Ciclismo con J

Publicado el Jhon Jaime Osorio

Tour 2019 – Día 19: En «etapa interruptus» Egan Bernal concibe el liderato

Etapa interruptus. Los comisarios tuvieron que detenerla en medio de la emoción. Nadie contaba con la nieve hoy y ella llegó sin invitación, a 30 kilómetros de la meta.  Nieve, deslave, agua, deshielo y derrumbe en la vía. Los ciclistas no lo vieron porque no habían llegado hasta ese punto de la vía. Los comisarios sí, porque es parte de su tarea. En medio de ese caos, Egan Bernal ya era dueño de la camiseta amarilla.

El Col d’Iseran es el techo de la edición 106 del Tour. Uno de los reyes alpinos. El puerto por carretera más alto de Los Alpes.  Su cima está a 2.770 metros sobre el nivel del mar. Casi toca el cielo. Con su aire fino y puro se ablanda el físico y se dificulta respirar. El oxígeno escasea y la hipoxia hace estragos. Iseran es un premio de montaña menospreciado, pues solo en ocho ocasiones ha sido incluido en la carrera. Nunca como meta. Hoy también fue ascenso de paso. Estaba en el kilómetro 89 de los 126 que tenía la etapa. La clave de la jornada  estaba allí.

El recorrido corto ofrecía una etapa dinámica. Antes del Iseran pasaron muchas cosas. Cuando se bajó la bandera, Dan Martin, Vincenzo Nibali, Pello Bilbao y Jesús Herrada intentaron la fuga. El paso fue explosivo en el grupo principal. A los 4 que iniciaron les duró poco la aventura. De atrás llegaron Rigoberto Urán, Alejandro Valverde, Warren Barguil y una veintena de ciclistas más. El lote del líder les cedió un minuto. Mientras esto ocurría, Tibaut Pinot, el rey de los Prineos, el quinto de la clasificación general, el gran favorito de los franceses, sencillamente se desplomó. Ayer sufrió un golpe en la rodilla con su manillar y hoy le repercutió. Impotencia. Vivió un viacrucis y en el kilómetro 35 del recorrido dijo adiós.

El Iseran son 12,9 kilómetros. En ese recorrido se pasa de 1.000 a 2.700  metros sobre el nivel del mar. Cuando comienzan a subir la temperatura es de 24 grados centígrados y cuando pasan el alto el frío arropa a 4.  Apenas comenzaron el ascenso, el grupo principal se redujo con el paso del Ineos. En la mitad de la cuesta solo quedaban los capos de escuadra metidos en la pelea por el título. Egan arrancó con fortaleza y se lanzó a buscar su sueño. Lo consiguió a 2.770 metros de altura. Alcanzó a los de la fuga, los sobrepasó y cruzó el puerto como puntero de la etapa, capturó 8 segundos de bonificación y cuando cruzaron los demás ya era líder virtual de la carrera.

Detrás de Egan pasaron Simon Yates  y Warren Barguil que se llevaron las otras bonificaciones. A 50 segundos pasó un grupo con Thomas, Urán, Kruijswik, De Plus, Buchmann y Nibali. Alaphilippe pasó a 2’07». Quedaba por delante un descenso largo y un premio de montaña de 7,4 kilómetros para llegar a Tignes. A esa meca del esquí y de los deportes de invierno la carrera nunca llegó. Los comisarios de carrera revisaron la vía y se vieron obligados a suspender. Nadie lo entendía. Los ciclistas iban en un descenso largo en terreno seco y el problema en la vía era más adelante. Desconcierto. Incertidumbre total.

Una hora después ya todo era oficial: El liderato de Egan, la cancelación de la última parte de la etapa, las diferencias en la clasificación general de 48 segundos sobre Alaphilippe y 1’16» sobre Thomas, la fiesta, la locura, la emoción desbordada. el éxtasis.

Aunque geográficamente no sea cierto, faltan solo 59 kilómetros para llegar de Los Alpes a París. Eso tiene la etapa de mañana. Menos de lo que habían programado. También la recortaron. Las condiciones climáticas obligaron a tomar la medida. En el diseño original tenía tres puertos: uno de primera categoría en el kilómetro 36, uno de segunda en el kilómetro 75 y uno fuera de categoría en la llegada en Val Thorens. Ese último tiene 33,4 kilómetros de para arriba para llegar a 2365 metros. Qué ansiedad. Se hará solo la subida final como parte de un recorrido de 59 kilómetros.  París quedó más cerquita.

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