Fabián Valeth Orozco @Harryelpote
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¿Quién iba a pensarlo? Kei Nishikori dio el batacazo del sábado y eliminó al cinco veces finalista del US Open, Novak Djokovic, 6-4, 1-6, 7-6, 6-3. Con muchas horas de trabajo acumuladas y un cuerpo aparentemente desgastado, el japonés dio cátedra de tener mentalidad de ganador, un físico compacto y un tenis maravilloso. Kei es el primer tenista de Japón en una final de Grand Slam.
Las más de ocho horas en cancha en los dos últimos encuentros para Nishikori pasaron de ser una sentencia a convertirse en motivo de experiencia, osadía y hasta de energía. Esos maratónicos partidos transformaron al nipón y fueron no más que una prueba para demostrar su estado físico, que con 24 años parece estar en perfectas condiciones.
La incógnita de inicio era si el sembrado 10 del torneo podía aguantar el peso de un partido que podía llegar a desgastarlo, ya que al frente iba a tener a un Djokovic exigente, con el que debes sacar lo mejor de sí para batirlo. El serbio no fue un monstruo y al contrario, Kei logró domarlo en el comienzo con la devolución: los manotazos que salían de su raqueta eran palos incontrolables para el número 1 del mundo. La sorpresa llegó con un 6-4 que dejaba anonadado a Novak.
Pero Djokovic hizo ver todo fácil en el segundo set. Sin mayores gestos de preocupación encaró el parcial que podía ser su condena: empezó a sentir mucho más la pelota y a jugar profundo, dos condiciones que fueron más que suficientes para hacer sentir incómodo al japonés que ya demostraba estar cansado. Dos quiebres le dieron el empate a Nole en el partido.
El agotamiento era la bestia contra la cual debía luchar Nishikori, más que contra su propio rival. Los extenuantes partidos en cuarta ronda y cuartos de final podían hacer efecto en la tercera manga y por consiguiente, que cediera. Sin embargo, la parte mental del asiático fue la que lo sostuvo: superó un inicio sin reacción y de malas decisiones a estar firme con su servicio y a golpear profundo con la derecha cruzada. Su ímpetu lo llevó a sacar para ganar el set pero fue ese momento donde la cabeza, y el tenis, le falló. Todo se extendió al tiebreak donde se mostró a un Kei inspirado, con ganas de hacerse con un valioso parcial que lo podía encaminar a la gloria; esta era su oportunidad. Con convicción sobrepasó al serbio y festejó el triunfo. La final estaba a un paso.
Nishikori abordó el cuarto set como si fuera el final, el último. Quebró desde el inicio para dejar abrumado a un Djokovic sin respuestas y que buscaba una y otra vez soluciones en su banco técnico. El haber perdido el desempate empezaba a pesarle. No encontraba la forma de penetrar el servicio de su rival que empezó a sentirse grande, que empezó a vislumbrar que el sueño estaba cerca. El golpe de gracia llegó y lo hizo sentir éxtasis. Su nombre está inscrito en la definición de lunes.
“Es una sensación increíble vencer al número 1 del mundo”, fueron las palabras concretas del gestor de la proeza oriental. Un ejemplo de constancia y tenacidad. Un jugador que se da el lujo de dejar en el camino a nombres como Raonic, Wawrinka y Djokovic y encarar su primera final del Grand Slam. Ahora a esperar por Marin Cilic o Roger Federer, alguno de los dos será su contrincante en busca de ganar un grande. Nishikori y sus 15 horas en cancha están en la final del US Open.