En el país del D10S

Publicado el dsilva

El súper clásico… ni chicha ni limonada

La previa de este súper clásico número 210 entre Boca y River es la más aburrida que me ha tocado ver desde que estoy en Argentina hace cuatro años.

Recuerdo que antes estos dos mismos equipos disputaban la punta del campeonato, hoy se “mofan” con quién toca el fondo de la tabla más rápido porque cualquier de los dos puede hacerlo sin problema. ¡Es una vergüenza! –como dicen por acá-.

Antes mi emoción repercutía en ver a los colombianos que nos representaban con los colores de cada camiseta, hoy  sólo puedo emocionarme con saber que dentro de los concentrados por el D.T. Abel  Alves de Boca, se encuentra Breyner Bonilla, y esperaré que en algún momento del partido mire a la banca y le dé la oportunidad al defensor cucuteño.

Recuerdo también que la prensa declaraba con mucha certeza la mayoría de veces “el equipo que gane el súper clásico, será el campeón del torneo”. Y era verdad. Ahora, el que gane sigue en la mitad de tabla para abajo y River empieza a mirar la tabla de promedios que lo deja mal parado para el próximo torneo.

Los clásicos pasados, además de apoyar a mis compatriotas, también era lindo ver a los jugadores con experiencia y de peso que marcaban la diferencia y jugaban como si fuera su primer clásico y así lo expresaban.  Hoy tanto “el muñeco” Gallardo como Riquelme, expresan que éste tal vez sea su último clásico sin la más mínima expresión de tristeza en su rostro. – ¡Qué pechos fríos! – le escuché decir a un compañero del trabajo hincha de Boca.

De nada sirve hablar de estadísticas que favorecen a los dos equipos. En todo caso, les sugiero que lean esta nota con esos datos curiosos. Sólo basta recordar que desde el 2008, Boca no gana como local en los clásicos, el otro súper clásico terminó en empate y fue un partido aburrido y sin mayores peligros. La realidad de ahora es que ambos elencos llegan con el perfil bajo, con dudas sobre el futuro de sus técnicos y sin una base sólida que forme la titular de los equipos. Cada domingo se ve una titular nueva.

Hoy, a pesar de toda esta locura, me inclino sin ser muy hincha de ninguno de estos dos equipos, apoyar a River Plate que a Boca Juniors y diré mis razones.

Para explicar mi posición, tengo que confesar que hago parte del 50% de argentinos que se declaran “antiriquelme”. No soporto su antipatía, a veces no logro descifrar quién tiene el ego más grande, si Maradona o “tristelme”, en todo caso, Maradona hizo más por el fútbol que el actual 10 de Boca. El respeto que le tengo a este jugador en la cancha es inversamente proporcional al poco respeto que le tengo fuera de ella. No entiendo sus tan citados “códigos”, he tratado de encontrar un manual que me explique a cuáles códigos se refiere Riquelme cada vez que los menciona, para entender por qué exige respeto, cuando se burla de algunos periodistas, que según él, no hablan por ellos mismos, se burla y abandona las ruedas de prensa dejando alguna frase ofensiva.  Cuando se refiere a él, habla casi siempre en tercera persona, como si le costara admitirse a él mismo.

Trato de encontrar un código en particular que me haga comprender por qué renunció a la Selección Argentina la primera vez ante el pedido de su mamá -(?)-,  o en la segunda oportunidad, porque Maradona le pidió que se ubicara unos metros más atrás. No entiendo qué código de Riquelme le permite repetir que a él no le interesa hacer amigos en su equipo, pero tienen que aguantarle sus malas actitudes. Porque aunque él diga que sí lo hace, casi nunca respeta a sus técnicos cuando ellos no idolatran, entonces hace el peor ambiente en el equipo. Y si él no juega bien, Boca toca fondo, porque sí, tengo que reconocerlo, él es medio equipo.

Pero la verdad, más “antiriquelme” me convertí y me marcó desde ese momento fue cuando desperdició ese penal en la semifinal de la Champions League del 2006, al minuto 89,  frente Arsenal cuando jugaba en el Villareal de España. Un equipo que quería hacer historia en la su primera aparición en este campeonato, pero como el gran técnico Manuel Pellegrini no lo trataba como el D10S del equipo, jugó sin ganas. Y lo que no me “banco” como el 50% de argentinos a los que me uno, es que un jugador con todas las capacidades y el talento para ser uno de los mejores del mundo como Juan Román, prefiere ser la figura de Boca que lucharla en una liga europea de mejor nivel. No alcanzo a imaginarme que dirá ese código del manual personal de Riquelme.

Y por él y porque ya no hay un colombiano titular en el equipo xeneize prefiero hacerle fuerza a su rival. Lo único que destaco de este súper clásico es el espectáculo de la bombonera que late más fuerte que nunca cada vez que llega esta décima fecha del torneo clausura. Les puedo asegurar que la fiesta del primer súper clásico 2010 será definitivamente la figura de la cancha.

Muestra de afiches que saca cada equipo a su rival para los súper clásicos.
Muestra de afiches que saca cada equipo a su rival para los súper clásicos.

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