Sentimiento Embajador

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Lecciones del sur, lecciones no aprendidas

El pasado domingo 26 de junio, el fútbol mundial vio sorprendido cómo se sentenciaba el descenso de River Plate.  Esa soleada tarde bonaerense, jugando en el Estadio Monumental frente a Belgrano de Córdoba, el cuadro de la banda roja se matriculó en el Nacional B.  Han pasado 46 días desde aquel momento y quien esto escribe, ve perplejo que aquí en Bogotá parece que no se aprendió la lección.

Hago una aclaración, me gusta Boca Juniors, quienes me conocen lo saben, pero también saben que ese día ni una sonrisa apareció en mi rostro.  Ver cómo River se iba para la B era un relato de pesadilla, era como cuando los papás nos amenazaban de niños con “El Coco” y que de un momento a otro el personaje apareciera al frente llevándose al vecino.  Vi amigos amargados y sin palabras; leí los comentarios frustados y rabiosos de otros tantos; critiqué a los que aprovecharon el momento para gozar a sus propios conocidos, pero me asombra que hoy, en plena pretemporada, a tan solo dos semanas de iniciar el torneo, la mayoría no sea capaz de ver más allá del Mundial Sub 20 y se hayan olvidado que Millonarios va a comenzar el torneo a tan solo 10 puntos de la promoción.

Nuestra directiva, encabezada por Eduardo Silva, al parecer se durmió en los laureles.  Nos prometieron refuerzos para el primero de agosto; nos hablaron de traer jugadores de cartel para reforzar la nómina; le prometieron al señor Páez contrataciones en posiciones claves para tratar de mejorar la campaña del semestre pasado.  Pero no, a duras penas han confirmado nombres de baja convocatoria, se mencionan algunos extranjeros sin mayor cartel y además nuestro lateral izquierdo, que aunque no era la octava maravilla, si era mucho más de lo que hemos tenido en los últimos años, ha marchado al fútbol argentino.

La incertidumbre ya ronda en nuestras toldas… Incluso en una entrevista que concedió Rafael Robayo al programa de la Cadena Súper, “Ballet Azul”, el volante manifestó que al interior del grupo de jugadores hay preocupación al ver que no llegan los refuerzos que el profesor Richard Páez solicitó con el fin de llegar a disputar el título del torneo colombiano.

Ahora, para terminar de redondear la mala sintomatología, en la mañana de hoy fuimos goleados 4-0 por el Bogotá F.C. en un partido en el que terminamos jugando con nueve hombres debido a las expulsiones de Cíchero y Tancredi.

Tal y como se lo pregunté en una reunión a Eduardo Silva, hago un cuestionamiento público: ¿Cuál va a ser el margen de espera y el nivel de exigencia con el señor Paez en este torneo?  Todos saben que el técnico me ha dejado serias dudas desde siempre y que en una columna anterior vi lógica su permanencia por los resultados obtenidos, pero si revisan los mismos durante los últimos ocho juegos contando Liga, Copa y amistosos, la tendencia estadística va en un peligroso declive.

En ese orden de ideas, dejó el balón en el campo de los directivos, los mismos que han sido apoyados en esta columna, pero a los que les recuerdo que al llegar a Millonarios adquirieron un compromiso con el club más grande de la historia del fútbol colombiano y con la hinchada más numerosa y fiel del país.  Córdoba, Manga y Barros no son los nombres que estábamos esperando y exigimos una campaña siquiera similar a la recién terminada, para pelear por la estrella y para terminar de alejarnos del descenso.

Ojalá que el ejemplo que entregó River Plate sirva para nosotros no cometer más errores, de lo contrario nos podría costar muy caro.

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