoltas a 4 puntos de su clásico rival, Inter. Hoy no es un jugador más, volvió a ser Ronaldinho.
Para Dunga incluirlo en la lista definitiva sería un arma de doble filo. Por un lado sumaría talento y la experiencia de un jugador dos veces mundialista. Pero del otro, sabe bien que traicionaría los códigos que ha mantenido durante su ejercicio como seleccionador. Desde abril del año pasado, el capitán del 94 prescindió del ex Barcelona y eligió al madridista como su líder futbolístico. Mal no le fue. Clasificó a Sudáfrica como primero de la eliminatoria y venciendo con claridad a la Argentina de Maradona. Ganó la Copa Confederaciones y en su último amistoso preparatorio contra Irlanda obtuvo una clara victoria.
Tan claros como los resultados brasileños, han sido los progresos de Ronaldinho. Por esa razón, la discusión no tiene una posición que favorezca concretamente una de las dos partes. De hecho, sería arbitrario entrar en el terreno de la imposición (o no) cuando los números actuales indican un panorama diverso. Brasil no ha necesitado del sonriente jugador para mantenerse en la élite y él no ha necesitado de su selección para volver a florecer. Sin embargo, podría ser un as bajo la manga en un torneo corto de máxima exigencia.
Por ello, futbolistas como Robinho, Elano y Adriano optaron por resignar dinero y dejar la alta competencia en clubes de mayor envergadura para ganar ritmo y partidos. ¿Lo hubieran hecho sin Mundial de por medio? Ronaldinho emprendió una batalla aparte con todo en contra: medios, seleccionador y hasta compañeros. Hoy pide ser evaluado por fútbol y no por nombre. Mencionar el palmarés y los atributos de Ronaldinho como jugador sería entrar en un terreno que ya todos conocemos. Por historia su reservación en el avión sería un tema cerrado. El tema es analizar los méritos actuales y los tiene.
Esta versión de Brasil ofrece un juego basado en la contundencia y el orden táctico. El Jogo Bonito en la era Dunga no es una prioridad. Más allá de Kaká, no cuenta con elementos creativos suficientes. Elano, Felipe Melo, Josué, Julio Baptista, Gilberto Silva, Kleberson y Ramires, recientes convocados no ofrecen garantías en esa función. Diego, otra alternativa, ha perdido terreno en la Juventus.
Por lo pronto, la inclusión del Gaúcho seguirá generando incógnitas. Dunga sigue con el ceño fruncido y no entrega indicios concretos. Apenas dio una declaración sospechosa. Mientras tanto, el crack vuelve a sonreír y le hace un guiño a Sudáfrica.