Cistierna es un pequeño pueblo en la comunidad de Castilla y León con una historia marcada por el ferrocarril. En el siglo XVIII el desarrollo del tren hullero para transportar el carbón que se extraía en las minas de León y Palencia en las cordilleras de Cantabria hasta el puerto de Bilbao. A este pueblo, enclavado en la meseta leonesa, llegó hoy la etapa 7 de La Vuelta. Fue un día para la fuga. Los 6 aventureros de la jornada definieron al embalaje entre ellos. Curiosamente, ganó el más escalador y menos esprinter de ellos.
La de hoy era una transición entre el terreno quebrado vasco y cántabro y el bloque montañoso asturiano del fin de semana. Estaba clasificada entre las etapas de media montaña de esta edición de la carrera. Ese rótulo lo justificaba el Puerto de San Glorio, de primera categoría, en el segundo tercio de los 190 kilómetros entre Camargo y Cistierna. La primera parte recorría un terreno sinuoso cerca a Santander, recorría Cantabria de este a oeste pasando por las tierras ganaderas de Torrelavega, subía a la meseta los 22 kilómetros del ascenso categorizado para entrar a la meseta y luego recorría el valle del río Elsa, por terrenos de descenso, para llegar hasta el pueblo que durante dos siglos fue estación de ferrocarril. El tren llegó a Cistierna en 1894 cuando se construyó el tren de Robla a Bilbao,con 345 kilómetros que lo convirtieron en la vía más larga de Europa en su momento.
Entre los jefes de filas hoy hubo tregua. La subida en el grupo principal fue sin mayores sobresaltos. Cuando el Trek vió que su hombre más veloz Mads Pedersen subía sin problemas en el grupo principal, puso todo su colectivo en función de persecución de la fuga. El sexteto puntero se había armado con Herrada, Battistella, Wright, Sweeny, Janssens y Goldstein; y llegó a tener 4 minutos como renta. Nunca se rindió. Cuando cruzaron el premio de montaña, la diferencia bajó a 2 minutos y medio y quedaban todavía 65 kilómetros hasta la meta. Cuando el Trek se cansó, se animaron a perseguir los trenes del Arkea y el BikeExchange. A pesar del esfuerzo, no les alcanzó. La fuga llegó encarrilada a disputar la etapa en Cistierna.
La explotación del carbón en la zona terminó en 1990. Desde ese momento, la pequeña población cayó en crisis económica. Su recuperación comenzó en el 2005 generando una nueva vocación hacia los deportes de aventura y el turismo ecológico, y se fortaleció en el 2009 con la inauguración del Museo Ferroviario. Es el primero y único en el mundo con esta temática, dedicado no a los trenes sino a sus trabajadores. En sus colecciones no hay trenes ni vagones, sino un acopio único de utensilios, herramientas y documentos del día a día de los trabajadores de este medio de transporte. El Museo le dio una nueva vida a la localidad y fue hoy el mejor balcón para ver la llegada de la etapa.
Para el pulso final, las apuestas estaban a favor de los más veloces en el grupo puntero. Hubo pulso hasta el final. La sorpresa la dio Jesús Herrada, el más escalador de los cinco que llegaron a definir. Asombroso. Venció en la raya a Samuele Batisttella y a Fred Wright. Final apretado. Emotivo remate y conmovedora celebración. El numeroso grupo entró a 29 segundos sin ninguna novedad. Por primera vez en siete etapas no hubo cambio de líder. La clasificación general quedó igual y espera la etapa de mañana. La Vuelta entra a Asturias con un recorrido de 153 kilómetros rompepiernas entre Pola de Laviana y Colláu Fancuaya. Final en alto en premio inédito de primera categoría. Un buen examen para ver el estado de la locomotora de Remco.