El ciclismo es una metáfora hermosa de la vida: está lleno de desniveles, de emociones de todo tipo, de coincidencias y sobre todo, de imprevistos. En la vida, como en el ciclismo, basta con tomar la curva que no es para que le película cambie total y radicalmente.
A Alejando Valverde hoy la curva del kilómetro 7 no solo le terminó prematuramente su participación en el Tour 2017, sino que a sus 37 años de edad puede haberle dado un giro total a su vida deportiva. Partía con la ilusión de llegar a 7 victorias en el año después de ganar Murcia, Andalucía, Cataluña, País Vasco, Fecha Valona y Lieja; pero el golpe con las vallas después de la caída lo mandó al Hospital Universitario de Düsseldorf con fracturas de rótula y astrálago, abandonando en su décima participación en el Tour. No es un juego de números, pero de los 10 terminó 7.
No fue solo Valverde. Hoy la misma curva dejó fuera de competencia a otro español: Ion Izaguirre, el capo de Bahrain Merida, también salió prematuramente del Tour, tras sufrir una fractura lumbar desplazada. Muchos otros, como Gallopin y Roglic por ejemplo, también se cayeron, pero no se fracturaron. Curiosamente fueron los dos españoles los que tuvieron que irse, justo en el año en que la prensa de este este país manifestó su preocupación porque la cuota de este país en el Tour era la más baja en número en los últimos 33 años. Cosas de la vida.
La caída de Valverde le dio un matiz dramático a la primera etapa. Tras conocer la noticia, los demás favoritos no quisieron arriesgar tanto en esa «pista de esquí» en la que solo brilló el Sky. Thomas se quedó con la etapa y Froome le marcó diferencia en tiempo a sus rivales directos. Mañana en su segunda etapa el Tour va a Bélgica, con una etapa plana ideal para los especialistas de la velocidad… a no ser que en la carretera hacia Lieja aparezca un giro, una curva y una nueva historia. Será después de las 7.