Ciclismo con J

Publicado el Jhon Jaime Osorio

Tour 2020 – Día 7: El viento logró lo que la montaña no hizo

No hay guerras sin víctimas. Ni siquiera las anunciadas. En esas también hay soldados que caen. Desde que se diseñó el Tour, la etapa 7 estaba marcada como una jornada de vientos, de abanicos. Eran 168 kilómetros por los departamentos de Tarn y Aveyron, donde la palabra llano no existe en los mapas. Cuando tomaron la partida, todos sabían que el recorrido de hoy no daba respiro. Y así fue. Era un trayecto quebrado con sectores, como el paso por Castres, donde el viento sopla de costado sobre la carretera todo el año. El libreto era claro, pero hubo intérpretes que no lo entendieron; o no pudieron con él. Lo que no hizo la montaña ayer lo hizo el viento hoy. El viaje hasta Lavaur etapa sacudió la clasificación general.

A la fuerza del viento, se sumó la estrategia del Bora Hansgrohe. A 9 kilómetros de la salida, en la tierra del queso Roquefort, había un premio de montaña de tercera categoría. Desde que se bajó la bandera en Millau, el equipo de Peter Sagan apretó el paso para sacar a los esprinters. Lo logró. Caleb Ewan y Sam Bennett se descolgaron del grupo. 50 kilómetros más adelante estaba el esprint intermedio. Sagan fue segundo y matemáticamente recuperó la camiseta verde de la clasificación por puntos. Objetivo cumplido. El grupo estaba partido en tres y el Bora siguió tirando en el recorrido por el valle del Agout. El siguiente propósito era la búsqueda de la victoria parcial y el dios Eolo estaba de su parte.

Con el clasicismo francés del siglo XVII plasmado en la arquitectura de los castillos, iglesias y construcciones del sector, el grupo de punta fue manejado por los clasicómanos del Bora. Al paso por el Museo Goya en la ciudad de Castres, en el sector donde el anemómetro tenía sus registros más altos, el Ineos Grenadiers se exhibió al frente, hizo un cambio de ritmo y generó un corte en el grupo que fue determinante. Tadej Pogacar, Mikel Landa, Esteban Chaves, Bauke Mollema y Richie Porte perdieron contacto.  Adelante quedaron solo 41 pedalistas. Los 43 kilómetros finales fueron a ritmo de ventarrón con el aporte de varios equipos. En la meta, el grupo de los damnificados se reportó con 1’21» de retraso. La brisa hizo su daño.

La etapa se definió con un esprint un poco desorganizado. El NTT usó a Michael Gogl como lanzador de Edvald Boasson Hagen. Lo entregó el esprint a 200 metros de la meta. No contaban con la velocidad explosiva de Wout Van Aert. Pasó por un rincón con la fuerza de un huracán. Reclamó su segunda victoria parcial y la tercera del Jumbo Visma. Para el equipo de amarillo los vientos del Tour han sido favorables hasta ahora.  Han ganado 3 de 7 etapas y tienen a Roglic segundo en la general y a Dumoulin quinto.

Mañana vuelve la montaña. El Tour llega a los Pirineos. Ni empieza ni termina subiendo, pero en menos de 100 kilómetros pasará por el Col de Menté, la cima de Balès y el puerto de Peyresourde. Este último, a 11 kilómetros de meta, tendrá bono adicional de 8 segundos a quien lo corone en primera posición. Hay equipos obligados a intentar recuperar lo que el viento se les llevó. Habrá montaña dura. Están avisados.

 

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