El día estaba diseñado para los esprinters, pero la etapa terminó rotulada para las caídas. Día accidentado de principio a fin. Se fueron al piso los escaladores, los favoritos al título, los gregarios, los rodadores y los velocistas; todos. Después de la lucha entre los pounchers en las dos jornadas iniciales el turno hoy era para la primera etapa plana, para la primera batalla entre los hombres veloces. El libreto incluía 183 kilómetros de tensión en el grupo por la lluvia y el viento en algunos sectores. La escenografía ofrecía las típicas carreteras estrechas de la región de Bretaña. En un recorrido plagado de iglesias de culto mariano, la etapa fue un calvario para los ciclistas.
Etapa llana entre el puerto de Lorient y Pontivy, la antigua Napoleón Ville, con dos premios de montaña de cuarta categoría y un final complejo por un descenso estrecho, unas curvas cerradas y las dificultades propias de las llegadas en zonas urbanas. El holandés Ide Schelling, del Bora, armó la fuga en el kilómetro 1 y se llevó cuatro compañeros en la aventura. Necesitaba ganar uno de los premios de montaña para asegurar por tres días la camiseta de pepas rojas. Estaba empatado con Van Der Poel en la clasificación de la montaña y si marcaba la diferencia sostendrá el liderato por lo menos hasta el jueves, pues mañana y miércoles no habrá subidas categorizadas en el Tour. Armó la fuga con Wallays, Schar, Barthe y Chevalier y pasó primero en la Cote de Cadoudal, en el kilómetro 91. Después se bajó al grupo principal. Su equipo lo necesitaba para trabajarle a Sagan en la búsqueda de la etapa.
Cuando llegaron a Sainte Anne D’Auray, el principal sitio de peregrinación en Bretaña desde 1625, donde cada año 500.000 visitantes invocan el perdón, ya un grupo de ciclistas había caído por primera vez. Se enredaron dos hombres del Ineos y en la caída se fueron al piso con ellos dos del Jumbo Visma. Tony Martin y Luke Rowe se pararon de inmediato. A Geraint Thomas le tuvieron que hacer una reducción en caliente porque se le salió el hombro, y con varias laceraciones en su cuerpo pudo volver al grupo y salvar el día. Robert Gesink no pudo regresar. Una fractura de clavícula lo obligó a retirarse.
Al paso por la zona urbana de Josselin, donde se guarda con sigilo el relicario de la virgen milagrosa, se rezó la segunda caída. Después de una curva, al entrar a una calle estrecha en la zona urbana, se enredaron Bennett y Dlamini, dos pedalistas del Qhubeka. Las otras cuatro caídas del calvario de hoy se presentaron en los últimos 10 kilómetros. En Locminé, el lugar de los monjes, la tercera caída tuvo como protagonista a Miguel Ángel López con otro grupo de pedalistas. La carrera ya estaba lanzada y alcanzar el grupo principal iba a ser tarea imposible. Los equipos de los velocistas y los corredores de clasificación se peleaban la parte frontal del grupo en una vía estrecha. A 7 kilómetros de meta, la cuarta caída la protagonizaron Primoz Roglic, Steven Kruijswijk y una decena de pedalistas más. El esloveno derrapó hacia la izquierda y aunque el Jumbo le dejó todo el equipo para reintegrarlo tampoco pudo alcanzar.
Faltaban dos estaciones. A 3,5 kilómetros, la quinta caída involucró a varios esprinters. en una curva, Arnaud Demare perdió el control de la bici tras tocar otra rueda y literalmente voló hacia la derecha. Producto de la caída, el grupo se fraccionó en varios colectivos. Adelante quedaron 19 pedalistas, pero la etapa la disputaron 17. Faltaba una caída más. A 300 metros de la meta, Caleb Ewan hizo un movimiento brusco de derecha a izquierda y en la caída se fue al piso con Peter Sagan, que venía a su rueda. El australiano tuvo que abandonar.
La entrada a la meta fue como las cuentas de un rosario. Entró primero el grupo de los velocistas, con Carapaz filtrado en él, y con victoria de Tim Merlier. 14 segundos después entró un segundo grupo de sobrevivientes con hombres de renombre como Enric Mas, Wilko Kelderman, Sergio Luis Henao, Nairo Quintana y Jakob Fulgsan. A 26 segundos el grupo de jefes de filas con Pogacar, Urán, Higuita, Gaudu, Lutsenko, Thomas y Chaves entre otros. A 1’21» llegaron los lacerados: Supermán López, Roglic, Bilbao y Kruijswijk.
La llegada a Pontivy será recordada por el significativo daño que causó la etapa. Hoy no se habló de las estrategias de los equipos ni de los hermosos castillos del sector. Fue un día de caídas, ambulancias, laceraciones, abrasiones, fracturas, retiros, radiografías y estrés. Mañana habrá otra etapa plana. 150 kilómetros entre Redon y Fougeres. Hay amenazas de vientos cruzados. Ojalá sea un día para curar heridas. Recemos para que así sea.