Rocamadour es un pueblo construido sobre una gran roca. En su cima hay un castillo y un santuario mariano construidos en el siglo XII. Dentro de la construcción religiosa, una basílica de estilo romántico, está la virgen negra, llamada así porque la efigie tiene el cuerpo recubierto de plata. Los 139 sobrevivientes del Tour llegaron uno a uno hasta allí. Hoy era jornada contrarreloj, una especie de peregrinaje en penitencia individual antes del desfile triunfal por las calles de París.
El australiano Caleb Ewan fue el primer en tomar la salida. Es el último de la clasificación general. Subió al santuario en acción de gracias por haber superado la crisis del día de la llegada al Peryagudes. Ese día se salvó milagrosamente por 19 segundos de quedar por fuera del límite de clasificación del Tour. Hoy dio las gracias y pidió bendiciones para mañana. Quiere ganar en el Tour y solo le quedan el cierre en los Campos Eliseos para hacerlo.
En la cripta de la basílica de Rocamadour se guardan las reliquias de San Amador. El pueblo le debe su nominación a la superficie en la que está construido el pueblo y al nombre de este santo. La escalera de acceso al santuario tiene 216 peldaños, que muchos de los peregrinos suben de rodillas. Las edificaciones principales del pueblo crecen hacia arriba en un acantilado de 120 metros de altura a la derecha del río Alzou. La etapa de hoy tenía marcada la línea de meta al lado del primer escalón.
Hoy fue la Etapa número 20, la penúltima. Solamente cuatro ciclistas alcanzaron a sentarse en la llamada «silla caliente», reservada para quien vaya marcando el mejor tiempo en la fracción. Justamente detrás de Ewan entró a la meta su compañero de equipo en el Lotto Soudal Reinardt Janse van Rensburg. Ewan no alcanzó a sentarse. Al sudafricano le duró poco su momento de gloria; 10 turnos después entró Mikkel Bjerg, del UAE Team Emirates. Su registros fue batido media hora después por el actual campeón mundial de la especialidad Filippo Ganna, del Ineos Grenadiers, quien paró el cronómetro en 48’41”, quien tomó posesión del trono casi dos horas, hasta ser destronado por la máquina del Jumbo Visma, Wout Van Aert.
Una leyenda benedictina cuenta que San Amador era un ermitaño del sector, que se destacó por sus acciones en beneficio de los más necesitados y por su devoción a la virgen, para la que construyó una capilla en la roca. Otra historia más popular dicen que el santo fue un rico de la zona, de nombre Zaqueo, que se casó con la verónica del evangelio, para ocultarse en la zona después de la muerte de Cristo y construir un oratorio en el peñasco. Lo único comprobado es que imagen de la virgen negra tiene casi 10 siglos de historia. Hasta allá han llegado todo tipo de ofrendas, desde los hierros de varios condenados liberados de sus cadenas hasta placas de mármol grabadas y enganchadas al muro de la capilla. Curiosamente también han dejado allí objetos de ciclismo. Nada raro que en el futuro encuentren allí una camiseta del Jumbo Visma, que hoy tuvo uno de sus días más brillantes en esta edición del Tour.
Cuando Van Aert llegó a la meta se convirtió en el primero, y más tarde en el único, en bajar de los 48 minutos para el recorrido de 40,7 kilómetros. Era un recorrido muy técnico por la gran cantidad de curvas, por la carretera estrecha y por dos subidas duras al final. Rodó a un promedio de 50,8 Kilómetros por hora. Su tiempo de 47’59” no pudo ser superado. El líder de la clasificación general Jonas Vingegaard, superó a su compañero del Jumbo-Visma en los tres registros parciales, pero tuvo un susto en una de las bajadas que le quitó concentración. En la meta se reportó con el segundo tiempo, para darle a su equipo el 1 -2 en la etapa. No hubo cambios en los cuatro primeros puestos de la general. Aleksandr Vlasov le quitó la quinta plaza a Nairo Quintana y Romain Bardet subió al puesto 7, por encima de Louis Meintjes.
La contrarreloj fue otra exhibición del Jumbo. Sumaron su sexta victoria parcial en 20 jornadas. Mañana en París reclamarán los títulos de la clasificación general, de la clasificación por puntos y de la clasificación de la montaña.
En la cima del acantilado de Rocamadour ya no se encuentra un castillo construido en la edad media para defender los santuarios, sino una pared fortificada del siglo XIV y el castillo actual, que fue construido en el siglo XIX. Este poblado, que vive lleno de artistas, peregrinos y arqueólogos vio desfilar hoy por primera vez en su historia a los ciclistas del Tour. Los mejores pedalistas del mundo llegaron de a uno al santuario. Mañana pasarán juntos por las calles de París.