Las famosas pistas de esquí de Tignes recibieron hoy la etapa número 9 del Tour. En esta época del año no hay nieve, el frío es recalcitrante y la lluvia pertinaz. La de hoy era la tercera jornada consecutiva a tope, con 2.000 metros de altura en la meta, llegada en alto, una carrera sin control, un recorrido corto y más de 4.000 metros de desnivel positivo acumulado en cinco premios de montaña. La batalla de hoy justificó ampliamente el día de descanso que tendrá mañana la carrera. O´Connor ganó la etapa, Nairo se visitó con la camiseta de pepas rojas, Rigo ya es tercero en la clasificación general y Pocagar aumentó su botín en tiempo sobre sus rivales directos.
Día gélido rumbo al glaciar del Gran Motte en el corazón de las subidas largas y eternas de Los Alpes. La salida la tomaron en Cluses, «la capital del mecanizado», conocida por sus fábricas de piezas de micromecánica, especialmente para la relojería. Faltaron dos piezas importantes para el demarraje: el subcampeón del año pasado Primoz Roglic y el hasta ayer líder Mathieu van der Poel. El primero abandonó con el cuerpo magullado y adolorido por la caída del tercer día y el segundo se fue con los kilómetros suficientes en sus piernas para cambiar la bicicleta de carreras por la MTB y buscar la gloria olímpica dentro de tres semanas. Por delante había 144,5 kilómetros hasta Tignes, pasando por las famosas pistas de esquí de Flaine, Megéve y Les Sausises. Era un día para deslizarse entre cumbres.
La salida no fue tan explosiva como las de los días anteriores, pero la intensidad apareció con el primer ascenso. La corta subida a la Côte de Domancy, de segunda categoría, en el kilómetro 19, la misma en la que Bernard Hinault ganó el campeonato del mundo hace ya 41 años, se encargó de romper la carrera. En la fuga se subieron 41 corredores, en el grupo principal quedaron otros 40 y los 90 restantes armaron una grupeta enorme que sufrió demasiado para entrar en el límite de tiempo. Después del esprint del kilómetro 49, con 100 por recorrer, una fuga dentro de la fuga matizó la carrera y definió la lucha por la etapa. Por delante quedaban cuatro premios de montaña, uno de ellos de categoría especial.
Wout Poels, que iba con la camiseta de líder de la montaña, saltó en solitario del grupo de fugados. Tras él se fueron Nairo Quintana y Michael Woods, que quería quitarle esa camiseta. Y se sumaron Sergio Higuita, que buscaba la victoria de etapa, y Ben O’Connor, el mejor ubicado en la clasificación general, que mientras pensaba en la victoria parcial alcanzó a soñar con la camiseta amarilla, con dar un salto de esquiador en la clasificación general desde el puesto 14 en el que arrancó la jornada hasta los puestos de privilegio. En el Col de Sausies se vivió un emotivo esprint entre escaladores entre Poels y Nairo. En el Col du Pré, el colombiano atacó de lejos y pasó en primer lugar. Y en el Cromet de Roseland, Quintana repitió victoria, acompañado por Sergio Higuita y O’Connor. A falta de una subida, ya Nairo era dueño de la camiseta de pepas rojas que reclamaría al final del día.
En la última subida, bajo el diluvio, Nairo pagó tributo a su esfuerzo en la lucha por la montaña y su compatriota Higuita se congeló, no pudo con el frío del glaciar metido en el cuerpo. Rumbo a Tignes, la ciudad a la que no pudo llegar el Tour en el 2019 cuando Egan Bernal iba en punta de la etapa, los pasó Ben O’Connor. El australiano rodó hasta la victoria al lado de la base náutica del gigantesco y frío embalse que gobierna la ciudad y que en invierno se congela para formar una pista enorme en la que se montan espectáculos artísticos de patinaje sobre el hielo.
En el grupo principal la historia fue la misma de este Tour: selección natural, paso fuerte, apretón, tímidos ataques a Pogacar y finalmente un fuerte ataque del esloveno que no hay quien responda. Hoy sumó 32 segundos más frente a sus rivales. Pogacar reforzó su liderato y descansará con 2’10» sobre O’Connor, que saltó hasta el segundo lugar, y 5’18» sobre Rigoberto Urán, que se metió al podio de la clasificación general. Entre el tercero y el octavo hay apenas 56 segundos de diferencia, lo que genera expectativa alta para la segunda semana, que viajará hasta Andorra, pasando el miércoles dos veces por el mítico Mont Ventoux. El esquiador Roglic ya se fue, pero quedan muchos con ganas de hacer eslalom para sortear rivales y ganar posiciones.