Ciclismo con J

Publicado el Jhon Jaime Osorio

Tour 2022 – Día 18: Recital ciclístico y de juego limpio de Jonas Vingegaard

El último día en Los Pirineos prácticamente sentenció el Tour. No solo el título, sino el podio y todos los títulos de la edición 109 de la carrera. Enorme etapa. Fueron 143 kilómetros de ciclismo intenso. Día de muchos contrastes. La jornada número 18 salió de la milagrosa Lourdes y tuvo final en Hautacam, la denominada «montaña maldita» en la carrera francesa. Aunque hubo caídas, retiros por Covid, espectáculo, diferencias muy amplias y un trabajo impecable del Jumbo Visma, la noticia fue el gesto de juego limpio del líder Jonas Vingegaard con su rival por el título Tadej Pogacar.

Antes de la salida Froome, Irviti y Caruso se sumaron a la lista de abandonos, que ya llega a 36. Los tres de hoy se fueron tras dar positivo en pruebas PCR. Los 140 que quedan en carrera le pusieron positivismo a una etapa que en el papel se veía como una de las más duras y que en la carretera lo fue mucho más. En el camino pasaron por los 16 kilómetros del mítico Col D’Aubisque, estrenaron la carretera estrecha y rugosa del Col de Spandelles y terminaron frente al castillo de Beaucens en la misma cima en que Nibali había sentenciado el Tour del 2014, a 3 etapas del final. Hoy sucedió igual. Lo hizo Jonas.

En Lourdes, el tercer lugar de peregrinación del catolicismo en el mundo, muchos soñaban con un milagro. Hoy no los hubo. Los que habían estado fuertes en Los Pirineos, cerraron en esa condición su paso por la cordillera. Los que habían mostrado debilidad, hoy cedieron muchos minutos. Al igual que ayer, la peregrinación de la fuga claudicó por la fortaleza en el ascenso de los hombres de la clasificación general. Los 34 aventureros fueron cediendo con el paso de los kilómetros y a la subida final llegaron solamente Daniel Felipe Martínez, Thibaut Pinot y Wout Van Aert. Los tres fueron superados por los dos mejores del Tour que definieron todo en los últimos kilómetros del Hautacam. Fue una de las etapas más duras de todo el recorrido, una jornada determinante.

En Hautacam claudicaron las opciones de Indurain en el Tour del 96; en esa cima fue sometido por el danés Bjarne Riis. En el 94 había ganado Leblanc, que después admitiría dopaje. En el Tour del 2000 el español Javier Otxoa ganó por delante de Lance Armstrong, pero su carrera profesional terminó abruptamente un año después al ser atropellado por un auto. En el 2008 ganó Leonardo Piepoli, que luego sería suspendido. El historial de esta cima está lleno de tropiezos. Esta vez, el camino hacia esta premio de categoría especial estuvo marcado por un acto de juego limpio en el descenso previo, protagonizado por los dos ciclistas que luchan por el título del Tour.

Fue un día glorioso para Vingegaard. El danés ganó la etapa, le sacó 1’04» en la línea de meta a Pogacar, ya tiene un renta de 3’26» sobre el esloveno de cara a la contrarreloj del sábado y de paso se convirtió en el campeón anticipado de la montaña. Demasiados logros competitivos en un solo día. En la bajada previa al último puerto Pogacar se fue al piso aparatosamente al perder el control en una curva. Vingegaard se percató del incidente y lo esperó. No pensó en la competencia, no sacó provecho de la adversidad del rival. Esperó a Pogacar para preguntarle por su condición de salud y cuando lo vio recuperado se ocupó de volver a poner el ritmo intenso con el que han corrido todo el Tour. Juego limpio. Deportividad. El ciclismo como escuela de valores. Grandeza.

Vingegaar es líder por 3’25 sobre Pogacar y 8’00» sobre Geraint Thomas. Hoy David Gaudu se trepó al cuarto lugar. Nairo es quinto, con Meintjes y Vlasov acechándolo. Al Tour le quedan tres días. El domingo es el paseo de la victoria en París. El sábado es la contrarreloj plana de 40 kilómetros en Rocamadour. Mañana serán 188 kilómetros planos, con llegada en Cahors, la antigua capital de los Cadurci, que conserva su arquitectura antigua. Un día ideal para que los esprinters que superaron las cumbres pirenaicas busquen una oportunidad para ofrecer su propio recital.

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