El Tour de Francia abandonó hoy la región de Niza. La tercera etapa se metió por los caminos de Grasse, siguiendo la ruta de Napoleón cuando regresó con sus tropas del destierro en la isla de Elba. Después de atravesar un sector de carreteras onduladas, llenas de peñascos y viejos castillos, el contingente de 173 pedalistas llegó a la línea de meta y resolvió con el libreto esperado, al esprint. En la jornada de ayer no hubo bajas. En la de hoy, que fue un largo recorrido de 198 kilómetros asumidos con calma, se fue a casa Anthony Pérez tras una caída en uno de los descensos de los pequeños puertos. La emoción del día estaba atrincherada para los últimos 200 metros en las calles de Sisteron.
Más que una verdadera fuga, la salida de hoy pareció un pequeño contingente de avanzada que repasó los premios de montaña del camino. En esa legión, que saltó con la venia del grupo principal apenas bajaron la bandera en la salida, aparecieron inicialmente Jerome Cousin, Anthony Pérez, Benoit Cosnefroy y Oliver Naesen. El último de esta lista fue el primero en bajarse. Regresó sin novedad al grupo 7 kilómetros después. Cosnefroy disputó con Pérez los dos primeros puertos de tercera categoría. Pérez sumó los puntos suficientes para subir al podio como nuevo dueño de la camiseta de lunares rojos, pero en una bajada se fue al piso, se fracturó la clavícula y le dijo adiós al Tour.
El otro integrante del grupo de fuga, Cousin, se quedó solo en la punta de la carrera en el kilómetro 70. Hizo una carrera de resistencia. Si Napoleón aguantó 11 meses en la isla antes de embarcarse en Ponrtoferraio para recorrer estas carreteras, Cousin aguantó 100 kilómetros más por las mismas rutas antes de ser absorbido por el grupo principal en las goteras de Sisterón. El sitio de meta, que será el mismo de la salida mañana, es un pueblo alpino y provenzal. Allí acampó rumbo a París el «general Corso», emocionado por el apoyo de la gente luego de un viaje con muchos obstáculos. Allí también recibió Cousin una gran ovación. Firmó una aventura de 170 kilómetros en terreno ondulado, 70 acompañado y 100 en solitario. No ganó, pero fue el combativo del día y de lo corrido del Tour.
En Sisteron se resolvió la etapa, como está previsto, con una llegada masiva. Entró un destacamento numeroso que dejó que los esprinters resolvieran entre ellos. Al australiano Caleb Ewan, de solo 1,65 de estatura, le bastaron 150 metros para salir de la nada por un costado y sobrepasar a Sam Bennet de forma espectacular. Sorprendió. Combinó a la perfección velocidad y habilidad. Ganó y recuperó el rótulo de emperador de la velocidad que ya había ganado el año pasado en la carrera francesa.
El regreso de Napoleón a París desde la Isla dio apertura a la Campaña de Waterloo, llamada también el periodo de los 100 días. La llegada a Sisterón deja listo al grupo para una posible batalla mañana con la primera llegada en alto de esta edición. Viajarán hasta Orcières-Merlette, una estación alpina en la que Julian Alaphilippe tendrá que defender su camiseta de líder. No será el día definitivo, pero tendrán que sortearlo con cuidado aquellos que quieran seriamente entrar triunfales a París.