Ciclismo con J

Publicado el Jhon Jaime Osorio

Giro – Día 9: Sin aire, no sin piernas

En términos ciclísticos, cuando se sube a más de 2.000 metros de altura sobre el nivel de mar el aire empieza a escasear, se siente «más pesado». En términos científicos, a medida que aumenta la altura la presión atmosférica disminuye y por ende la presión del oxígeno también. A más altura, hay menos número de moléculas de oxígeno por unidad de volumen, esto hace que los pulmones sean menos eficaces, especialmente durante el ejercicio; y que el cerebro, se resiente en su funcionamiento. Obviamente, si se llega a esa altura viniendo del nivel del mar, con una temperatura de 6 grados centígrados y después de rodar 200 kilómetros antes de empezar la subida, el efecto puede ser mayor; no en todos, pero sí en algunos ciclistas como Cristopher Froome.

En términos ciclísticos, el británico hoy se quedó «sin piernas»; en términos científicos, lo afectó la altura y  se quedó «sin aire». Perdió 1’07» en la llegada, salió del top 10 y se empezó a distanciar en la clasificación general. Otro que se quedó congelado en el ascenso al Gran Sasso en los Montes Apeninos, en todo el corazón de Italia, fue el local Fabio Aru, que llegó detrás de Froome. Son dos de los favoritos al título final del Giro pero la montaña hoy les pasó factura, les quitó el oxígeno.

En las montañas, a medida que se sube, el aire es menos denso. En el cuerpo, la oxigenación del cerebro es menor, la coordinación motora no es la misma y la capacidad de razonamiento es menor. Hoy el lote llegó a 2.130 metros de altura sobre el nivel del mar. Es poco, si se compara con la altura de ciudades como Manizales, Bogotá o Pasto. Es mucho, si se recuerda que hablamos de ciclistas que llevan una semana de competencia, que los 3 primeros días rodaron por el desierto a altas temperaturas, que los 3 días siguientes estuvieron al nivel del mar en la isla de Sicilia y que hoy llevaban 200 kilómetros previos. Y eso, sin hablar de las presiones externas, que en el caso de Froome también tienen algo que ver con el oxígeno.

 La etapa la ganó el líder Simon Yates sobre Tibot Pinot y Esteban Chaves. Los tres sabían que no necesitaban un ataque fuerte sino un paso constante, porque la altura se encargaría del resto. Cuando falta el oxígeno, el potenciómetro no marca. Los tres punteros les sacaron segundos valiosos a todos sus rivales. Muy pocos a Dumoulin, solo 12. Muchos a Froome y Aru, que perdieron más de 1 minuto. Mañana será jornada de descanso, para que más de uno tome su segundo aire. Entre el primero y el 15 de la clasificación solo hay 2’36», diferencia muy corta se se piensa en 34 kilómetros contra el cronómetro en la última semana.  Falta mucho. Es una carrera de resistencia física, mental  y pulmonar.

Por ahora Yates y Chaves hacen un 1-2 histórico para su equipo, el Mitchelton-Scott, en la clasificación general. Han ganado dos etapas, también hacen el 1-2 en la clasificación de la montaña y son líderes por equipos; un golpe sicológico para sus rivales, especialmente para Froome que nunca había perdido más de un minuto ante dos rivales directos de una misma escuadra.  El Giro pasará tres veces más a 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar, lo que los obliga a todos a tener buenas reservas… Hasta a la productora de televisión que hoy, como Froome, no tuvo «aire» al final.

 

 

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