Hablemos Sobre Ciclismo

Publicado el Nicolas Borras Calderon

Anécdotas de ciclismo para tiempos de pandemia Vol.2: La historia de Gino Bartali

En tiempos de estar en casa, le doy la bienvenida al segundo volumen de esta sección de anécdotas curiosas para recordar mientras el mundo está paralizado.

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Esta vez retrocederemos hasta 1914, el año de nacimiento de Gino Bartali. Ponte a Ema es un pequeño pueblo, más campo que pueblo, muy cerca de la capital de la toscana italiana, Florencia. El lugar que vio nacer a esta leyenda del ciclismo, empezó a forjar su camino en el deporte cuando empezó a trabajar en una tienda de bicicletas cuando era un chico, ahí consiguió hacerse con su primera bici y demostrar que tenía con qué llegar a ser grande.

El mismo deporte que lo enamoró -como lo cuenta su hijo en las entrevistas-, también le quitó a su hermano. Esto fue muy duro para Bartali, que guardó su bicicleta en el sótano y dejó de entrenarse, su propia familia logró convencerlo para volver a la bicicleta, esa sería la mejor manera de honrar la memoria de su hermano. Con este suceso Bartali se aferró a la iglesia, era un católico devoto y en ese momento, aún más.

Gino Bartali siempre fue fiel a sus creencias y ferviente católico.

Gino Bartali vivió en tiempos del fascismo italiano. Mussolini construyendo un régimen quería tener el deporte de su lado y lo obligó a correr el Tour de Francia del 38, nada más que por intenciones políticas. Bartali fue, lo ganó y se convirtió en un ídolo de la gente, también en una insignia del régimen: el italiano que ganaba en Francia. Aunque, según los historiadores y su familia, nunca le interesó la política y solo quería montar en bicicleta, además que no hay una sola fotografía suya haciendo el saludo fascista.

Su carrera se vio truncada en sus mejores años por la segunda guerra mundial, no hubo ciclismo desde 1940 hasta 1946 y el deporte pasó a un segundo plano, en un mundo que solo se preocupaba por sobrevivir. Lo que nadie supo hasta 3 años después de su muerte, en el 2003, fue su papel en una red que la iglesia católica organizó durante 1943 y 1944, en plena guerra, para transportar pasaportes y fotos falsas usados para cambiar la identidad de los judíos que serían llevados a los campos de concentración Nazi. Transportaba los documentos falsos dentro del marco de su bicicleta, cruzando las fronteras con la excusa de que se estaba entrenando, ya que con su victoria en el Tour del 38 él “era parte del régimen”.

La red fue tan secreta que no se tienen las cuentas claras de cuántos viajes alcanzó a realizar, ni cuántas vidas logró salvar. Todo se conoció gracias al diario de un judío italiano que hizo parte del funcionamiento de esta red, allí se encontraban todos los detalles. Se estima que logró salvar 800 vidas. Nadie lo sabía y nunca se lo contó ni a su familia. Hoy años después, es recordado por aportar, sobre la bicicleta, a salvar vidas en esa última gran guerra.

Cuando el conflicto terminó, Bartali volvió a las competencias, con un nuevo rival y con más años encima, llegó al panorama el joven Fausto Coppi. Una rivalidad que dividió a Italia en los años de la posguerra. Los Bartalistas que seguían a Gino, muy católico y fiel a sus tradiciones, contra los Coppistas que seguían a Fausto que representaba a la Italia del futuro.

Dos ciclistas a los que la afición, en un contexto social tenso

La foto del bidón, ¿Quién se la dio a quién?

, había supuesto en una división más allá del deporte. Pero ellos demostraron en el Tour del 52, cuando subían al Galibier, que no eran más que dos apasionados ciclistas que querían dar lo mejor sobre sus bicicletas cuando les sacaron una foto, pasando una caramañola –o bidón- el uno al otro. Lo curioso de este suceso es que quién se la dio a quién es un secreto que se guardaron entre Coppi, Bartali y el fotógrafo. Solo era una rivalidad deportiva en una Italia dividida.

 

GIno Bartali ganador del Giro de Italia de las posguerra, 1946.

Gino Bartali ganó dos Tour de Francia y tres Giro de Italia, a pesar de no poder competir en sus mejores años por la guerra. Esas victorias fueron suficientes para hacer parte de una de las más interesantes páginas de la historia del ciclismo.

 

Al lector que ha llegado hasta aquí, al segundo volumen de Anécdotas de ciclismo para tiempos de pandemia, lo invito a estar al tanto de los siguientes y especialmente a acatar todas las medidas preventivas para evitar la propagación de un virus que de a poco va llegando a todos los países del mundo y se siente cada vez más cerca. Cumpliendo todas las medidas, saldremos más rápido de esta difícil situación y podremos presenciar de nuevo las brillantes hazañas que el deporte nos ha sabido presentar.

@BorrasNicolas

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