Memorias deportivas

Publicado el @Memordonez

Santafereños, no hay excusas

 

Desde 1982 asisto frecuentemente al estadio El Campín y nunca lo he visto lleno de hinchas santafereños, aunque mi compañero Fabián Rozo, albirrojo a morir,  dice que en 1996, en la final de la Copa Conmebol ante Lanus, había 45 mil fanáticos cardenales en las tribunas. Ni siquiera en 2001, cuando llegó a enfrentar al Júnior en la última fecha del torneo con una remota opción de título, Santa Fe logró convocar masivamente a sus seguidores, pues en la final de 2005 la mitad eran aficionados nacionalistas.

Aparte de los cinco mil incondicionales hinchas santafereños que van durante toda la temporada y acompañan en las buenas y en las malas, hay otros 10 mil que se asoman al estadio cuando el equipo está en buena racha, pero son los que primero le dan la espalda al equipo cuando no gana y salen insultando a directivos, cuerpos técnicos y jugadores. Los demás, son esos simpatizantes a quienes les inculcaron el amor por los colores rojo y blanco en sus hogares, pero que ni siquiera saben en qué años se ganaron las seis estrellas, y que de vez en cuando van al estadio para tener argumentos para participar en las discusiones de los lunes en sus oficinas, en donde casi todos los hinchas repiten los conceptos que escucharon o leyeron en los medios de comunicación.

Es por eso que digo que la afición santafereña es una de la peores del país,  con el perdón de esos 15 mil (y exagero) que siempre se hacen sentir.

Y como tengo muchos amigos albirrojos, a quienes constantemente molesto  por no asistir al estadio pero estar siempre listos para criticar al equipo, conozco las razones que esgrimen para actuar así. Que llevan 34 años sin ganar, que su fútbol no enamora, que se perdió la tradicional garra cardenal, que llovió antes del partido, que hizo mucho sol, que patatí, que patatá.

Pues para ellos no hay excusa. El miércoles ante Pasto, el estadio debe llenarse de hinchas santafereños porque hace mucho tiempo su club no tenía una posibilidad tan clara de dar una vuelta olímpica y clasificarse de paso a la Copa Suramericana de 2010. Y no me vayan a salir con el cuento que la Copa Colombia no da estrella y que ganarla no es lo mismo que conseguir la Mustang. Título es título y conquistarlo ante 45 mil personas y en medio de una fiesta de la hinchada no es lo mismo que en una fría noche con apenas 10 o 15 mil fanáticos.

Pero cuidado, que los que vayan tendrán que apoyar y alentar para poder festejar. Antes de disfrutar deben ayudar a su equipo a vencer al difícil Pasto y remontar la diferencia del 2-1 en la capital nariñense. Ojalá mis amigos santafereños me callen la boca y llenen el estadio, ojalá celebren nuevamente una Copa Colombia, después de la de 1989, cuando ese torneo no tenía la trascendencia que tiene hoy.

Después, a pensar en  pelear el título de la Mustang sin olvidar que pase lo que pase, el semestre de Santa fe ha sido bastante bueno y su cuerpo técnico merece que le den continuidad. No vaya a ser que no gane ningún torneo y al Basílico González que hoy adoran, le vuelvan a gritar “burro, burro”.

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